MyTO

¿Quién votará a Ciudadanos?

«¿Qué van a hacer todos esos socialdemócratas a los que votar al PP les ha dado siempre repelús y que habían hallado en Cs un lenitivo a la deriva de Sánchez?»

Opinión

Inés Arrimadas. | THE OBJECTIVE

  • Escritor. Su último libro es ‘Aly Herscovitz. Cenizas en la vida europea de Josep Pla’ (Athenaica, 2023).

«La particularidad nacional es lo que queda de una cultura después de haber suprimido el esfuerzo personal de pensar». Estas palabras que Mihail Sebastian pone en boca de uno de los personajes de su novela Desde hace dos mil años, publicada en 1935 y en cierta medida autobiográfica, bien pudieran haber servido hace algo más de tres lustros para enmarcar el nacimiento de Ciudadanos (Cs) y Unión, Progreso y Democracia (UPyD). Y no sólo porque ambos partidos surgieron de sendos manifiestos suscritos por intelectuales –o sea, por personas a las que se supone una querencia por la reflexión–, sino porque en la fundación de cada una de esas fuerzas políticas estaba muy presente la necesidad de plantar cara de una vez a los nacionalismos catalán y vasco, respectivamente.

Dicho de otro modo: por entonces, lo mismo en Cataluña que en el País Vasco, las filiales de los dos grandes partidos nacionales habían desistido de luchar, con el beneplácito de sus mayores, contra una cultura política, la del particularismo del lugar, caracterizada por su oquedad, por su renuncia a ejercitar el pensamiento crítico, por su sumisión gregaria a un ideal colectivo en detrimento de la libertad individual. Cs y UPyD nacieron, pues, con la voluntad de llenar este hueco y devolver a la ciudadanía, mediante propuestas vinculadas con la gestión de la realidad y sus problemas y la denuncia de toda clase de corrupciones, empezando por las del propio sistema, su verdadera razón de ser. Y ello tanto en las comunidades autónomas donde ambas formaciones surgieron como en el resto de España.

En qué ha parado hoy en día esa voluntad regeneradora es difícil saberlo. Lo que sí sabemos es en qué ha parado cada partido. UPyD se disolvió en diciembre de 2020, lastrado por las crisis y las purgas y después de cinco años de persistente agonía electoral. En cuanto a Cs, sigue ahí, representado en no pocas instituciones, aunque las crisis y las purgas, por un lado, y los vaticinios demoscópicos de cara a las próximas elecciones autonómicas, locales y generales, por otro, tienden a situarlo en una coyuntura muy similar a la de la formación nacida en el País Vasco. Si no en la disolución misma, sí en la irrelevancia, lo que para una fuerza política viene a ser prácticamente lo mismo.

«El inicio del derrumbe de UPyD tuvo al menos como compensación el auge de Cs»

Lo cual –visto con ojos alejados de cualquier interés partidista, pero no de un interés llamémosle general consistente en considerar que una formación provista de un ideario y un programa como el que tuvo UPyD y tiene aún Ciudadanos es más necesaria que nunca en España a tenor de la oferta política presente– resulta bastante descorazonador. Sobre todo si uno repara en que el inicio del derrumbe de UPyD tuvo al menos como compensación el auge de Cs, que fue incorporando cuadros y sumando electores procedentes del partido liderado por Rosa Díez sin reparo alguno, mientras que el actual desplome electoral de las huestes de Inés Arrimadas no parece que haya engrosado ni vaya a engrosar ninguna fuerza política de nuevo cuño con un patrón asimilable al de Cs y, por extensión, a UPyD.

¿Tiene sentido, en estas circunstancias, seguir votando a un partido como Ciudadanos? Evidentemente, la respuesta dependerá de lo que cada ciudadano asocie al acto mismo de votar. La decisión del elector es libérrima, faltaría más, y del mismo modo que nadie puede afearle que opte por unas siglas determinadas y no por otras, tampoco se le puede recriminar que recurra al voto en blanco, al nulo o que simplemente se abstenga de presentarse en el correspondiente colegio electoral.

Si nos ceñimos a unos comicios legislativos y al caso de quien ha votado hasta la fecha a Cs y se encuentra presa del desaliento, se produce además una distinción significativa. En lo que denominamos la derecha existen dos votos refugio para esos desencantados: el del PP por su componente liberal, y también, aunque menos, el de Vox por su radicalidad frente al separatismo. Pero ¿y en la parte izquierda del tablero? Ni en el PSOE de Sánchez ni en Podemos o sucedáneos parece existir cobijo para ellos. Por no hablar de los distintos nacionalismos periféricos. ¿Qué van a hacer, por tanto, todos esos socialdemócratas a los que votar al PP les ha dado siempre repelús y que habían hallado en Cs un lenitivo a la deriva de Sánchez? ¿Qué van a hacer ante el dilema de volver a votar al partido naranja, aun sabiendo que el rendimiento de la papeleta puede ser cero, o, por el contrario, votar en blanco o quedarse en casa? ¡Menudo calvario el suyo!

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30 comentarios
  1. Inigo71

    El surgimiento de Valents en Cataluña representa para mí una clara opción para el votante constitucionalista harto del montaje nacionalista. El compromiso de Valents de no abandonar Cataluña – como hizo Ciudadanos en búsqueda de mayores glorias en el conjunto de España – nos dejó a muchos en una orfandad que Valents puede suplir. Para mí Valents significa una opción esperanzadora para los que desde Cataluña apostamos por una Cataluña fuerte y leal al conjunto de España.

  2. Pinton

    Pero si desde hace tiempo es ya conocido que la misma refundacion del partido naranja va a cambiarle desde el color hasta el nombre. De quedar alguien que aún recuerde lo que implica «sentirse» socialdemocrata, desde que oyeron lo del cambio de cromos a Liberales, casi deben saberse de memoria los programas de los otros partidos, de tanto buscar al menos malo. Por eso, ni el programa ni el líder de lo que queda de PSOE tienen opciones, para el caso.

    De todos modos, las elecciones más proximas son locales y autonómicas. Salvo que la dirección nacional aún de naranja no cambie los planes de presentarse por separado, su desaparición de las instituciones es segura. Y con todos los gestores naranjas que han demostrado esta legislatura sus buenos haceres, volveremos a ver lo ocurrido tras las últimas elecciones andaluzas.

  3. 23xtc

    Usted sabe cómo fue una creación como ex que es usted del PSC como De Carreras. Necesitaban una cara y hay muchas versiones, De Carreras lo conocía. Su labia le hizo tertuliano en intereconomía una vez por semana, con Jiménez y una acompañante de no sé qué del taxi de BCN. Campaña con Rivera tapándose y sin saber quién lo pago en la primera lista salieron 5. En ese partido eran CASI todos vinculados o la abogacía o «amigos» de alguien.

    No hay que creer en los abogados que han estado y están en el partido, HAN SABIDO ENGAÑAR A LA GENTE.

    Por ejemplo la lideresa. Se enamoró de su marido en el parlament, ella defensora de los no indepes QUE no ha tenido problemas de coherencia por hacer cenitas con diputats de CIU, UNIÒ, ERC nada más llegar. Intentaron ocultar al principio el «idilio» con su pareja y padre de sus hijos, de eso se encargaron los periodistas a sueldo, los mismos que después huyeron del partido a la mínima. Cima no ha cambiado sus ideas sobre la independencia, España, la monarquía, las fuerzas de seguridad del estado y ejercito, el himno.

    Me gustaría haber escuchado que decían en su piso Cima y Arrimadas durante toda la preparación del golpe, fueron unos años, discutían o se reían de la gente a escondidas. Pero discutir seguro que no, afrentarse a sus ideas supuestamente políticas para nada.

    Entonces de que estamos hablando.

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