'Votomami' World Tour
«La tendencia de voto de un partido que ha decepcionado a sus votantes nunca se invierte ni con nuevas promesas ni con misas rocieras para creyentes»
Saltaba la noticia hace escasos días. Tras analizar la dirección del PSOE los preocupantes resultados que arrojan todas las encuestas, han decidido embarcarse en una especie de gira al estilo de Rosalía en la que el presidente del Gobierno, siempre acompañado por teloneros locales, participará en al menos 30 multitudinarios eventos a lo largo de toda la geografía española en los que hará las delicias de las pedrettes más exigentes -es un decir- entonando los temas clásicos de su repertorio; desde el aclamado rap ‘Que vienen los fas-fas-fas fascistas‘ hasta el melodioso bolero ‘Todo me lo debes a mí, muñeca‘, pasando por sabroso reggaetón ‘Dame tu voto, mami‘, más conocido como Votomami y que da nombre a todo el tour.
Una gira crepuscular al estilo de la última de The Clash que nace de la necesidad perentoria (¡Hay que hacer algo, coño!) del nuevo equipo político al frente del PSOE de dar algún tipo de respuesta, por desesperada que esta sea, a la orden ejecutiva de Sánchez de comunicar directamente al ciudadano todas las bondades de las decisiones gubernamentales dolosamente silenciadas por una prensa al servicio de los poderosos. Ya saben, esos infames fumadores de puros que entre la conspiración de cada mañana y el contubernio de cada tarde, sacan tiempo -los muy contumaces- para mangonear a todos los medios de comunicación, obligándoles a hablar mal del Gobierno y de su presidente.
«Les obligará a dejar de hacer el Don Tancredo y a salir a que les partan la cara en sus territorios defendiendo las políticas y los pactos de Sánchez»
Una gira en la que Sánchez interpretará inolvidables duetos con alcaldes y presidentes autonómicos que de esta forma y, a pesar de los ímprobos esfuerzos de muchos de ellos por evitar uncir su figura al yugo de un Sánchez marcado por sus performances a ocho manos de las Variaciones Frankenstein con Pere Aragonès, Gabriel Rufián, Arnaldo Otegi y el coro de niños cantores de Galapagar dirigidos por el maestro Pablo Iglesias, quedarán muy a su pesar indeleblemente marcados por la presencia de este en sus territorios. Se une así, a las bravas, su suerte en las elecciones municipales y autonómicas del próximo mes de mayo con el destino del inquilino de la Moncloa.
Algo que -y este es el objetivo real de Sánchez con esta gira- les obligará a dejar de hacer el Don Tancredo y a salir a que les partan la cara en sus territorios defendiendo las políticas y los pactos de Sánchez, por mucho que esto les cueste decenas de miles de votos y hasta sus propios gobiernos locales y autonómicos. Una externalidad que a Sánchez se la pela bastante siempre que contribuyan activamente a que ÉL (con mayúsculas) consiga remontar aunque sea mínimamente en las encuestas y acercarse a su objetivo de permanecer sea como sea en el Gobierno cuatro años más. Algo por otro lado francamente complicado.
«La tendencia de voto de un partido que ha decepcionado a sus votantes nunca se invierte ni con nuevas promesas ni con misas rocieras multitudinarias para creyentes»
Y es que miren, además de que Sánchez caiga mal – sólo tienen que echar un vistazo a su valoración en cualquier encuesta para comprobar lo malamente que cae- y de su propensión biológica a decir una cosa y hacer la contraria una vez tras otra, es muy complicado explicar en Sevilla, Toledo, Burgos, Badajoz o Gijón que un Gobierno que favorece a diario los intereses de los partidos independentistas y los territorios en los que estos son hegemónicos va a mejorar mágicamente la calidad la vida de la clase media y trabajadora en otros lugares.
Y de la misma forma que la sequía no se arregla sacando un santo en procesión, por muy milagrero que sea y mucha fe que se le tenga, la tendencia de voto de un partido que ha decepcionado a sus votantes nunca se invierte ni con nuevas promesas ni con misas rocieras multitudinarias para creyentes.
De hecho, comienza a ser plausible que el efecto que termine produciéndose sea precisamente el contrario al buscado y que este despliegue de músculo itinerante del PSOE termine convenciendo incluso a los votantes más templados de que, si quieren que se produzca un cambio de ciclo político en España que acabe con Sánchez fuera de la Moncloa, no les queda otro remedio que propiciarlo ellos mismos votando al Partido Popular el próximo mes de mayo. Y ello independientemente de lo bien o lo mal que lo hayan hecho los socialistas en su ayuntamiento o su comunidad autónoma, es decir, atizando un sonoro puntapié a Sánchez en las posaderas del político del PSOE que tengan más a mano.