Un desastre
«El nacionalismo catalán podría formar de nuevo gobierno. Viendo lo que han hecho en las dos últimas legislaturas parece algo más que una mala idea: un desastre para el país»
El nacionalismo catalán podría formar de nuevo gobierno. Viendo lo que han hecho en las dos últimas legislaturas parece algo más que una mala idea: un desastre para el país. Otra vez un constitucionalista gana por votos las elecciones catalanas y muy probablemente se quedará sin gobernar la Generalitat. Esperemos que en esta ocasión no huyan hacia Madrid. Una de las consecuencias de la incomprensible espantada de Ciudadanos ha sido la debacle total en estas elecciones. Algunos diputados de C’s estarán ahora mismo llamando a la sede de Vox, otro partido nacionalista que triunfa en Cataluña. Otro desastre.
Todo queda en manos de los trileros de las negociaciones. Todavía sería posible un gobierno tripartito de izquierdas. La suma de PSC, ERC y COMÚ PODEM consigue una mayoría absoluta. Parece difícil que se materialice tal opción, sobre todo por parte de los republicanos, que podrían considerar el envite pan para hoy y hambre para mañana. Sería, sin embargo, la única manera de romper el eje nacional, que ha marcado de manera perniciosa la agenda política de los últimos años, para restablecer de nuevo la divisoria izquierda/derecha.
De momento, vendrán meses especulativos. También Madrid deberá tomar nota de algunos hechos incuestionables: el voto independentista[contexto id=»381726″] va al alza; los socios del gobierno no consiguen remontar su marca en Cataluña; el consitucionalismo no suma para formar una alternativa de gobierno que rompa la endiablada dinámica procesista; el efecto Illa no ha sido suficiente.
Así de entrada, puede que la primera idea genial sea desempolvar la mesa de negociaciones con el fin de desencallar el eterno “conflicto”. Más de lo mismo. Seguiremos en el mismo atolladero con las mismas gesticulaciones y la retórica inflamada con vistas a la propia galería. También a las situaciones calamitosas se les puede sacar partido. Algunos, gracias al desastre, se están regalando la vida.