THE OBJECTIVE
José Carlos Rodríguez

El pinchazo de Vox

«Si el éxito electoral de Ayuso inició el final del sanchismo, los comicios andaluces reafirman que Pedro Sánchez no tiene nada que hacer en las próximas elecciones»

Opinión
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El pinchazo de Vox

La candidata de Vox, Macarena Olona, abraza al presidente de Vox, Santiago Abascal, tras conocerse los resultados de las elecciones andaluzas. | EP

Cuando se produjeron las elecciones andaluzas de 2018, en el seno de Vox anhelaban tener al menos un diputado autonómico. No daban por seguro que lo fueran a lograr. Cuando se encontraron con 12 asientos en el parlamento regional, uno de ellos corrió a decir al partido que él no pensaba renunciar a su carrera para entrar en política; nunca pensó que tendría que dejar correr la lista. El día de aquellas elecciones, la formación tenía cinco sueldos en toda España, si contamos con la señora de la limpieza. Era todavía la organización que permitía a su líder nacional hablar a los transeúntes en la calle, precisamente en Andalucía, como si fuera uno de los locos del Speaker’s corner de Hyde Park. 

Desde entonces, Vox ha sido el centro del debate político en España. Todos se han visto obligados a tomar partido: ¿Aceptamos la democracia hasta el punto de transigir con ellos, o no? Entraron con fuerza en el Congreso de los Diputados, se han hecho hueco en varias cortes regionales, y se ven lo suficientemente fuertes como para exigir su participación en el Gobierno. Como la CEDA tras las elecciones de 1933, en cuanto se han visto con la suficiente fuerza han hecho ver que quieren que sus electores vean la eficacia de sus votos desde los presupuestos. Hoy en Castilla y León. Ahora toca Andalucía. Y mañana, en el Gobierno de España

Sólo que no toca en Andalucía. Juan Manuel Moreno ha ganado las elecciones con mayoría absoluta, y no necesita de Vox para nada. Su lista suma más, mucho más, que toda la izquierda junta; 57 escaños frente a 39. Un resultado que recuerda la histórica reelección de Isabel Díaz Ayuso el 4 de mayo del pasado año, pero que ha ido más allá. Juntos, Partido Popular y Vox suman 71 escaños. 

El éxito del PP ha sido tan arrollador que ha dejado al resto de partidos que se repartan los fracasos

¿Estamos ante un cambio sociológico espectacular, un derrumbe de la izquierda, una derechización del electorado andaluz? No parece probable. Moreno se ha presentado ocultando las siglas de su partido. Ha pedido el voto como el líder, por tanto, de todo el entramado de favores y ayudas que han mantenido al PSOE 39 años en el poder, y que él no ha desmantelado. Es como si hubieran vuelto a ganar Griñán y Chaves. Moreno ha evitado mencionar toda la corrupción del PSOE para no ofender a los votantes socialistas. Y ha hecho una gestión eficaz, o al menos defendible. 

Pedro Sánchez, que comparecía como alternativa a Juanma Moreno, ha vuelto a perder las elecciones. En Madrid, en Castilla y León, en Andalucía, el PSOE ha dejado de ser el partido más votado. Los electores rechazan al Gobierno y a los socios que le apoyan; la ultraizquierda y los nacionalistas. 

Y rechazan a Ciudadanos, ¡ah, Ciudadanos!, que ha hecho todo lo posible por desaparecer. Primero demostró que el voto al partido que era de Albert Rivera no valía para nada. En lugar de agarrar a Pedro Sánchez, lo arrojó precisamente a la coalición Frankestein. E Inés ha jugado a apoyarlo cuando ni ha renunciado a Bildu, ERC y el podemismo, ni pensaba hacerlo. 

El éxito del PP ha sido tan arrollador que ha dejado al resto de partidos que se repartan los fracasos; el de Yolanda Díaz y su entorno político no ha sido el menor. Sólo Vox ha salvado la papeleta, pero sin conseguir su objetivo de resultar decisivo en el gobierno. Macarena Olona se ha presentado con el cartel del PSOE en el 82, cuando el cambio ya se había producido. Han hecho una campaña absurda. Y la candidata estaba fuera de lugar, y no porque haya nacido en Alicante. Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos de 2020 demuestran que el éxito en los mítines y en las urnas no tienen una correlación clara.

Andalucía aporta 61 de los 350 diputados del Congreso. Aunque los votantes andaluces no se hayan derechizado, han aprendido a arrojar a la izquierda al guano. Si el éxito electoral de Ayuso inició el final del sanchismo, los comicios andaluces reafirman que Pedro Sánchez no tiene nada que hacer en las próximas elecciones

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