THE OBJECTIVE
Velarde Daoiz

Si el cambio climático es un problema, las renovables no son la solución

«Las renovables, pese a la masiva inversión, no parecen capaces no ya de sustituir a los combustibles fósiles, sino ni tan siquiera de satisfacer el incremento de la demanda eléctrica»

Opinión
3 comentarios
Si el cambio climático es un problema, las renovables no son la solución

Energía eólica. | Made From The Sky (Unsplash)

Hace un par de semanas, el Gobierno chino (poco sospechoso de dar cifras falseadas para quedar mal públicamente ante la opinión pública internacional) hacía públicas algunas estadísticas energéticas correspondientes a 2021.

Según ellas, la producción eléctrica creció en China, respecto de 2020, 750 TWh. Y eso, ¿es mucho o es poco? En este caso medirlo en campos de fútbol u hogares es poco práctico por las características y magnitud de la cifra, pero si tenemos en cuenta que la producción eléctrica TOTAL en España está en torno a 260 TWh, bastan conocimientos aritméticos de Segundo de Primaria para concluir que, en 2021, el crecimiento de la producción eléctrica china respecto al año anterior equivale a casi 3 veces la producción eléctrica total española. Es decir, en 2021, China creció «3 españas».

El lector inteligente pensará, con razón, que el crecimiento de la producción eléctrica china en 2021 es anormalmente elevado debido al impacto de la COVID en 2020, que produjo una ralentización de la actividad en el gigante asiático. Cierto, pero solo en parte: en 2020, el año del «frenazo», la producción eléctrica china creció casi 300 TWh. Es decir, creció más de «una España». De hecho, durante los últimos 5 años, China ha crecido regularmente más de «una españa» CADA AÑO.

Como leemos habitualmente, China es líder en energías renovables y está firmemente decidida a combatir el cambio climático, desarrollando no solo esas energías sino también la nuclear, por lo que cabría esperar que ese enorme crecimiento de la producción eléctrica sea un crecimiento con fuentes «libres de emisiones de CO2».

Sin embargo, la historia real parece levemente distinta. Si bien es cierto que la producción eléctrica eólica ha crecido un 40% respecto a 2020, la solar un 25%, la nuclear un 11% y la hidroeléctrica ha retrocedido apenas un 1%, el crecimiento conjunto de todas ellas apenas es de 280 TWh (poco más de «una españa»). El resto, casi 470 TWh, es producción eléctrica de origen térmico. Es decir, procedente de la quema de combustibles fósiles. Así pues, en 2021, la producción eléctrica de origen fósil en China creció casi «2 españas».

Si además tenemos en cuenta que alrededor de dos tercios de la producción eléctrica española es ya «libre de emisiones» (eólica, solar, nuclear e hidroeléctrica fundamentalmente), nos daremos cuenta de que, si España redujera a CERO sus emisiones de CO2 procedentes de la electricidad en 2022, China habría compensado esa reducción a nivel planetario en apenas unos meses.

Además de la producción eléctrica, el gobierno chino hace también públicos datos sobre ventas de vehículos en su país. Solo en 2021 se vendieron en China 26,5 millones de vehículos nuevos. De ellos, más de 3 millones fueron vehículos eléctricos o híbridos, cerca de 10 millones de vehículos de combustión interna de tipo «sedan» y casi otros 10 millones de «SUV» de gasolina o diésel. Teniendo en cuenta que el parque móvil TOTAL español es de unos 30 millones de vehículos, China crece cada año casi «una España». O lo que es lo mismo, si mañana se prohibiese la circulación de vehículos en España y se achatarrasen nuestros 30 millones de vehículos, a mediados de 2023 China habría compensado de sobra nuestro sacrificio.

También en enero, la Agencia Internacional de la Energía (IEA) hizo público su informe sobre la electricidad en el mundo en 2021.

Tras una caída en 2020 del 2% en la demanda global de energía eléctrica (causada por la pandemia), durante 2021 se produjo un rebote del 6%, la mayor subida porcentual en una década, alcanzándose el máximo histórico. Se espera que durante los próximos años la demanda global continúe creciendo a ritmos del 3% anual, liderada por Asia.

Del incremento global (cercano a 1500 TWh, la producción mundial creció «6 españas»), más de la mitad fue alimentado por carbón. La producción con carbón y gas creció EL DOBLE de lo que lo hicieron las renovables. De hecho, la generación eléctrica global con carbón y gas alcanzó su máximo histórico en 2021.

Además, durante los próximos 2-3 años, la IEA espera que el grueso del incremento de la demanda se satisfaga con energías renovables y nuclear… pero no que caiga la producción eléctrica con carbón y gas.

Algunas conclusiones a vuelapluma:

  1. Las energías renovables, pese a la masiva inversión en todo el mundo, no parecen capaces (o al menos la IEA no cree que vayan a serlo en el futuro cercano) no ya de sustituir a los combustibles fósiles en la producción de electricidad, sino ni tan siquiera de satisfacer el incremento global de la demanda eléctrica
  • Se supone que, para cumplir el Acuerdo de París, el mundo debe alcanzar «emisiones netas cero» en 2050. Tic, tac, el tiempo pasa volando: el Acuerdo se firmó en 2015, y desde entonces las emisiones han crecido. De momento, y en el mejor de los casos, las emisiones han alcanzado un máximo, pero claramente no han comenzado a descender (ni previsiblemente van a hacerlo apreciablemente durante los próximos 3-4 años, según las previsiones de la IEA)
  • Como en casi todo proceso, descarbonizar el 80% de la electricidad será probablemente menos costoso que descarbonizar el último 20% (qué tío más grande era Pareto). Si tenemos en cuenta que, además, ya estamos utilizando buena parte de las zonas geográficas de mejor rendimiento eólico y solar, y que el incremento en el uso de esas energías puede crear tensiones en los mercados de sus materias primas mientras la oferta (minería de Litio y tierras raras, por ejemplo) se ajusta a la demanda, elevando su coste, sospecho que esa descarbonización de la electricidad no va a ser un camino de rosas, y no va a ser barata. Y descarbonizar la electricidad es «lo fácil». Eliminar las emisiones del transporte de mercancías, del aéreo, o de la producción de acero y cemento (que espero por el bien de los africanos que se dispare durante las próximas décadas), será tarea mucho más complicada.

Afortunadamente, a mí no me importa demasiado el cambio climático:

  • Si las emisiones se estabilizan en los próximos años, el ritmo del calentamiento global no solo no debería acelerarse sino que debería decelerarse, según la teoría de los gases de efecto invernadero: el planeta seguiría calentándose, pero cada vez más lento (de hecho, durante los últimos 7 años, y pese a la letanía político mediática, el calentamiento global es cero o negativo, como puede verse en los datos adjuntos de anomalía global procedentes del Hadley Center y del Centro de Investigación del Clima de la Universidad de East Anglia, una de las series de temperaturas más robustas que existen; no quiere esto decir que el planeta no continúe su tendencia de calentamiento de largo plazo, pero sí conviene conocer la realidad para evitar manipulaciones interesadas).
  • El derretimiento del hielo ártico, que fue acelerado desde finales de los 90 hasta hace 10 años, prácticamente se ha detenido desde entonces. De nuevo, no significa que no vaya a continuar durante los próximos años. Es lo probable, pero conviene conocer la realidad para evitar malentendidos.
  • 2021 fue el año con menor número de huracanes desde que existen satélites (1980). Fue también uno de los años con menor número de huracanes de categoría 3 o superior (los más destructivos). No solo eso, sino que la destrucción humana y material (en porcentaje del PIB) causada por los sucesos meteorológicos extremos desciende desde hace décadas.
  • Y, sobre todo, al producirse el cambio climático por la emisión a la atmósfera de emisiones de CO2 generadas por el ser humano en su proceso de desarrollo económico, junto a los potenciales daños futuros que puedan producirse (y que en términos económicos el propio IPCC considera ridículamente bajos: apenas seríamos en 2100 un 2-3% menos ricos con un incremento de temperatura de 3,5 grados respecto de la temperatura preindustrial que cumpliendo el Acuerdo de París) se estará produciendo una mejora de la calidad de vida inmediata para miles de millones de personas en forma de menor pobreza y menor vulnerabilidad a la Naturaleza (mata más una Naturaleza más benigna en poblaciones pobres que una más agresiva en poblaciones más desarrolladas, como lo prueba la evolución de fallecimientos debidos a sucesos meteorológicos extremos durante los últimos cientos de años). Y es que, aunque a algunos les cueste entenderlo, el cambio climático (o mejor dicho el desarrollo económico que lo causa), en términos NETOS, alarga y mejora la vida de los seres humanos.

Como digo, a mí no me preocupa el cambio climático, pues no veo ningún dato en las tendencias climáticas o humanas que me induzca a pensar en un grave problema y desde luego en nada parecido a una emergencia. Algo más, aunque poco, me preocupa el hecho de que, a la vuelta de unas cuantas décadas o siglos, nos quedemos sin combustibles fósiles para producir energía. Pero si el cambio climático me preocupase, una cosa tengo meridianamente clara: la solución pasará por desarrollar nuevas tecnologías que permitan realizar nuestras actividades sin emitir gases de efecto invernadero, a igual o menor coste. Y para eso será necesaria una inversión inmensa en I+D. Las políticas de descarbonización actualmente sobre la mesa o en aplicación (decrecimiento «forzoso», prohibición o encarecimiento artificial de ciertas tecnologías, reemplazo masivo y acelerado de tecnologías actuales para producir electricidad, climatizarnos, transportar personas o cosas o fabricar bienes por alternativas más caras, menos productivas o inmaduras), no tienen NINGUNA probabilidad de tener éxito en tres décadas, van a resultar carísimas, y van a empobrecer a la inmensa mayoría de la Humanidad. Y la pobreza mata. Mata mucho. Y mata hoy, no en 2100.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D