MyTO

Todos contra el Rey

«El mayor ataque a la figura del monarca ha venido desde el nacionalpopulismo de extrema derecha»

Opinión

El rey Felipe VI, durante su discurso de Navidad.

  • Fundador y Director General de la compañía de consultoría estratégica Redlines.
    Ha dirigido campañas electorales tanto en España como en diversos países de América latina, y es analista político habitual en diversos medios de comunicación.
    Es autor de los libros : «Guía práctica para abrir Gobiernos» (Goberna, 2015), «Otro Gobierno» (Algón Editores 2012), y «Open Government – Gobierno Abierto» (Algón Editores, 2010).
    Le encantan los platos de cuchara, sufre con cada partido del Athletic de Bilbao y no se pierde un concierto de Los Planetas.

Que la monarquía no pasa por su mejor momento en nuestro país ya no cuenta como noticia.

Tras más de tres décadas liderando en todas las encuestas las preferencias de la ciudadanía como institución mejor valorada, los escándalos financieros (que no los sexuales, que aquí esas cosas afortunadamente nos dan bastante igual) del rey emérito siguen lastrando la valoración de su hijo y actual monarca a pesar del brillante desempeño y de la profesionalidad con el que está realizando Felipe VI las complicadas labores que la Constitución le encomienda como jefe de Estado.

Complicadas, sí, y mucho más en el epicentro de una de las legislaturas más polarizadas de nuestra democracia, un mal propiciado por un nuevo ecosistema político atrozmente disfuncional en el que algunos partidos han entendido que su única forma de encaramarse al poder y permanecer en él es dinamitar todos los puentes de nuestra convivencia, todos los consensos preestablecidos y por supuesto todas las instituciones que puedan suponer un punto de unión para todos los españoles. Hablo especialmente de nuestra monarquía parlamentaria. 

Para que podamos darnos cuenta en todo su esplendor de lo dificultoso de la situación, solo tenemos que poner nuestro microscopio de entomólogo sobre las reacciones de los diferentes partidos y sus entornos al discurso navideño del monarca.

En primer lugar, sobre la turbamulta que forma el Gobierno de España y sus socios parlamentarios, esos que le han permitido aprobar presupuestos y leyes a cascoporro, una melee formada por nacionalpopulistas de extrema izquierda e independentistas de diferente graduación alcohólica que han aprovechado la ocasión para disparar contra la monarquía con el fin nada disimulado de hacer con ello mella sobre toda nuestra carpintería institucional, dándose el curioso caso de que por primera vez desde el comienzo de nuestra aventura democrática sea un partido del Gobierno, en este caso Podemos, quien ha encabezado a esta masa enfurecida, acercándonos peligrosamente a un verdadero conflicto entre instituciones del Estado de consecuencias impredecibles.

Pero siendo complicada la digestión de este conflicto entre poderes del Estado propiciado por los socios parlamentarios de Pedro Sánchez, mi impresión es que el mayor ataque a la figura del monarca no ha venido desde ese espacio político frankensteiniano, sino desde el otro extremo de la galaxia, desde el nacionalpopulismo de extrema derecha que curiosamente se define a sí mismo como monárquico y constitucionalista.

Un simple vistazo a las redes sociales tras el regio discurso nos ofrecía un panorama absolutamente lisérgico en el que destacados propagandistas de la causa voxera arremetían desde cuentas notoriamente vinculadas a este partido contra el discurso del jefe del Estado acusándolo literalmente de cobardía, felonía, traición (como lo oyen) y de estar vendido al Gobierno y al propio Sánchez en los mismo gruesos términos con los que se refieren a cualquier español que no comulgue con las ruedas de molino de su estrecha visión de España.

La conclusión es clara, evidente y rotunda: nuestra monarquía parlamentaria encabezada por Felipe VI se ha convertido en el mayor enemigo de los nacionalpopulismos de nuestro país. 

Ambos populismos, el de extrema derecha y el de extrema izquierda, son plenamente conscientes de que mientras Felipe VI sea capaz de mantenerse como una figura de consenso, unión y moderación, sus posibilidades de convertir España en un Estado populista de corte autoritario no son más que una entelequia.

Y por tanto, ambos, cada uno desde su particular estrategia, van a continuar atacando al actual jefe del Estado con todo el armamento del que dispongan y sin descanso alguno.

La pregunta es: ¿y qué vamos a hacer los demócratas al respecto?

4 comentarios
  1. Manijero

    Un error garrafal este artículo.
    Por mucho que se pueda estar en desacuerdo con Vox, no hay argumentos para asimilar deslealtad constitucional y a la monarquía al estilo de los compañeros de Sánchez de la izquierda radical y nacionalista.
    Buscar intervenciones de miembros o personas particulares vinculadas con ellos que les equiparen con radicales populistas de esa izquierda sectaria republicana en su deslealtad constitucional, es denigrar al estilo actual de toda la gleba mediática que apoya este desvarío que padecemos.
    No parece ser este medio de tal opresivo ejercicio propagandístico.
    No le he leído mucho, pero muy desacertado, César. Quedo defraudado, no lo dude, pero escriba lo que quiera…

  2. Miguedu290466

    ¿De verdad está diciéndonos que las fuerzas que socavan la monarquia en España son los conservadores?¿se cree usted lo que está diciendo?. Que no haya gustado en la derecha un discurso escrito en Moncloa con las mismas palabras que la propaganda del gobierno es normal. Lo que pretende decir no se lo cree ni usted después de dos botellas de cava.

  3. LuisdeTal

    La desesperada situación del PP se evidencia en que sus voceros cada vez han de abrir más el abanico de los malditos para demonizar a Vox. Ahora hemos de considerar “ destacados propagandistas de la causa voxera” a D. Víctor de la Serna (Nada incorrecto, nada criticable, casi nada verdaderamente reseñable) y a Cristina Casabón (Un discurso muy poco español)

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