Sánchez contra Europa
«La descalificación global que ha realizado el Banco Central Europeo al impuestazo a la banca de Sánchez es una muestra de cómo se valoran en Europa las políticas sanchistas».
Mira que venimos escuchando a sus juglares cantar que Pedro Sánchez es el nuevo líder europeo. Según nos recitan, él estaría liderando a la Unión Europea diseñando y ejecutando las soluciones que nos sacarán de la actual crisis económica. Sucede que los hechos vienen desmintiendo el pretendido liderazgo de Sánchez pues sus contradicciones con las instituciones europeas son frecuentes y relevantes.
En una relación númerus apertus, podemos recordar la incomodidad del comisario europeo de justicia por el procedimiento existente en España para la elección del órgano de gobierno de los jueces –CGPJ– y por la resistencia de Sánchez a su modificación o el recelo manifestado por la Comisión Europea por los defectos y por la opacidad existentes España en el control sobre los fondos europeos. Pero como manifestación más reciente, la descalificación global que ha realizado el Banco Central Europeo al impuestazo a la banca que proyecta Sánchez es una muestra de cómo se valoran en Europa las políticas sanchistas.
Somos muchos en España los que hemos alertado sobre el sinsentido general del proyectado impuesto. Venimos exponiendo que ni los beneficios que obtengan las entidades bancarias basadas en aumentos del tipo de interés serán extraordinarios -pues al proceder de su actividad empresarial cotidiana serán típicamente ordinarios- ni los han obtenido hasta ahora -pues solo son expectativas de beneficios que pueden obtenerse a partir de ahora-. Hemos avisado que es inaudito que vaya a exigirse solo a las entidades españolas y no a las extranjeras que operan en España en una clara e incomprensible discriminación. También manifestamos lo incomprensible de que los importes pagados por el nuevo impuesto no vayan a tener la consideración de fiscalmente deducibles para los obligados a pagarlos. Por último, afirmamos que, de modo inevitable, las cuotas tributarias que paguen las entidades bancarias serán trasladadas vía precio al conjunto de usuarios de los servicios bancarios, es decir al conjunto de los españoles. Ninguno de estos múltiples defectos que han sido señalado dentro de España ha resultado atendido por Sánchez que, erre que erre, mantiene su decisión de crear el engendro que proyecta.
Pero ahora ha sido una institución europea la que ha alertado sobre las serias y relevantes deficiencias de lo que se proyecta. Según el Banco Central Europeo, el nuevo impuesto a la banca que proyecta Sánchez atenta gravemente contra varios elementos de los Tratados de la Unión Europea. Entre otros, contra la libertad de circulación de capitales, contra la libre prestación de servicios, contra la libre competencia, contra la prohibición de discriminación entre empresas nacionales e internacionales … En su conjunto, el informe del BCE constituye una auténtica enmienda a la totalidad a la nueva figura tributaria que pretende imponer Sánchez. Sin embargo, la reacción de nuestro todavía presidente ha consistido en ningunear el criterio del BCE y hacerlo mediante unas declaraciones inundadas de una actitud tan hortera como cuartelera, absolutamente impropia del respeto que un presidente de Gobierno de la Unión Europea debe mantener ante las instituciones de ésta.
Siendo grave que la postura de Sánchez sea así de refractaria ante una institución tan importante que, recordemos, además de ser el regulador bancario de la Unión Europea es también el mayor acreedor del Reino de España, resulta especialmente rechazable el tono inadmisiblemente chusco que Sánchez utilizó para intentar desacreditar las críticas del BCE. ¿Es así como se lidera Europa? ¿Es así como se gana prestigio e imagen en la Unión Europea? Francamente, no.
Pero el futuro está por escribirse. Y si como parece, el BCE induce a que la Comisión Europea demande a España ante el Tribunal Europeo de Justicia, el curso de la demanda tampoco contribuirá a que nuestra imagen como país se fortalezca en Bruselas. Pero eso no le importa ni a Sánchez ni a sus juglares. Él seguirá preocupado solo por atender a los esperpénticos socios parlamentarios que le mantienen en La Moncloa, y los otros seguirán dedicándose a cantarnos las hazañas de su líder. Así nos va.