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La curva de agosto

«El apuñalamiento de Rushdie nos sorprendió hablando de espadas. La de Bolívar. La polémica resultó fértil para calibrar el odio que Podemos profesa a la corona»

Opinión

Juan Carlos Monedero. | Europa Press

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

En agosto no hay clases, pero se aprenden cosas. De niños aprendemos palabras, olores y texturas. De jóvenes, dominado el tacto de la arena, ascendemos a ensayar el tacto de la piel y de las bebidas destiladas. Domesticada la llama, uno aprende a disfrutar de otra manera. Observar, leer la prensa, acostarse temprano. Agosto crece con nosotros. 

La primera quincena de este agosto de calor inflacionado ha traído sus lecciones y también sus desengaños. Tras el fallecimiento de Olivia Newton-John hemos descubierto que Grease no era una película de cine social. Danny y Sandy, los T-Birds y las Pink Ladies, no eran los activistas que siempre soñamos. Hay verdades que son como un buldócer, se abren paso triturando los pilares del conocimiento y envolviendo en una bruma de escepticismo lo poco que queda en pie. Porque uno hace bien en preguntarse, a la cartesiana, cuánto podemos fiarnos de nuestras creencias cuando las más básicas se revelan fraudulentas. Cómo no temer que el próximo agosto traiga la noticia de que La lista de Schindler no era una comedia romántica.

Esto de Grease ha sido duro; no asistíamos a tamaña revelación desde que Monedero expuso El Rey León como lo que era: una obscena apología de la monarquía y un señalamiento de los enemigos de Estados Unidos. Criminalizaba a los afrodescencientes y a los ayatolás: fue Monedero quien descubrió que Scar, el león malo, estaba dibujado a imagen y semejanza de Jomeni. Era evidente, pero el opio de Disney nos impidió verlo hasta entonces. 

«En la consolidación de una democracia no es tan importante renunciar al rey como renunciar a las reliquias»

La primera quincena de agosto hemos hablado bastante de los ayatolás, pero no por el Rey León, sino por el intento de asesinato de Salman Rushdie, cuya cabeza reclaman desde hace treinta años. Los medios más nobles han evitado relacionar la agresión con la amenaza que acorrala a Rushdie desde hace tantos años, y hacen bien: es posible que el agresor tuviera otros motivos. Quizá es más de Murakami, o quizá confundió a Rushdie con otra persona.

Paradójicamente, el apuñalamiento de Rushdie nos sorprendió hablando de espadas. Bueno, de una: la de Bolívar. La polémica sobre el comportamiento del rey Felipe VI resultó ser estéril en sí, pero fértil para calibrar el odio que Podemos profesa a la corona y su voluntad de consolidar ese odio en el argumentario de la izquierda latinoamericana. Ellos sabrán. En mi opinión, en la consolidación de una democracia no es tan importante renunciar al rey como renunciar a las reliquias.

3 comentarios
  1. ToniPino

    No conocía la interpretación de Monedero de “El rey león”. Mi sobrino de seis años vio la película y dijo que Scar era Jomeini clarísimo. No le di mucho valor a su interpretación, pero ahora veo que fui muy torpe al no darme cuenta. Me gustaría conocer la lectura de Monedero de “La dama y el vagabundo”, que ahí tiene mucha tela que cortar.

    Unidas Podemos aprovecha cualquier cosa para atacar al rey, que, en el fondo, no es sino un ataque a nuestras instituciones y a nuestra democracia, necesitada de reformas, no de arremetidas destructivas. La espada de Bolívar, símbolo de la independencia hispanoamericana, pero en este caso de la ideología bolivariana y no símbolo oficial de Colombia, no tenía mucho recorrido para dañar la imagen de Felipe VI.

  2. Grossman

    Y si no hablan del rey, si no critican al rey, ¿que les queda?

    Realmente Podemos va “como pollo sin cabeza”, ¿van a hablar de la casta? ¿Se acuerda?

    Me preguntas que es casta y casta eres tú. La casta de Podemos se ha ido transformando en caspa, son las miserias de la decadencia, se pierde hasta el aseo.

    Un aterrador futuro se ha presentado ante sus barbas, o barbos, sin trabajo, sin oficio ni beneficio, fuera de la moqueta del despacho donde se lo pasaban diver, sin falcon para ir de fin de semana a New York, así en inglés, que mola, sin medios que te atiendan para decir tu chorrada y que nadie te cuestione que eres una analfabeta funcional ¿que hacer?

    Pues hablar del cuchillo de S. B. y del rey.

    Fin de ciclo, que es lo que suelen decir los púas cuando han vivido del cuento, a crédito, y este se acaba.

    Pero siempre les quedará la universidad y la Cumple, mi Cumple, donde cabe cualquier borrego que se precie que ya dijo la decana de Sociología, que esa facultad era de izquierdas.

    Pues ya esta, allá va mi Pablito, a reventar la libertad de expresión, a enseñar cuentos comunistas y a hablar de la cultura bolivariana y su cuchillo.

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