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Googuelizados

«Las personas googuelizadas dicen vivir a salvo del sistema, aunque pegados precisamente al iPhone, la herramienta con la que el sistema nos somete»

Opinión

EP

  • Jesús Montiel (Granada, 1984) es autor de cinco poemarios que le han valido distintos reconocimientos, entre los que destaca Memoria del pájaro, Premio Hiperión 2016. Ha traducido Resucitar y Prisionero en la cuna, de Christian Bobin, al que considera su maestro. Ha publicado también un libro de aforismos, Silencio casi (Trea, 2020) y siete de narrativa: Notas a pie de instante (Esdrújula, 2018), Sucederá la flor (Pre-Textos, 2018), El amén de los árboles (Esdrújula, 2019), Señor de las periferias (Pre-Textos, 2019), Casa de tinta (Hiperión, 2019), Lo que no se ve (Pre-Textos, 2020) y La última rosa (Pre-Textos, 2021).

Es verdad que internet nos ha brindado grandes ventajas: por ejemplo, se me ocurre ahora que todo el mundo puede acceder a información gratuita; o que la población, en general, tiene mayor probabilidad de alfabetizarse. Internet ha supuesto una revolución similar a la de la imprenta, hace un puñado de siglos. Pero al mismo tiempo que reconozco sus bondades no dejo de percibir, en las personas de mi entorno, los peligros de Google. Internet, sobre todo las redes sociales, están consiguiendo estrechar nuestra existencia. O mejor, empobrece hasta un punto alarmante nuestra visión de la vida y de las cosas, reduciendo la gama cromática al blanco y al negro. 

Se sabe, por ejemplo, que todo el mundo se ha convertido, gracias a internet, en su propio médico de cabecera: podemos consultar nuestro dolor, investigar cada una de nuestras dolencias, reales o imaginarias, y concluir con un diagnóstico. No solo ocurre en el campo medicinal. Todo el mundo, también, se ha convertido en un experto político. Polarizados, explicamos la sociedad desde nuestros algoritmos, sin dudar de que nuestra visión es la menos arbitraria. Las comidas familiares, de este modo, se han convertido en una guerra de clichés y titulares. Cada uno, entre plato y plato, lanzará al vacío sus proclamas, memorizadas en ese tiempo extenuante para su dedo índice. Hay expertos climatólogos: no es rara la ocasión en la que, hablando con un conocido de un tema difícil como puede ser el comportamiento de los incendios, rebata las afirmaciones de alguien que ha dedicado toda su vida al estudio del fenómeno, tras haber recopilado unas cuantas informaciones desde el sofá de su comedor. Expertos también en geopolítica, que conocen al dedillo cada conspiración y quién mueve los hilos. Expertos en epidemias, en religión, en historia. Google es la universidad más demandada en la actualidad, la más concurrida. Todo el mundo se ha especializado en todo.

Para la persona googuelizada, toda su bibliografía es un vídeo de Youtube que le ha llevado a otro vídeo que le ha llevado a otro vídeo

Pero la persona googuelizada se quedará en blanco y no sabrá responder si le pides un dato concreto. Seguramente citará a un profesor de Harvard que avala su teoría o te mandará el enlace de una ponencia o de un artículo pseudocientífico, porque toda su bibliografía es un vídeo de Youtube que le ha llevado a otro vídeo que le ha llevado a otro vídeo, de manera indefinida, en un bucle tan autista como interminable. Como se hacía antes con las lecturas, en una biblioteca, pero sin la demora ni la reflexión, igual que se engullen las hamburguesas en un McDonald.  

Lo único que he aprendido, con el tiempo, es que es inútil tratar de convencer a las personas googuelizadas, hacerles ver que pueden no estar en lo cierto. No les interesa la verdad ni van a cambiar de postura. Google ha ido reforzando sus creencias en cada una de sus pesquisas, solamente consumen ideología que les da la razón, han llegado a un punto sin retorno. Ellos tendrán razón, sabrán más que tú sobre cualquier asunto. Ellos dicen vivir a salvo del sistema, aunque pegados precisamente al iPhone, la herramienta con la que el sistema nos somete. Y este es, creo yo, el mayor logro de la nueva dominación: la gratificante sensación de no ser un esclavo mientras uno camina atado a sus grilletes.

9 comentarios
  1. kj26_

    » la gratificante sensación de no ser un esclavo mientras uno camina atado a sus grilletes.»

    Pero hay más grilletes que no se nombran en el artículo.

    Google guarda información de todo lo que visitas, escribes, recibes, de donde te mueves.
    Con toda esa información hace grupos -clusters les llaman- de personas. No tenemos acceso a qué grupos nos meten y porqué. No nos dejan reclamar para que nos saquen.

    Parece ponen esos grupos a disposición de anunciantes previo pago. El problema es que esos grupos pueden caer en dictadores o personas con fines extraños que pueden causarnos mucho daño.

    Anécdota. Ayer me dice mi mujer: «mira, el móvil me dice donde hemos estado este último año». Google le informaba de la ciudad, dia y hora en la que habia estado. Nos asustamos, miré por ajustes y resulta que tenía en ‘ON’ el indicador seguimiento de lugares. Lo pusismos en ‘OFF’, sin embargo esto a Google le da lo mismo, sigue almacenandolo todo para generar sus grupos -clusters- .

    Da miedo.

  2. Israel-Israeli

    Es la era de los Wikiexpertos en todo, lo saben todo, son guapos, listos, éxitosos avalado por Instagram y wikipedia, lástima que cuando salgo a la calle no los encuentro por mas que busco por afinidad de formas mas nada eh!

    Alguna ayudita …

    Jajaja

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