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Elías Ahuja: apareamiento en el colegio mayor

«No hemos nacido ayer como para no saber que señalar mediática y judicialmente a estos chavales solo provocará la reacción contraria»

Opinión

Entrada del Colegio Mayor Elías Ahuja. | Jesús Hellín (EP)

  • Laura Fàbregas (Barcelona, 1987) se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona. Sus primeros pasos en el periodismo los dio en Catalunya Ràdio, cubriendo la información política desde Madrid. También trabajó en la corresponsalía de Roma de la emisora radiofónica Cadena Ser, y posteriormente estuvo cinco años trabajando para la delegación catalana de El Español hasta incorporarse en la sección de Nacional, donde abarcó la actualidad del Gobierno. Su última etapa antes de desembarcar en The Objective fue en Vozpópuli como redactora de política.

En esta España nuestra, de dinámicas polarizadoras, cuando el Gobierno instrumentaliza burdamente una polémica hay quienes se posicionan automáticamente en el bando contrario. Esto es lo que ha pasado con el vídeo del Colegio Mayor Elías Ahuja, que muchos han salido en tromba a defender que de machismo nada, ¡que es tradición! Y que todo es una cortina de humo para no hablar de la inflación.

Pero ser conscientes de que la agenda sanchista y sus terminales mediáticas han dado alas a este vídeo para alimentar el bicho del machismo, no debería ser un argumento para escudarse bajo el tópico manido de la tradición. Ni siquiera cuando la Fiscalía, en otra actuación aberrante, decide que investigará un posible delito de odio.

No hemos nacido ayer como para no saber que señalar mediática y judicialmente a estos chavales solo provocará la reacción contraria. Y por eso Vox calla y no cae de cuatro patas en la polémica.

Sin embargo, los que no militamos en partidos políticos e intentamos ser seres autónomos y pensantes, no debemos sucumbir ni a la lógica polarizadora ni al maniqueísmo donde nos quieren meter.

Los cánticos de Ahuja serán machismo o solo mal gusto. Lo que está claro es que son liturgias endogámicas y apolilladas, de unos colectivos muy concretos, que se reproducen y perpetúan en el tiempo. Hay quien lo llama ritual de apareamiento. Y hay también quien se escandaliza más por ello que por el acoso a los jóvenes de S’ha Acabat!.

En el mundo íntimo de las pasiones existe un juego de dominación y sumisión. En especial, entre chavales jóvenes y llenos de testosterona. En el libro biográfico del incancelable Philip Roth, el escritor confiesa con absoluta inocencia que para tener de joven algo parecido al sexo tenía que «utilizar un lado agresivo». Pero añade: «no me refiero a una agresividad desagradable, quiero decir un carácter enérgico».

Así que no seré yo quien niegue este lado de la naturaleza humana. Ni que, en términos evolucionistas, el cántico soez y gregario pueda cosechar algún resultado. Pero qué quieren que les diga, si hay que elegir, yo me quedo con el tango.

La Fiscalía investiga si los gritos en el colegio mayor son un delito de odioLa Fiscalía investiga si los gritos en el colegio mayor son un delito de odio
9 comentarios
  1. Pinton

    Lo grave del asunto es que fiscalía haya entrado de oficio a investigar unos gritos en un colegio mayor considerandolos odio y no el de «Pim, Pam,pum, que no quede ni uno» (en catalán, claro) entre otras lindezas que les lanzaron a los chicos de ShaAcabat. ¿En qué programa electoral iba lo de hacer de la fiscalía una comisaría política?, ¿quién investiga lo que, quien debe,ya no investiga?

    Todo el revuelo está siendo mediático. La imagen y la pose como medio político. Ese es el único mensaje de los del todo vale.

  2. ToniPino

    Yo diría que los “cánticos” son inadmisibles por su agresividad y que tienen un fondo machista. El hecho de que las chicas estén encantadísimas con recibir esos “halagos”, no los hace más aceptables. La tradición no es un buen argumento ni puede justificar una costumbre o fiesta. Las tradiciones crueles o vejatorias con personas o animales deben desaparecer, incluidas novatadas humillantes, por mucho que sean aceptadas por los humillados. Son una muestra de incultura.

    Es obvio que quizás no podamos evitar que en la intimidad un chico intente conquistar a su chica llamándola “put…” o diciéndole “zorr…, te voy a pegar tres hosti… porque no vales una mierd…” o “te voy a hacer fregar el suelo con la lengua”, como “rito de apareamiento”, pero podemos criticarlo como algo muy primitivo. En el caso de que se trate de costumbres públicas en colegios, pueblos o cualquier otro ámbito, lo que procede es acabar con ellas.

    La politización del hecho es igual de inadmisible. Explotar políticamente esta inaceptable “tradición” y ayuda poco a su tratamiento sensato.

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