MyTO

Trumpeando

«La vuelta a la política de bloques en la esfera internacional coincide con una tensión creciente de la polarización de la política doméstica»

Opinión

Donald Trump y Mark Zuckerberg. | Erich Gordon

  • Badalona, 1976. Licenciado en Periodismo y Filología Hispánica. Ha trabajado en radio, medios escritos y agencias de comunicación. Ejerció la crítica cinematográfica en la revista especializada Dirigido Por durante más de una década y ha participado en varios volúmenes colectivos sobre cine. Ha publicado en El Mundo, La Vanguardia, Letras Libres, Revista de Libros, Factual, entre otros medios. Es autor de los libros Amores cinéfagos (Jot Down Books, 2023) y Viajando con ciutadans (Editorial Tentadero 2007/Editorial Triacastela 2015).

La prensa de nuestro país coincide en destacar que los resultados de las elecciones en Estados Unidos frustran las aspiraciones de una vuelta por todo lo alto de Donald Trump. La vuelta del estrambótico naranja es ciertamente alarmante en el actual contexto planetario, aunque, por otra parte, tampoco sea del todo tranquilizador tener de presidente de la primera potencia mundial a un simpático jubileta que caza moscas imaginarias en sus apariciones públicas.

A veces estoy tentado de imaginar cómo nos pintarán nuestros semejantes del futuro dentro de unos cuantos siglos, tal y como nosotros hemos hecho con nuestros antepasados de épocas pretéritas. Pienso ahora en aquel espléndido retrato que Johan Huizinga dedicó a los hombres y mujeres del medievo en El otoño de la Edad Media. Gentes mucho más sencillas que nosotros, y, por ello, más dadas a demostrar sin pudor sus sentimientos. Puede que no nos fueran a la zaga en defectos y bajas pasiones, pero, sin lugar a duda, vivían unas existencias que no necesitaban la prescripción de ansiolíticos ni otras sustancias destinadas a aplacar nuestros miedos perentorios. Su pavor fundamental era a la muerte, siempre al acecho con su guadaña a cuestas. El nuestro, en cambio, privilegiados y opulentos según el sambenito, parece ser a una vida en perpetua precariedad y mudanza.

A tenor de los últimos despidos llevados a cabo por Zuckerberg, no parece que el invento del metaverso vaya a ser el inminente refugio virtual a nuestras descarnadas zozobras cotidianas. De momento quedamos a la intemperie de la realidad más cruda lanzando escupitajos al cielo de Twitter o subiendo fotos de cafés añejos al plúmbeo álbum de Instagram. Poca evolución han aportado las redes sociales a nuestra adaptabilidad al medio, si no es para tener distraídos a muchos que de otra forma estarían dilapidando la semanada y forzando la máquina en mala vida analógica.

«La pandemia y la guerra de Ucrania marcan la glaciación de la globalización»

De ahí que, en plena época de los monstruos («el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos», según sentencia de Gramsci), todavía queda por descubrir qué es circunstancial y qué es realmente algo más que una nota al pie de página en los libros de historia. La pandemia y la guerra de Ucrania marcan la glaciación de la globalización y de aquellos happy years de la alianza de civilizaciones. La vuelta a la política de bloques en la esfera internacional coincide con una tensión creciente de la polarización de la política doméstica. Pero todavía resulta prematuro saber a ciencia cierta qué es simplemente hojarasca de papeles y cacareo gallináceo de tertulia.

A mí personalmente la sola presencia de Trump me acongoja considerablemente. Sobre todo si su reaparición coincide con una guerra iniciada por un perturbado al que tiene en alta estima y con cohetes chinos viajando descontrolados por el espacio aéreo. No quiero ni pensar en la posibilidad de un nuevo Gobierno de Estados Unidos presidido por Trump en semejantes circunstancias. Ya podríamos todos correr a escondernos en el metaverso del señor Zuckerberg. Por no hablar de las generaciones futuras. En el caso de que llegaran a existir, no sé yo si les quedarían muchas ganas de dedicarnos el estudio y la atención que Huizinga empleó con la época medieval. Y si llegaran a hacerlo, sería para constatar una enajenación colectiva en ese claroscuro que engendra monstruos. Una enajenación más. En este caso con un puñado de potencias nucleares en manos de unos tipos cuya salud mental es mucho más preocupante que la de un simpático jubileta que caza moscas imaginarias en sus apariciones públicas y que, pese a todo, aún cree que las sociedades deben ser un poco menos desiguales aunque sólo sea para evitar males mayores.

3 comentarios
  1. Pilgrim

    Lo que hizo Trump fue evitar meter a los Estados Unidos en guerras, como ha hecho Biden con Ucrania. Porque , si bien Putin ha picado, lo ha hecho en la ratonera en que le ha metido la Otan, esto es USA, esto es , el complejo militar estadounidense, que es quien está detrás de Biden como lo estaba de Hilary o de Obama. No lo digo yo, sino que lo dijo alto y claro WikiLeaks.
    Fue ese «stablishment» corrupto el que le hizo la vida imposible a Trump y se le cargó. Ahora están mucho más felices hinchándose a vender armas y desestabilizando Europa.

  2. ToniPino

    Trump ha salido algo tocado de estas elecciones. Se las tomó como un refrendo a su persona y la cosa no ha resultado como pensaba. Tampoco Biden está para tirar cohetes. No ha recibido el castigo esperado, pero su popularidad es baja. Estados Unidos está partido por en dos mitades muy polarizadas.

    Trump es malo, pero Biden no es mucho mejor. La estrella emergente es Ron DeSantis, un trumpista 2.0 que puede amargar las expectativas de Trump de volver a la Casa Blanca. DeSantis es otro que tal baila, como para darle de comer aparte. Estados Unidos es hoy un país penoso. El que da miedo es él, no solo Trump, que también.

  3. Demostenes

    Enésimo artículo poniendo a parir a Trump porque patata.

    Con el tema de la polarización interna parece que ahora la policía no mata negros, ni lo hacía con Obama. O será que el BLM tiene una clara motivación política y revuelve las calles cuando gobierna quien no le gusta.

    A nivel externo poco miedo me da un presidente que rebajó la tensión en Corea del Norte. Por contra el que hay ahora hizo una espantada vergonzosa de Afganistán, dejando a sus aliados con el culo al aire, ha hecho todo lo posible (sin quitar la responsabilidad final a Rusia) por tener guerra en Ucrania, tiene a Pelosi agitando el avispero en Taiwán.

    Uno de los miedos precisamente de este gobierno es que los republicanos tengan el poder de vetar el envío de armas a Ucrania. Y nuestros miedos deberían ser que la guerra se recrudezca, acaben sumándose actores al conflicto como en las dos guerras mundiales y los principales afectados seamos los europeos.

    Y por último déjese del metaverso (que no interesa a nadie) o de Twitter (que interesa a cuatro asociales que quieren que les hagan casito). La vida real es la del gasoil a 2€ o los tipos de interés con la mayor subida en 40 años.

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