MyTO

El mito de Trump y los yanquis blancos

«La cuestión no es discernir si los blancos votan a Trump, sino averiguar si votan más a Trump que a otros republicanos»

Opinión

Donald Trump. | Carlos Barria (Reuters)

  • Gallego practicante pese a residir desde la tierna edad de 5 años en Barcelona, ciudad donde se licenció en Económicas. Ha sido editor de El Correo Financiero además de colaborar en distintas etapas, entre otros medios de comunicación, en COPE, ABC, Es Radio, El Mundo y Libertad Digital.

Quizá la mejor vía para no entender nada de cuanto está ocurriendo en Estados Unidos – y en Occidente en general- desde el cambio de centuria consista en centrar la atención de modo preferente en eso que ahora llaman batallas culturales. Por ejemplo, la narrativa ya canónica que presenta al incombustible Trump como el candidato de los hombres blancos y supremo paradigma electoral del viejo patriarcado heterosexual, anglosajón y protestante, amén de ontológicamente racista hasta la médula, solo plantea el pequeño problema operativo de carácter por completo de vínculo alguno con la evidencia empírica. Ocurre, simplemente, que Trump no es ni ha sido nunca el candidato presidencial preferido por los hombres blancos de Estados Unidos en las urnas. Así de sencillo. 

Bien al contrario, sucede que Joe Biden posee ahora mismo un despacho para su exclusivo disfrute personal dentro de la Casa Blanca porque esos mismos hombres blancos de Norteamérica se inclinaron por el Partido Demócrata en las últimas elecciones presidenciales, las de 2020, en un porcentaje mayor que en otros comicios anteriores. Dicho de distinto modo: Biden está ahí gracias a los blancos, que no a pesar de los blancos. La maldita realidad ha vuelto a estropear una contraposición binaria, por lo demás perfecta. Por una parte, todos los varones blancos, xenófobos y machistas por definición, volcados de modo militante con Trump; frente a ellos, la gran alianza multiétnica de las minorías oprimidas, ahora reunidas de forma unánime y entusiasta en torno a las listas de los demócratas. 

Pero, como ya se ha adelantado ahí arriba, resulta que tal confrontación, la ideal a efectos de apuntalar la consistencia interna del discurso teórico que se estructura en torno al principio de las guerras culturales y de su otro apéndice gemelo y también bélico, el de luchas multiculturales, no aconteció en los términos prescritos por la doctrina. Huelga decir, por lo demás, que la mayoría de la población blanca se inclinó por el Partido Republicano en 2020, algo que igual había ocurrido también en 2016. Pero esa circunstancia no tuvo nada que ver ni con el hecho de que Trump fuese su candidato, ni con lo que política y programáticamente representa Trump en tanto que estridente heterodoxia excéntrica con relación a la política tradicional del partido. Y no tuvo nada que ver por el simple hecho de que los blancos votan más al Partido Republicano siempre. Por más señas, lo hacen sistemáticamente desde el año 72 del siglo XX. 

«Los hispanos y los asiáticos sí expresaron una mayor inclinación por votar a Trump que a otros aspirantes republicanos previos»

En consecuencia, la cuestión no es discernir  si los blancos votan a Trump, sino averiguar si votan más a Trump que a otros republicanos. Y la respuesta correcta es que no. Repárese a esos efectos en el hecho estadísticamente acreditado de que, por ejemplo, Bush hijo logró obtener un porcentaje de votantes blancos superior al cosechado por Trump. Pero si el indiscutible líder carismático republicano resulta que no suscita una particular adhesión entre la población blanca de Estados Unidos, ¿cómo explicar el que estuviese a punto de retener la presidencia tras un escrutinio final tan ajustado entre los dos candidatos? Pues por la obvia y para algunos desconcertante razón de que ciertos grupos étnicos distintos de la comunidad cultural blanca de matriz anglosajona, de modo muy particular los hispanos y los asiáticos, sí expresaron, por el contrario, una mayor inclinación por votar a Trump que a otros aspirantes republicanos previos. 

¿Y si nos olvidáramos de las famosas guerras culturales y multiculturales para tratar de comprender lo que está pasando allí, aquí y en todas partes? ¿Y si resultase que ni la figura de Trump ni la eclosión ubicua de eso a lo que designamos como populismos tuviera demasiada relación con las manidas batallas culturales y sus corolarios pluriétnicos? ¿Y si ocurriese que Trump encarna la demostración andante de que la única batalla cultural que cuenta de verdad es la que enfrenta a los globalistas contra los antiglobalistas, siendo todo lo demás simple humo de pajas?

5 comentarios
  1. jorgeplaza

    Hay un error en el titular, que se refiere obviamente a los votantes blancos, al denominarlos colectivamente yanquis. Los yanquis son los que en la Guerra de Sucesión lucharon por mantener la unidad, o sea, los Estados del norte. La confusión puede ofender a algunos estadounidenses, como se ve a continuación:

    Copio del Collins:
    1. COUNTABLE NOUN
    A Yankee is a person from a northern or north-eastern state of the United States.
    [mainly US]
    2. COUNTABLE NOUN
    Some speakers of British English refer to anyone from the United States as a Yankee. This use could cause offence.

    Por otro lado, y no dudando de que sea cierto que los blancos (no los yanquis) han votado menos a Trump que votaron a otros candidatos republicanos, ayudaría que el autor apoyara su afirmación en algún dato contrastable, cosa que me parece que no hace.

  2. kj26_

    Para la logica de Trump (y en cierta de los americanos) es muy importante alimentar que las elecciones pasadas fueron «robadas».
    En caso contrario, Trump seria un perdedor. Algo que resultaria insoportable para el mismo Trump y buena parte de los electores. Si tiene alguna posibilidad de volver a presentarse es con la etiqueta de que ‘no perdio’, ‘le robaron’.

    El sistema electoral americano es excesivamente complejo y proclive al fraude, por mucho que afirmen que en las pasadas elecciones no hubo fraude. Como lei en blog ingles, solo el voto personal el dia de las elecciones tiene garantia anti-fraude. En USA, aceptan varias modalidades ademas del voto personal.
    Para los interesados les recomiendo un report sobre como mejorar el sistema electoral en ‘bipartisanpolicy.org’.

    La sociedad americana esta fuertemente polarizada (51%-Biden, 47%-Trump en pasadas elecciones).

    Ademas de esta division, existe otra relativa al globalismo ( y USA first). Ambas no son incompatibles.

  3. Fredo

    El votante de Vox está harto de que les engañen, les expriman, les opriman, les marginen o les traten como tontos, de estas realidades bebé el partido de Abascal, puede que ahí vaya incluido el globalismo, la agenda 2030 y todas las memeces y modernidades dañinas que nos acechan, en EEUU pasa algo parecido, Trump arrastra mucho voto latino, cada día más, la política de Biden les está perjudicando, hay mucha gente de estados demócratas que se van a vivir a Estados republicanos, por ser insoportable el ambiente de inseguridad y agobio de impuestos en el que viven.

Inicia sesión para comentar