Sin rastro
Ignoro si alguna vez has deseado ser transparente, yo sí. De niña fabulaba con lo que planearía si fuese invisible y mis fechorías pasaban por colarme en El Corte Inglés y arramblar con lo que cupiera en un carrito, sin caer en que ni él ni lo que metiera dentro pasarían inadvertidos.
Ignoro si alguna vez has deseado ser transparente, yo sí. De niña fabulaba con lo que planearía si fuese invisible y mis fechorías pasaban por colarme en El Corte Inglés y arramblar con lo que cupiera en un carrito, sin caer en que ni él ni lo que metiera dentro pasarían inadvertidos.
Radiohead ha alcanzado la invisibilidad. La banda británica ha logrado lo que muchos querríamos: que al googlear nuestro nombre el resultado no escupiera aquel titular estúpido que dijimos un día en que el ingenio se declaró en huelga. O esa foto en Facebook junto a un ex del que ahora nos avergonzamos. Pruébalo. Teclea su nombre y encontrarás la presencia de su ausencia, pero sus redes y la web no recogen dato alguno. A punto de publicar un nuevo trabajo, la campaña se prevé sobradamente eficaz.
Pero supongamos que no existe una estrategia de venta y notoriedad detrás, sino el deseo de ser sin estar. Difícil. Este no es mundo para los tímidos, ni para los discretos. Menos aún para los secretos. Internet delata a cualquiera que sume en su haber un puñadito de responsabilidades –nimias y vulgares-incluso cuando confiese aversión a las redes sociales y voluntariamente no aparezca en ninguna. En la práctica esta clase de voluntad resulta un bien escaso, cuesta dinero y casi siempre deja alguna fisura en nuestra línea de flotación: puede ser una multa de tráfico, esas oposiciones que aprobaste un feliz día, la cámara de Google Maps, alguien que se toma un selfie en una cafetería sin percatarse de que tú estás detrás pagando distraído tu café… mil gestos cotidianos pueden delatarte.
Ya no anhelo aquel carrito de la compra. Ahora me atrae una invisibilidad que me permitiera llegar a algunos corazones para conocer qué guardan sus silencios. Allí donde las redes sociales no ejercen ningún dominio.