Cazando moscas
No me lo he bajado. No he sentido la atracción de buscar un bicho virtual tras cada esquina. Nunca me dio por jugar a los Pokémon y no creo que me entre la adición ahora. Engancharse a un juego de móvil no se hizo para mí, que tuve que practicar con los Angry Birds una y mil veces a ver si les pillaba el truco. Sin embargo, y puesto que hay gente pa tó –como respondió el torero Rafael El Gallo a Ortega cuando éste le comentó que era filósofo-, no me extraña que alguien se pase las horas muertas dándole al pulgar, ahora lo que no termino de entender es qué pinta uno en mitad de la Castellana cruzando en rojo embobado en la pantalla. La ciudad no se ha hecho para distracciones, ni la vida para quienes no respetan verjas, vallas ni propiedades privadas. En EEUU un señor ha disparado contra un par de adolescentes que avistaban Pokémon´s en su garaje, mientras que aquí saldríamos sartén en mano. Y pareciéndome aberrante la tenencia de armas –más aún emplearlas a bulto- discrepo de los que contemplan la aplicación como un simple entretenimiento. Es un peligro público.
No me lo he bajado. No he sentido la atracción de buscar un bicho virtual tras cada esquina. Nunca me dio por jugar a los Pokémon y no creo que me entre la adición ahora. Engancharse a un juego de móvil no se hizo para mí, que tuve que practicar con los Angry Birds una y mil veces a ver si les pillaba el truco. Sin embargo, y puesto que hay gente pa tó –como respondió el torero Rafael El Gallo a Ortega cuando éste le comentó que era filósofo-, no me extraña que alguien se pase las horas muertas dándole al pulgar, ahora lo que no termino de entender es qué pinta uno en mitad de la Castellana cruzando en rojo embobado en la pantalla. La ciudad no se ha hecho para distracciones, ni la vida para quienes no respetan verjas, vallas ni propiedades privadas. En EEUU un señor ha disparado contra un par de adolescentes que avistaban Pokémon´s en su garaje, mientras que aquí saldríamos sartén en mano. Y pareciéndome aberrante la tenencia de armas –más aún emplearlas a bulto- discrepo de los que contemplan la aplicación como un simple entretenimiento. Es un peligro público.
Tirando un poco de metafísica y otro poco de física cuántica es plausible que en esta realidad en donde nos deslizamos habiten otras e incluso no descarto que mentes preclaras sean capaces de intuirlas, lo que no las valida para entrar en mi casa a cazar fantasmas.
Pokémon Go lo protagonizan unos espectros virtuales que se cruzan en tu camino, descansan en el capó de tu coche o se esconden en el portal sin tu permiso, y a los que miles de personas se mueren por dar caza con la inofensiva arma de un móvil. Visto así, el enemigo está más cerca que nunca.