Podemos o la política como pasatiempo
Animados por la pasión deambulatoria y motorizada que inagurara Hazte Oír, Podemos ha decidido iniciar una andadura política sobre ruedas a bordo de un autobús. Puede parecer la sinopsis de algún programa de telerrealidad de poca audiencia, pero lo cierto es que esa es exactamente la última ocurrencia del partido que dirige Pablo Iglesias.
Animados por la pasión deambulatoria y motorizada que inagurara Hazte Oír, Podemos ha decidido iniciar una andadura política sobre ruedas a bordo de un autobús. Puede parecer la sinopsis de algún programa de telerrealidad de poca audiencia, pero lo cierto es que esa es exactamente la última ocurrencia del partido que dirige Pablo Iglesias.
El Tramabús ha comenzado a recorrer España con una vocación inequívoca por conocida: dar la nota. Los líderes de Podemos parecen haber asumido que el trabajo parlamentario no es su punto fuerte, y lejos de pretender enmendarlo, han decidido dedicar el periodo de entre-elecciones a hacer lo que mejor se les da: campaña.
Estos días de Semana Santa anunciaban su nueva iniciativa en las redes sociales, difundiendo su mensaje junto con un autobús recortable, que después uno podía dar forma hasta aparecer una maqueta bien chula. Es una idea estupenda para amenizar las vacaciones tirado al sol, en la playa, o a resguardo de las procesiones, en casa. También podían haber inventado una sopa de letras en la que encontrar los nombres de los grandes protagonistas de “la trama”, o un juego de unir puntos hasta conformar la silueta del majestuoso autocar.
La última actuación de Podemos pone de manifiesto su renuncia a tener un impacto transformador en la política española: elaborar proposiciones de ley exige destreza, dedicación y constituye una labor ardua y farragosa que con frecuencia tiene poco reflejo mediático. En cambio, el ingenio comunicativo resulta mucho más recreativo y encaja mejor con esa visión romántica y lúdica de la política que tienen muchos de los cuadros de Podemos.
El compadreo entre el poder político y económico es digno de denunciarse y perseguirse, pero no se combate a bordo de un autobús escolar. Vienen del activismo social y de urdir revoluciones divertidas en la cafetería de la facultad y parece que, al cabo, eso es todo lo que querían hacer. Como un autobús recortable, la política es para Podemos un pasatiempo. Pero uno, ahora sí, muy bien remunerado.