Mensaje de Felipe VI a Pedro Sánchez
«Este año, para afianzar su paso, Felipe VI esparce los mismos mensajes que lanza Pedro Sánchez»
Todos los años, el Rey realiza un prodigioso número de equilibrismo. Como un hombre de circo, ayudado por la pértiga que bascula de lado a lado, Felipe VI mira al frente como si no le separase una cuerda de la red; puede que del suelo. Recorre el breve tramo que transcurre de principio a fin en el discurso de Nochebuena, con el número bien aprendido. Lo emocionante del juego es que desde el Gobierno, desde determinados sectores de la opinión pública, o desde su propia familia, le lanzan balones para que se tambalee y pierda el equilibrio. Y, aunque siempre recorre el tramo, su pie avanza en unas ocasiones con mayor firmeza que en otras.
Este año, para afianzar su paso, Felipe VI esparce los mismos mensajes que lanza Pedro Sánchez. Vivimos una recuperación económica innegable. Europa nos regará de millones para que el crecimiento sea más digital y más verde. Y, gracias al esfuerzo de todos y a la sanidad española, tenemos a la sociedad vacunada casi por completo.
Los discursos del Rey visitan La Moncloa antes de airearse. Con mayor motivo el de Nochebuena, pues es la ocasión en que la Corona se comunica con los españoles sobre su visión de la situación de España. Pero no está claro que el filtro monclovita sea suficiente para explicar esta identificación con el discurso de Pedro Sánchez.
Quizás la explicación sea otra. Una vez más, Felipe VI ha valorado que las más de cuatro décadas de nuestra democracia nos han permitido un largo período de progreso y convivencia. Esa democracia se sustenta en dos pilares: uno es el consenso de la sociedad española sobre su contribución al progreso del país, y el otro es su arquitectura institucional, con la Constitución y el Rey en el centro.
Los socios de Pedro Sánchez quieren echar abajo la Constitución, y con ella tanto la unidad de España como la convivencia basada en la igual participación política de los españoles. Y lo harán por vías no previstas en la propia Constitución. Que lo hagan o no, depende de Sánchez, y sólo de Sánchez. Él tiene ya sus presupuestos para 2022, prorrogables hasta 2023, que es año electoral. La necesidad de contar con el concurso de sus socios, aunque acuciante, ya no es vital. Felipe VI le pasa a Sánchez la mano por el lomo, para acercarle al redil de la democracia española, cercado por la Constitución.
La Constitución exige asumir un conjunto de compromisos y de actitudes. Entre los primeros están cumplir y hacer cumplir las leyes, mirar por los intereses del conjunto y no sólo por los de los grupos que nos apoyan, y «ser ejemplo de integridad pública y moral», palabras que Pedro Sánchez no habrá sabido descifrar, pero que tampoco iban para él. Y entre las segundas, la llamada a «la unidad frente a la división, al diálogo y no al enfrentamiento». A todo ello le ha conminado el Rey a Pedro Sánchez.