Jodidos pero contentos

La cúpula dirigente de los Emiratos Árabes Unidos ha anunciado que creará un Ministerio de la Felicidad y la Tolerancia, porque este paisito del Golfo Pérsico quiere ser “utópico” y molar cantidad. Está claro que el pueblo emiratí necesita regular su felicidad y es por ello que el gobierno, en plena reestructuración de su aparato administrativo, ha decidido tomar cartas en el asunto y ministerializar la cosa en sí

Para serles totalmente sinceros, jamás pensé que la ideología de la felicidad fuese a penetrar también en la dura cáscara del Islam, pero está claro que al menos en los EAU han decidido abrazar el invento.

El problema con la idea de felicidad es conocer cuáles son sus contenidos, saber realmente de qué estamos hablando. Se asemeja a una especie de caja vacía en que cada consumidor satisfecho introduce lo que quiere: la niña quiere un poni para pasear por el desierto y es feliz, en cambio el chaval quiere un Ferrari, también para pasearlo por el desierto, y se le hace el pito caramelo. Los padres querrán fardar en las reuniones familiares de su último viaje a Marbella y eso los colmará de dicha.

Pero últimamente los hay con una felicidad divina que tiene consecuencias desdichadas para algunos individuos humanos; que se lo digan a las víctimas del yihadista John, que transmite toneladas de felicidad cuando decapita infieles.

No pasa nada. Lo importante es ser feliz. Always look on the bright side of life y a tomar vientos todo.

Ahora bien, con la crisis que vive la península arábiga, debida principalmente a la bajada de los precios del petróleo y la tensión con Irán, algunos de los habitantes que, por distintas razones lo estaban pasando mal, ahora lo pasarán aún peor. No pasa nada. Para eso está el Ministerio de la Felicidad, para hacerte feliz aunque las estés pasando canutas.

De hecho, les regalo el lema de su primera campaña de propaganda institucional: “Jodidos sí, pero contentos.”