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El PP en los montes de Galicia

«El PP es, hoy por hoy, un erial ideológico, y si se aleja de Vox deja de ser alternativa»

Opinión

Alberto Núñez Feijóo. | Europa Press

No sabemos a qué montaña se ha subido el PP, pero sabemos que es una muy alta, por los montes de Galicia, con su accidentado relieve. Y desde ahí arriba miran con condescendencia a sus exvotantes. Si el PP bajara de ahí se daría cuenta que cada vez que dice que no pactará con Vox le hace la campaña al partido verde, a todos esos metros de altura política. Solo bajando al barro español pueden crear una alternativa de gobierno. El PP es, hoy por hoy, un erial ideológico, y si se aleja de Vox deja de ser alternativa. La verdad incómoda es que la postura más moderada es la de pactar con la derecha borde, para que no se vayan más votantes.

Y si los del PP fueran de números habrían aprendido algo de los maestros en aritmética política, los socialistas. Si no salen los números no habrá oposición y acabaremos como en aquellos países donde no hay alternativa política, o sea como barbudos socialistas que comen las judías frías, directamente de la lata. Dos y dos, cuatro… Cuatro y tres, siete. Me veo obligada a hacer sumas para aclararme. Pero esto no va de números, dicen los que saben. Va de ganar el relato, y si el PP supiera de las falacias del relato advertiría la falta de matices de los discursos maximalistas, de los que el PP es la primera víctima.

Bajo estos fatídicos e inamovibles axiomas, bajo la tiranía de la elección binaria (son judías verdes o judías frías, en lata) y la trampa de nuestra aritmética política, no salen los números ni el relato. En realidad Vox es de una ambigüedad que casa bastante con la ambigüedad de nuestra democracia cañí. Si los del PP fueran listos se apropiarían de la patria de Abascal arrastrando hacia sí aquellos puntos de encuentro, aprovechando la ambigüedad de la España cañí. En cuatro años habrían absorbido la marca, harían del pacto un matrimonio decente para votantes de uno u otro signo.

Y si el PP no quisiera amuermar a España, actuaría movido por convicciones políticas y con mayor coherencia. Empieza a ser agotador tener una oposición que enseña los dientes al gobierno pero nunca muerde, que hace ascos de las judías verdes pero después se las come, tapándose la nariz. Nos vemos arrastrados a las dinámicas de la aritmética de los votos; a la necesidad de que haya una alternativa de gobierno, pero nadie quiere arremangarse y bajar por los accidentados montes de Galicia. Al final, Feijóo deberá arremangarse o quedarse en el Finisterre político, ordeñando vacas sagradas. Allá arriba se ven algunos calaverones pero sobre todo hay mucho heno, del heno vamos comiendo. Nos tiraremos hasta las elecciones generales debatiendo este dilema moral para, el día de después de las elecciones, suplicar de rodillas al partido verde que deje a las derechas formar parte de la fiesta de la democracia. Eso sí que es bajar rápido, podrían ser campeones de paracaidismo. 

2 comentarios
  1. dededavi

    Se pongan como se pongan, yo no les voy a votar. ¿Para que?

  2. Pasmao

    El problema es otro Doña Cristina

    1/ Saber si la estrategia se hace en Galicia o mucho mas al Norte, en esa Uropa de Tusk. Y hasta que punto dependen de que desde allí se los avale como derecha chupy guay y no facha, para poder optar al botin bruseliense de reparto de cargos en organismos uropeos de postín, etc.

    2/ Como es sabido el pez grande se suele comer al chico. La pregunta del millón es cual es el pez grande. No fuera a ser que que al final fura VOX quien se comiera al PP y no el PP a VOX. Se que eso es algo que a muchos peridistas (como usted) les parece algo imposible, y por eso ahora toleran esa condescendencia para con VOX.

    3/ El problema del PP con VOX excede a Casado, viene de mucho antes, de Rajoy en 2011/12. Pero en el PP son incapaces de reconocerlo. Y meintras persistan en eso, y con Feijóo lo harán las cosas les irán mal.

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