THE OBJECTIVE
Teodoro León Gross

No mires a... Moncloa

«Sánchez ha optado por desoír los criterios científicos con las mascarillas en exterior o al recortar la cuarentena»

Opinión
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No mires a… Moncloa

Película Don't look up

La reacción a la película No mires arriba por momentos ha parecido un gag de la película No mires arriba. En las redes sociales vibraban dos bandos polarizados, unos clamando «No mires No mires arriba» y otros «Mira No mires arriba», como en la propia película sucede mientras el meteorito avanza hacia la tierra. Parece una profecía autocumplida paródicamente. La película muestra algunas otras cosas sobre la estupidez.

No mires arriba, más allá de la sucesión de gags con desigual suerte, logra algo que efectivamente funciona: el espectador ve la película identificado con los científicos protagonistas, es decir, con los seres racionales apoyados en el conocimiento frente a un mundo delirante de políticos ventajistas, empresarios oportunistas,  periodistas frívolos y, sobre todo, ciudadanos atontados. Es decir, el espectador se ve en la posición de quien sí se guía por los criterios de la ciencia y la razón ante una amenaza.

¿Seguro que es así?

Lo sucedido en la pandemia, que es la referencia de la película, con las polémicas sobre las medidas restrictivas y las vacunas, evidencia hasta qué punto los criterios racionales y científicos chocan a menudo con los prejuicios, con el sectarismo ideológico o simplemente con la frivolidad. El movimiento antimeteorito de la película retrata los movimientos antivacunas, y la muerte de algún que otro líder de ese movimiento es toda una metáfora. En algún punto de la pandemia parecía que ciertas medidas se medían en términos demoscópicos, como en No mires arriba cuando un reportero informa de que el veintitantos por ciento de los ciudadanos creen que el cometa no existe y que es una cifra que va en aumento.

El episodio del comité de expertos inexistente en España encaja en otro gag de la película: a los astrónomos que han descubierto el cometa, unos editores los acusan de haberles tomado el pelo porque algunos expertos están cuestionando sus mediciones.

–¿Qué expertos? –replica perplejo el astrónomo que ha descubierto el cometa, pidiendo un cara a cara…

–La doctora Jocelyn Calder acaba de llamarlo «histeria… sin colisión».

–¿Acaso es astrónoma?

–¡Es la directora de la Nasa! Pero igual no sabe de lo que habla.

–Sí –responde el astrónomo mirando en Google quién es Jocelyn Calder –antes era anestesióloga y financió a la presidenta…

A propósito, ayer Pedro Sánchez presentaba un informe complaciente y por momentos triunfalista titulado Cumpliendo que, según Moncloa, aplica una metodología de seguimiento y análisis que «ha sido validada por un grupo de expertos y expertas independiente». El blablablá previsible, incluyendo el desdoblamiento de género.

Siempre hay un comité de expertos. Eso sí, ayer el Gobierno acordó con las comunidades reducir la cuarentena de los infectados de diez a siete días… y lo hizo contra el criterio de los expertos de la Ponencia de Alertas del Ministerio de Sanidad, que había reclamado una semana más para evaluar los riesgos a falta de datos fiables sobre ómicron. Para eso sirven finalmente los expertos. «Las fechas son inoportunamente atroces», dice la presidenta en la película al enterarse de que el cometa que se dirige a la tierra interfiere en su calendario político.

Pedro Sánchez, a partir de ese informe titulado Cumpliendo, ha hecho una lectura muy positiva del año que acaba. Básicamente la idea es esta: al margen del PIB y de la covid, el balance es muy bueno. O sea, al margen de la realidad, España va bien. Las reacciones en las redes a sus palabras muestran hasta qué punto es irrelevante la realidad en ciertos debates. En la memecracia, todo va a golpe de tuit, de like, de clic.

Por supuesto, la presidenta en la película No mires arriba, asesorada por su hijo, ridiculiza en particular a Trump y su clan en la Casa Blanca, pero extiende la parodia a la clase política, no sin dosis de sal gorda. La presidenta le recuerda al científico que «ahora estás con los adultos» después de que este propusiera verificar sus medidas. Sánchez, por cierto, ha optado por desoír los criterios científicos con las mascarillas en exterior o al recortar la cuarentena, y entre tanto España no ofrece test de antígenos gratuitos como algunos gobiernos o al menos con precio regulado como otros países europeos; no está reduciendo los tiempos de la tercera dosis y sigue trasladando la gestión a las comunidades, que no dejan de estar pilotadas por políticos.

La película, sí, hace que el espectador sienta que él está con quienes abordan el desastre desde la inteligencia científica racional. Pero el espectador inteligente por supuesto sabe que no es así, y que la película retrata a una sociedad idiotizada de la que él forma parte. 

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