THE OBJECTIVE
Manuel Pimentel

Un editor otea el futuro

«El sueño de cualquier editor, además del de publicar buenos libros, es conseguir sacar a la luz obras que marquen tendencia, que se conviertan en referencia»

Opinión
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Un editor otea el futuro

Soy editor, editor de libros. Y no es fácil serlo. Siempre cortos de margen y largos en devoluciones, tenemos que otear permanentemente el futuro en busca de las tendencias por venir. Una parte significativa del catálogo de un editor se componen de obras de encargo. El editor decide un tema y busca al escritor que considera más adecuado para desarrollarlo. Quiere esto decir, que encarga hoy un libro que saldrá a librerías uno o dos años después. Anticiparse siempre conlleva un gran riesgo. En ocasiones acertamos y la obra genera debate y atrae lectores, pero, en otras, nuestros libros caen pronto en el olvido, ignorados por unos lectores que están a otra cosa. A veces pulsamos la tecla adecuada y los libros publicados marcan tendencia, pero, en otras, erramos y el libro se difumina en la indiferencia, condenados desde su nacimiento a convertirse en carne de saldo y reciclaje

El sueño de cualquier editor, además del de publicar buenos libros, es conseguir sacar a la luz obras que marquen tendencia, que se conviertan en referencia. Pero eso, como hemos visto, no es fácil conseguirlo. ¿Quién sabe cuál será la preocupación de la sociedad española, europea o mundial dentro de un par de años?

Comencemos por lo obvio. ¿Qué tendencias socioculturales dominan hoy? No hay que ser un genio para citarlas: sostenibilidad, salud, digitalización, feminismo, fundamentos históricos de una actualidad que no acabamos del todo de comprender, por citar algunas de las más destacadas. Son tendencias firmes, pero ya, hasta cierto punto maduras. Ni el marketing ni la publicidad – por mucho dinero que en ella se invierta – convierten a un libro en bestseller. Sólo el boca a boca extiende sus bondades y anima a nuevos compradores a adquirir la obra que sorprende o emociona. Y para que este prodigio tenga lugar, el libro, sobre todo, debe conseguir comulgar con el estado de ánimo colectivo del momento. El cuándo sale un libro es tan determinante como la propuesta de su contenido. Sólo así se entienden los grandes éxitos que de vez en cuando alegran a los libreros y centran todas las conversaciones. Se trató del libro adecuado para saciar la inquietud de una sociedad en un momento determinado, como hemos visto con Patria y otros éxitos similares.

Diagnosticar a toro pasado es fácil, lo difícil es tentar al futuro. Y es nuestra tarea cotidiana. ¿Qué nuevas tendencias trenzarán la historia? ¿Cuáles serán las preocupaciones de la sociedad en estos próximos meses y años? Algunas ya se perciben con fuerza. Por ejemplo, en una sociedad atemorizada, todo lo que apunte hacia el autoabastecimiento, el retorno a la naturaleza, o al cuidado de la salud mental tendrán demanda creciente. La guerra de Ucrania ha revivido el gusto por lo bélico, por la geopolítica o por las dinámicas históricas. La pandemia ha exacerbado la preocupación por la salud, por la vida saludable y por las posibilidades de la Medtech.

El deterioro de la situación económica y la crisis que, probablemente, se ocasionará por la subida de tipos que se espera para 2023 con los consiguientes recortes, volverán a poner de actualidad los libros sobre economía, como ya ocurriera tras la crisis de 2008. Y, como siempre, los clásicos. Libros que nos ayuden a superar nuestras angustias del momento o que nos permitan el enfrentar nuevos retos profesionales o sociales siempre serán bienvenidos. Se podrían poner más ejemplos de las presentes y futuras inquietudes, o de los temores y necesidades sociales que tendrán que ser saciadas por los libros por venir; libros futuros, pero que los editores tendremos que encargar ahora.

Para que un libro destaque, lo más importante, siempre, es su calidad. El editor aspira al mejor libro con el mejor autor, que funcionan siempre y que enriquecen el catálogo. Pero, en muchas ocasiones, la acertada anticipación, el ser la obra que marca un camino novedoso, que abre una nueva puerta, también es atributo para el éxito. Cuando versa sobre una cuestión ya rodada, el libro sólo tiene dos posibilidades de notoriedad: o se publica la mejor obra, con el autor referencia, o bien se sitúa a la contra, provocando a los convencionalismos sociales y culturales.

Los libros heterodoxos, que cuestionan los principios generalmente aceptados, también alcanzan notoriedad y, con frecuencia, enriquecen el debate. Libros, por ejemplo, que cuestionaran la gestión sanitaria y de las vacunas contra el covid, la Agenda 2030, el control excesivo de una sociedad digitalizada o el megacapitalismo de unos oligarcas tecnológicos que con todo se quedan, lograrían llamar la atención en las estanterías crecientemente uniformizadas de las librerías. Libros heterodoxos que muchos desearían enviar a la hoguera, pero que cumplen, también, el papel insustituible de catalizador para el debate necesario. 

Calidad, anticipación, oportunidad, libros a la contra o heterodoxos son algunos de los ingredientes posibles del guiso del libro exitoso. Pero, si tuviéramos que quedarnos con el más preciado de todos ellos, citaría el de la bendita anticipación.

Hablar de libros es hablar de la sociedad que los engendra y lee. ¿Qué ha cambiado para que las temáticas de los libros tengan que evolucionar? A continuación, algunos apuntes de lo que nos ocupará en un futuro próximo. Así, las reglas que regían la globalización han saltado por los aires, con los consiguientes desajustes en productos y servicios. La guerra, que siempre consideramos como algo lejano e improbable, la tenemos llamando a las puertas de casa. Pandemias y demás plagas bíblicas han causado, por vez primera desde la II Guerra Mundial un retroceso en la esperanza de vida, lo que catapultará a la salud como una absoluta prioridad. Tememos por el abastecimiento de energía y de productos básicos, lo que hará que tendamos hacia el autoabastecimiento, tanto público como privado. La tecnología, tan omnipresente como necesaria, nos asfixia crecientemente, sin intimidad y sin capacidad práctica, ya a estas alturas, de escapar de su asfixiante red de araña. Cambios y cambios que traerán dificultades, pero también oportunidades, que los buenos libros deben ayudar a descubrir.

Libros, libros y libros. Y, pese a temores y augurios, la humanidad querrá vivir, amar, gozar. Y los editores tendremos que proporcionar contenidos y lecturas para superar los primeros y para facilitar lo segundo. La historia nunca se detendrá y los editores siempre estaremos ahí, para contarla… y para, también, de alguna manera, crearla y habitarla.

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