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Una advertencia sobre la manifestación del 18-S

«Ni la manifestación, ni ninguna estrategia de adhesión será jamás exitosa por un motivo elemental: nadie se atreve a arriesgar el bienestar de sus hijos»

Opinión

Europa Press

  • David Mejía es doctor por la Universidad de Columbia y profesor de Filosofía y Humanidades en IE University.

La manifestación convocada por Escuela de todos para mañana en Barcelona pinchará. Y el fracaso no será reflejo de la inexistencia de un problema, como repetirán los altavoces nacionalistas, sino de su honda gravedad. Los partidos nacionalistas y quienes les apoyan en su cruzada contra la escuela bilingüe (Podemos y PSC), repetirán que el pinchazo se explica porque «no hay ningún problema con la lengua en Cataluña». Repetirán que el apoyo a la inmersión lingüística es casi unánime, y que los cuatro crispadores que rompen esa unanimidad deberían esforzarse más por integrarse

Por eso el domingo, tras la probable decepción, es importante que quienes salieran a defender lo evidente -que el español, lengua cooficial y mayoritaria en Cataluña, sea vehicular en la enseñanza- no pierdan aliento. Además de insistir en que en materia de derechos civiles el número de demandantes es irrelevante, deben explicar que son pocos, sobre todo, porque el coste de la discrepancia es inaccesible. 

Ni la manifestación, ni ninguna estrategia de adhesión será jamás exitosa por un motivo elemental: nadie se atreve a arriesgar el bienestar de sus hijos. En la batalla por los derechos lingüísticos de los escolares, los niños son rehenes del nacionalismo. Cualquier familia sabe que solicitar las horas de español que dicta la ley abre la puerta a una campaña de hostigamiento y acoso. Empieza con insultos en el chat de padres, sigue con la anulación de invitaciones a los cumpleaños y culmina con concentraciones encabezadas por cargos electos. Es una forma de bullying institucionalizado que permea desde la Consejería de educación a los mandos intermedios, de ahí a los directores de los colegios y los comisarios lingüísticos, y termina en los padres que ejercen de guerrilleros de la causa.

El poder público debería servir para proteger a esas familias contra el despotismo. Pero en España hemos asumido dos anomalías que desangran nuestra democracia: un gobierno regional instalado en el incumplimiento de la ley (Josep González-Cambray, consejero de educación, presumía de ello hace unos días), y un Gobierno central instalado en la omisión de socorro. Como ha escrito Daniel Gascón, parece que para ser reconocido como interlocutor «es más eficaz romper la ley que reclamar su cumplimiento». Ante la pasividad del Gobierno central, quienes se oponen a la inmersión tienen tres opciones: la escuela privada, la sumisión o el ostracismo.

Uno pierde la cuenta de cuántos hechos diferenciales concurren en Cataluña al mismo tiempo. Los fanáticos son quienes se manifiestan porque se cumpla la ley. Los adalides de la pluralidad son quienes defienden la sociedad monolingüe. Los enemigos del pueblo son quienes se manifiestan por el derecho del pueblo a educarse en su lengua mayoritaria. Y los progresistas son quienes desamparan a aquellos que, a diferencia del consejero González-Cambray, no tienen recursos para huir de un modelo injusto y limitante.

28 comentarios
  1. j3brotxes

    Sembla que estiguis buscant una excusa barata?Com goses opinar si el problema que dius que existeix,el vius des de Madrid? Crec que pixes fora de test.
    Vina a aquí,observa,raona i després opina, perquè pels que vivim aquí, parlar en castellà en el teu dia a dia és gairebé obligat

  2. Libe_Aldecoa

    Corrijo: quienes ostentan el poder

  3. Libe_Aldecoa

    Por el contrario, milagrosamente todo encaja a la perfección si empezamos a llamar a las cosas por su nombre:

    1.- Los democratas se manifiestan para que se cumpla la sentencia (vergonzante 25%) y la Ley (Constitución, ley de jerarquia superior a cualquier Estatuto de Autonomía, y que establece la lengua común y oficial de todos los españoles).

    2.-Los ultranacionalistas, republicanos ultranacionalistas, izquierda reaccionaria (PSC) y populistas, defiende la sociedad monolingüe.

    3.-Lo del pueblo lo dejamos porque siempre confunde.
    Los demócratas defienden el derecho del alumno a educarse en la lengua oficial y común de todos los españoles y mayoritaria en su Comunidad y en la lengua tambiién oficial pero minoritaria de su Comunidad; respetando la libertad del otro a elegir su lengua materna como lengua vehicular.

    4.-Quien ostenta en el poder: republicanos ultranacionalistas , ultranacionalistas e izquierda reaccionaria y populistas desamparan a quienes se atreven a reclamar sus derechos lingüísticos.

    Qué gusto. Cómo encaja todo.

    ¡Bravo por las personas con coraje que llevan tanto tiempo, luchando en Cataluña! Y seguirán.

    Saben muy bien que esta defensa de la lengua, como bien nos enseña Savater, va más allá, es una defensa de la ciudadanía (El País. ‘Amordazados’).

    En Barcelona, 18 -S, cita para demócratas.

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