Días de Aspen en Ronda
«A medida que las personas se vuelven más confiadas para hablar en redes sociales de forma anónima, se van perdiendo las viejas formas»
Jueves. El Morabito. El primer día hemos debatido el famoso discurso de las armas y las letras de Miguel de Cervantes. He hecho lo que he podido, y no me ha resultado fácil, pero era mi interpretación de este debate. Los grandes ideales no se conquistan con pura labor intelectual, las naciones no se mantienen en paz ni van hacia la justicia solo con la teoría, sino también con acción, con la praxis. El inmortal caballero de La Mancha era un hombre de acción, no solo de letras.
Viernes. La Real Maestranza de Caballería de Ronda. Hemos empezado a las 9 con la historia del anillo de Giges, de Platón. A medida que las personas se vuelven más y más confiadas en su capacidad para hablar y actuar en redes sociales de forma anónima, adquieren más confianza en compartir sus pensamientos públicamente, pero también se van perdiendo las viejas formas. De hecho, creo que la gente está mudando la piel del anonimato y mostrando su verdadera cara, dado que se puede decir cualquier cosa y todo está permitido. Pienso en lo que dijo Kierkegaard: «Nuestra época recuerda la de la decadencia griega: todo subsiste, pero nadie cree ya en las viejas formas. Han desaparecido los vínculos espirituales que las legitimaban, y toda la época se nos aparece tragicómica: trágica porque sombría, cómica porque aún subsiste». Todd Breyfogle consigue durante el seminario despertar esos vínculos espirituales. Hemos continuado con Ortega, Benjamin Constant, Amartya Sen, un discurso visionario de Juan Pablo II. En algún momento me he quedado (casi) sola criticando el socialismo. Por la tarde hemos visitado la Plaza de Toros más bonita de España. Es apabullante la Cultura que respira el museo taurino que alberga, las dinastías de toreros que por aquí han pasado. Pedro Romero, torero que Francisco de Goya inmortalizó en un retrato. Nos cuentan la evolución y consagración definitiva de las corridas de toros como fiesta eminentemente popular, y ojalá sobreviva a las manazas de los nuevos diletantes de la cultura.
Sábado. De nuestros debates literarios de hoy destacaría Thoughts about music, de Josef Pieper. Un texto que todo el mundo con un mínimo de sensibilidad musical debería leer. «La música abre un camino hacia el reino del silencio. La música revela el alma humana en absoluta desnudez, como lo era, sin las cortinas lingüísticas habituales», dice Pieper. Es evidente que el lenguaje y la lógica se prestan peor a la representación del universo, y que la música puede influir en las emociones, en el comportamiento e incluso en la moral de un individuo, o de una sociedad. Hemos acabado escuchando un concierto de Iñaki Sandoval, completamente a oscuras. Algunos se han tumbado debajo del piano mientras sonaba Hotel Existence y el nocturno No.3 en E♭mayor de Chopin. Música, libros y conversaciones. Y aquí estamos, reunidos para conversar y recuperar hábitos que hemos sustituido por las pantallas. Pienso que hay que ser un poco bruto para criticar a la ciudadela de los nostálgicos, a los que echan raíces. Un árbol cuyas raíces están casi completamente podridas cae al primer golpe, advirtió Simone Weil. Andamos por las calles de Ronda, en calma absoluta. De algunos deseos nuestros nació esta ciudad y hoy quedan restos de ese sueño, como la estatua del gigante (8ª siglo A.C.), los puentes o las callejuelas donde se respira tranquilidad y una música nocturna de guitarras. Impacta doblar una calle y descubrir en la semioscuridad de una calle vacía el Minarete de San Sebastián.
Domingo. Encuentro literario para debatir lecturas de Arendt, Unamuno y otros textos. Me interesa de Arendt su concepto de la participación ciudadana, para ella la esfera pública es un espacio en el que las personas pueden presentarse a los demás y demostrar su individualidad. Hoy en día, el colectivismo y las políticas de identidad exigen que nos definamos, en torno a identidades políticas para participar en la esfera pública, lo cual acaba creando una deshumanización de lo político, una desfiguración de la persona y genera debates muy retorcidos. Nada es más fácil que propagar un mito o una acusación hacia otra persona en una población fragmentada en función de las identidades. De esto hemos hablado también, siguiendo el complejo trazado de las callejuelas de Ronda pienso que las guerras identitarias son un callejón sin salida. He subido al tren para volver a Madrid, se acabaron las vacaciones con el Aspen Institute.