Los resortes profundos: el catalanismo contra la realidad
«La escuela en catalán y solo en catalán. Es un consenso porque es lo que quiero yo. Y punto en boca»
Ciutadans está casi muerto, pero su fantasma todavía acosa a algunos independentistas y nacionalistas. En una reciente columna en La Vanguardia, Francesc-Marc Álvaro habla de la formación como el «partido nacido de los resentidos que se sentían expulsados del maragallismo». Para el periodista, los votantes de Cs, o en su defecto, quienes defienden una Cataluña bilingüe y critican el modelo educativo de la escuela solo en catalán, viven «al margen de la mayoría de referentes de catalanidad surgidos del discurso catalanista», como escribe en su libro Ensayo general de una revuelta. Su postura responde a «resortes profundos, que van más allá del miedo puntual a un eventual Estado catalán que pueda amenazar o disolver sus vínculos de todo tipo con el resto de España».
Esa fijación con Cs le hace incluso extender bulos. «Algunos tienen muchas ganas de que el ambiente se caliente de veras», continúa. El primero es él. Porque escribe: «Un dirigente de Cs tuvo un ataque de sinceridad que lo dejaba bien claro: ‘Os vamos a montar un Ulster que os vais a cagar‘». Es una frase falsamente atribuida a Jordi Cañas, que ya se refutó en ¡2014!, cuando la diputada Gemma Calvet tuvo que pedir perdón en el Parlament por mencionarla. Álvaro la rescata ahora, siete años después, y la expone como si se hubiera pronunciado esta semana. Ya hizo lo mismo en 2017. Y también la rescató Joan Queralt el otro día en TV3, después de sugerir que habría que avisar a la Fiscalía porque los padres de la niña de Canet la estaban usando como «ariete ideológico» y que eso era maltrato. ¿Quién quiere caldear el ambiente?
Pero lo más sorprendente (o, bueno, no) del texto de Álvaro es su insistencia en el «consenso». Cs, el PP y «algunos jueces» amenazan «los consensos básicos alcanzados por la mayoría de fuerzas catalanas». «¿Qué se puede hacer cuando los tribunales se cargan los consensos básicos y abonan la política de la cerilla?» Pero ¿qué consensos básicos son esos? Es lo de siempre. La escuela en catalán y solo en catalán. Es un consenso porque es lo que quiero yo. Y punto en boca. ¡No necesito a nadie más para mi consenso! Los consensos en Cataluña funcionan como la viñeta de Daniel Gascón: «Hay consenso. ¡Así que a callar!».
Precisamente este jueves publicaban Andrés Santana, José Rama y José Javier Olivas Osuna una tribuna en El País donde mostraban datos de un estudio que han realizado sobre el modelo educativo que prefieren los catalanes. «Hemos entrevistado a 1.500 catalanes y preguntado sobre sus preferencias, hallando unos resultados que contradicen los discursos hasta ahora dominantes. Globalmente, los encuestados, lejos de avalar que el catalán sea la única lengua vehicular en la escuela, manifiestan que preferirían que el 48% de las horas lectivas se impartiesen en catalán, 26% en español, 19% en inglés, y 7% en otras lenguas». Son resultados parecidos a los obtenidos por una encuesta de GESOP que mostraba que un 75,6% de los catalanes quiere un modelo trilingüe de español, catalán, e inglés; un 14% quiere enseñanza bilingüe en catalán y en castellano, un 8,8% quiere conservar el modelo actual de inmersión y solo un 0,5% quiere todo en castellano.
Hasta los propios votantes independentistas, como muestran los autores de la tribuna de El País, están en contra de la escuela solo en catalán. «Los votantes de los partidos independentistas o favorables a un referéndum de autodeterminación (CUP, Esquerra Republicana de Catalunya, Junts per Catalunya y En Comú Podem) desean que entre un 19% y un 23% de la enseñanza se realice en español». Consensos vendo que para mi no tengo.