Sociedad de ausentes
La noticia dice que una niña de tres años, en Toulouse, ha muerto al tragarse un juguete de los huevos Kinder Sorpresa. Ya hay quien quiere responsabilizar a Ferrero del fallecimiento de la menor. Soy muy fan de estos huevos y sé que la empresa los cataloga para mayores de tres años y recomienda en su uso la supervisión de un adulto. ¿Dónde estaban los padres de la niña? ¿Quién la cuidaba en ese momento?
La noticia dice que una niña de tres años, en Toulouse, ha muerto al tragarse un juguete de los huevos Kinder Sorpresa. Ya hay quien quiere responsabilizar a Ferrero del fallecimiento de la menor. Soy muy fan de estos huevos y sé que la empresa los cataloga para mayores de tres años y recomienda en su uso la supervisión de un adulto. ¿Dónde estaban los padres de la niña? ¿Quién la cuidaba en ese momento?
Creo que vivimos en una sociedad de ausentes. No solo de padres ausentes. También de políticos, de periodistas y de ciudadanos. Los padres desatienden a sus hijos por andar ocupados en sus trabajos o sus negocios o sus amantes o amigos. Los políticos olvidan el interés público dedicarse a sus circos, a sus chanchullos o a sus pactos. Los periodistas descuidan realidades, y a veces incluso verdades que duelen, porque no venden o resultan incómodas para los poderosos o suponen más riesgo. Los ciudadanos desestimamos todo lo que no va con nuestros propios intereses porque nos desinstalan, o nos remueven la conciencia o nos obliga a complicarnos la vida. Y vamos construyendo entre todos una sociedad de ausentes.
Me preocupa que las cosas suceden y a nadie importan fuera de sus propias víctimas. Nos hemos acostumbrado a la impasibilidad frente a las injusticias. Ya casi nada nos molesta ni nos hace reaccionar. Ni las faltas de respeto, ni las injusticias, ni las atrocidades inhumanas, ni los absurdos políticos y sociales que estamos presenciando. Vivimos tan anestesiados que vamos sobreviviendo como ausentes. Parece que nos hayan transferido horchata en las venas. Mientras no nos toquen… Pero cuando nos llega el turno, no hay nadie y nos extrañamos. Se nos olvida que ese mismo ha sido nuestro patrón de conducta desde hace tiempo.
Pienso en la historia, cómo han luchado nuestros antepasados y cómo hemos tirado la toalla nosotros. Lo que me pregunto es si realmente sabemos qué tipo de sociedad queremos, cuánto nos importa el bienestar de todos… ¿Cómo es que hemos dejado de sentirnos una sola familia humana? ¿Cuándo hemos perdido la sensibilidad por el otro? ¿No será que el bienestar, y eso que llamamos globalización, en realidad solo han sido un materializarnos y deshumanizarnos?