Luces y sombras del cierre de Al Jazeera America
Al Jazeera cierra su canal de cable en Estados Unidos. La cadena catarí lo anunció esta semana y se hará efectivo a finales de abril. Termina así un sueño que prometía nuevos caminos en el periodismo televisivo pero que también causaba preocupación a los que damos valor a la independencia de los medios.
Al Jazeera cierra su canal de cable en Estados Unidos. La cadena catarí lo anunció esta semana y se hará efectivo a finales de abril. Termina así un sueño que prometía nuevos caminos en el periodismo televisivo pero que también causaba preocupación a los que damos valor a la independencia de los medios.
La aventura duró poco. Al Jazeera había comprado el canal Current TV al ex vicepresidente Al Gore en agosto de 2013 por 500 millones de dólares. Para su expansión a América, contrataron a reputados periodistas de la ABC, de CNN, de la FOX… Tenían grandes ambiciones.
Pero desde el comienzo se encontraron con un serio inconveniente: los grandes distribuidores, AT&T y Time Warner Cable, se negaron a incluir su señal en sus ofertas: alegaban que tenían contratos con Current TV, no con Al Jazeera. Sin embargo, la operación siguió adelante: el petróleo del emirato de Catar proveía fondos casi ilimitados. Hasta que el precio del petróleo se desplomó. De cien dólares el barril a treinta, y puede que siga bajando.
“Nuestro modelo de negocio no es sostenible”, reconoció este miércoles en una carta a los empleados Al Anstey, consejero delegado de la filial de la cadena en EEUU.
¿Es una noticia buena o mala? Por un lado, si bien no tenían mucho público, Al Jazeera significaba una voz distinta, la entrada de otras perspectivas y puntos de vista en un mercado con miles de canales todos difundiendo la misma idea. Al Jazeera entrevista a las víctimas de los drones que lanza Estados Unidos; a los palestinos víctimas del cerco israelí; a los campesinos de África; a los intelectuales de Oriente. Y se cuentan historias largas, complejas, bien investigadas, hechas por los reporteros de la emisora o por periodistas y productores free-lance con ideas nuevas y miradas alejadas del discurso “mainstream”.
Pero por otro lado, como denuncia el director adjunto de El País Lluís Bassets en su libro “El último que apague la luz. Sobre la extinción del periodismo”, Al Jazeera es la punta de lanza de los “medios soberanos”, que responden a los intereses de los gobiernos que los sostienen. Y si en muchos temas pueden informar con libertad porque no dependen del dinero de las grandes corporaciones, en lo que hace al creciente poder del país que paga todas sus facturas, Catar, esa libertad encuentra su límite. Ahora, cuando los televidentes necesitan entender el conflicto entre los bandos suníes y chiíes en Medio Oriente y cuando se debate la organización del Mundial de Fútbol de Catar, Al Jazeera usa su prestigio para avanzar la causa de su dueño.
Los “medio soberanos” tienen sus peligros, como muestra el avance de Russia Today y el canal chino CCTV, que mezclan sin pudor información y propaganda. Sin embargo y sabiendo esto, Al Jazeera sigue siendo una voz necesaria por la calidad de sus noticias, la amplitud de sus voces y puntos de vista y la profundidad de sus documentales.
Con sus luces y sombras (que el televidente advertido conoce), creo que su desaparición