MyTO

Oportunismo morado

«Iglesias y su séquito no dudarán en erosionar las instituciones para salvar su piel»

Opinión

Fernando Alvarado | EFE

  • Laura Fàbregas (Barcelona, 1987) se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus primeros pasos en el periodismo los dio en Catalunya Ràdio, cubriendo la información política desde Madrid. También trabajó en la corresponsalía de Roma de la emisora radiofónica Cadena Ser, y posteriormente estuvo cinco años trabajando para la delegación catalana de El Español hasta incorporarse en la sección de Nacional, donde abarcó la actualidad del Gobierno. Su última etapa antes de desembarcar en The Objective fue en Vozpópuli como redactora de política.

Podemos nació contra las políticas de austeridad impuestas por Bruselas tras la crisis financiera de 2008 y, paradójicamente, ahora que ha llegado al Gobierno y la crisis del coronavirus obliga a desarrollar una política expansiva, Pablo Iglesias, debe hacer frente a sus problemas con la justicia.

Eso significa que en lugar de estudiar qué medidas son las más acertadas para ayudar a todos aquellos ciudadanos que lo están pasando mal, en Podemos destinarán todos sus esfuerzos en preservar la figura del líder supremo.

Como pasó con Ciudadanos, Iglesias es el principal activo de Podemos, pero también su principal obstáculo. Y la situación actual pone en evidencia como nunca el oportunismo político de un líder que ya en 2015 usó el sufrimiento de “la gente” para sus intereses personales. Es decir, hasta convertirse él mismo en la casta que tanto criticaba.

Iglesias y su séquito no dudarán en erosionar las instituciones para salvar su pielEste jueves hemos visto el inicio de una campaña de desprestigio contra el juez del caso Dina que, por cierto, también lleva el caso Kitchen contra el PP. Pero por lo visto a Mariano Rajoy no se le ocurrió decir que a él también le persiguen por sus ideas políticas.

Si las investigaciones judiciales se confirman, se trata de una situación que el propio Iglesias instigó cuando decidió basar su campaña electoral en las “cloacas del Estado” y presentarse como víctima mediante una denuncia falsa. Como buen populista, quiso usar el victimismo como motor político… Y, desafortunadamente, su llegada en el Gobierno no le han convertido en un estadista.

Una vez más, será el PSOE quien deberá decidir si se suma a la diatriba contra los jueces de Iglesias, que busca mezclar las investigaciones judiciales que le afectan con la renovación del Consejo General del Poder Judicial, o se centra en una nueva etapa que tendrá la gestión de los fondos europeos como piedra angular.