Más allá del «coño» de Casado
«Nadie está haciendo mejor servicio a Pedro Sánchez que Pablo Casado y Teodoro García Egea»
Debe de ser la edad, pero no hace falta más que echar un ojo alrededor para constatar que falta sentido común. La mayoría de los problemas que hoy sufrimos los españoles se arreglarían con ese indispensable sentido, y vamos con lo más reciente, un ejemplo claro de que el sentido común brilla por su ausencia: el fiscal suizo Bertossa no ha encontrado pruebas de que el Rey Juan Carlos recibiera hace varios años una sustanciosa donación del rey saudí como comisión por la construcción del Ave Medina-La Meca.
Independientemente de que esta periodista es defensora de D. Juan Carlos porque sabe lo que le debe como ciudadana que vivió la Transición y conoció de primera mano su trabajo -lo que no quita que haya sentido decepción ante algunos de sus comportamientos privados-, el sentido común obligaba primero a cotejar fechas: la donación se hizo años antes de que el proyecto fuera siquiera proyecto; segundo y más importante, debe de ser el único caso en la historia en el que la comisión la paga el que encarga el trabajo y no el adjudicatario, en este caso un conglomerado de empresas españolas que hicieron buen negocio con la importante obra. Otra cosa es la tributación por esa donación, y ahí ya interviene el asunto de la inviolabilidad y otras circunstancias que decidirán los jueces si creen que hay motivo para investigar. Pero cualquiera con dos dedos de frente adivinaba que aquello de la comisión no se tenía en pie. Por sentido común.
También cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta que nadie está haciendo mejor servicio a Pedro Sánchez que Pablo Casado y Teodoro García Egea, por mucho que Casado se haya dirigido a Sánchez con un sonoro «coño» en el Congreso de los Diputados para marcar distancias con el presidente. Que lo seguirá siendo si el presidente del PP se empecina en sacar del mapa a Isabel Díaz Ayuso. Dicen Casado y Egea que se trata de un problema de autoridad, lo que no creen ni ellos. Estamos ante un caso de celos enfermizos e irracionales, cuando lo inteligente, lo que dice el sentido común, es que si tienes la suerte de que una dirigente del partido se convierte en una figura internacional y la votan hasta militantes de izquierda, lo que hay que hacer es cuidarla, no demonizarla e intentar sacarla del mapa.
Gran parte de los miembros más destacados del PP piensan lo mismo que la mayoría de los periodistas que nos llevamos las manos a la cabeza ante el disparate, que tiene como consecuencia que va a perpetuar a Sánchez para que siga destrozando este país, de lo que será principal responsable Pablo Casado. Apenas cuenta con media docena de entusiastas en su partido, Montesinos, Ana Beltrán y poco más. Y Egea, por supuesto. Dudo incluso que cuente con el apoyo incondicional del alcalde Almeida, cuya imagen ha bajado considerablemente al ser obligado a convertirse en contendiente de Ayuso. Se nota mucho que es indeseado contendiente, que no se siente nada cómodo en ese papel.
Más decisiones incomprensibles. Es de locos que Casado y Egea se nieguen a acuerdo electoral con Ciudadanos, cuando no hay experto en materia sociológica y de sondeos que no augure un éxito para el PP si se presentan en una misma lista los dos partidos. Lo ha visto muy claro Juanma Moreno, pero le han dicho en Génova que ni hablar, lo que significa que debe acatar a la autoridad. Están empeñados Casado y Egea en absorber a Ciudadanos, cuando lo que importa es ganar, y gobernar después sin ayuda de Vox. Y una vez conseguido el objetivo, ya se verá si se absorbe o no se absorbe, que tampoco es tan importante siempre que las dos direcciones trabajen en la misma dirección. Pero nada, la falta de experiencia y de sentido común de la dirección del PP, más el exceso de necesidad de imponer su criterio, están hiriendo de muerte un partido que tenía muchas bazas para ganar elecciones y ganar.
En política, como en la vida, lo que se necesita es dedicar unos minutos a pensar en la mejor manera de alcanzar los objetivos, anteponer lo importante a lo superfluo y buscar los mejores compañeros para conseguir el éxito. No es tan difícil: inteligencia, experiencia y contar con los mejores. Es de sentido común.