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Álvaro Nieto

Masterchef en La Moncloa

El líder del PP ya ha comprobado en carne propia cómo se las gasta el presidente del Gobierno: ni un minuto de tregua y a degüello

Opinión
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Masterchef en La Moncloa

Sánchez y Feijóo el jueves 7 de abril en La Moncloa. | EFE

El nuevo líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, se pasó todo el fin de semana del congreso de Sevilla tendiendo puentes con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tratando de marcar distancias con la etapa de Pablo Casado, el político gallego se mostró dispuesto a abrir una nueva era en las relaciones con el PSOE, hasta el punto de que ofreció su mano para que el Ejecutivo deje de depender de Podemos y demás tropa.

Sánchez recogió el guante de inmediato y le citó en La Moncloa. Gran expectación en algunos círculos moderados, esos que vienen pidiendo una gran coalición desde hace años. La reunión se fijó para el jueves 7 de abril y, aunque Feijóo estuvo toda la semana pidiendo una agenda de los temas a abordar, llegó al encuentro sin que nadie le hubiera detallado nada de antemano.

No sabemos si Feijóo albergó en algún momento la esperanza de llegar a entenderse con Sánchez, pero el caso es que da lo mismo, porque comprobó en carne propia, y en apenas unas horas, cómo se las gasta el inquilino de La Moncloa.

Dos tazas de caldo y un plato de lentejas

Ante la mano tendida de Feijóo, Sánchez respondió como sólo él sabe hacer. Después de ocultarle la agenda durante cuatro días, no tuvo reparo en plantarle un documento de 13 páginas nada más entrar en la reunión. Y lo que es peor: al terminar la cita tanto la portavoz del Gobierno como el propio presidente tuvieron el descaro de criticar en público a Feijóo por no haber hecho propuestas ni conocerse los asuntos con detalle. «Se nota que aún tiene que aterrizar en los temas», llegó a decir Sánchez en el avión presidencial camino de Rabat, nada más despedirse del gallego. ¿Querías caldo de buen rollo? Pues toma dos tazas: ni un minuto de tregua y a degüello.

El único asunto que Feijóo llevaba bien preparado era el económico, pues no en vano es lo que ahora mismo le parece prioritario. Pero ahí Sánchez le puso encima de la mesa un plato de lentejas en forma de decreto de «respuesta a las consecuencias de la guerra», aprobado por el Gobierno días atrás y ya plenamente en vigor. O lo tomas o lo dejas, le vino a decir, pero no se negocia ni un solo punto.

Por tanto, Feijóo apenas necesitó tres horas de reunión para probar el sabor de los guisos que prepara el Masterchef de La Moncloa, un auténtico artista de la ‘nouvelle politique’. El entendimiento sólo es posible si se acepta sumisamente lo que él quiere, y todo lo que sea salirse del menú preparado en su cocina será tildado de comida basura de extrema derecha.

Lo maravilloso del asunto es que, al menos de momento, Feijóo no ha perdido las formas y, lejos de entrar en cólera y poner a parir al presidente, se ha mantenido calmado en sus apariciones públicas posteriores a la reunión de La Moncloa. «Tengo que fiarme del presidente del Gobierno, porque es el presidente del Gobierno», dijo este domingo en ‘Abc’. «Yo voy a ser respetuoso con el presidente, y si algún día llego a dudar de forma contundente de su palabra, no tendré inconveniente en decirlo».

El gallego está convencido de que ese debe ser el camino: a cada treta del Gobierno, gesto serio, pero moderación. Y el tiempo ya se encargará de poner a cada uno en su lugar. Pero el todavía presidente de la Xunta de Galicia haría mal en subestimar a su rival, que dispone de un ejército bien disciplinado dispuesto a embarrar el terreno de juego y a criticar a Feijóo hasta que se avenga a ceder en todo lo que pide Sánchez. Veremos si consigue aguantar esa presión.

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