La caza de Ayuso
«Hay que cazar a Ayuso, no porque la sanidad vaya mal o bien sino porque es la única que dice las cosas por su nombre, o sea, la bastarda ideológica de España»
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. | Europa Press
Tendrá que llegar el día en que llamemos a las cosas por su nombre. La consigna del pasado domingo era tomar la calle, arrebatarle la calle a Ayuso. Hay que cazar a Ayuso, no porque la sanidad vaya mal o bien sino porque es la única que dice las cosas por su nombre, o sea, la bastarda ideológica de España. Preparar la caza era fácil si conoces este país. Hay dos cosas intocables para la mayoría de la izquierda: la sanidad y las pensiones. Ése es su auténtico drama. España ya si acaso la defienden otro día, porque aunque conforman el antifranquismo oficial solo están comprometidos con la democracia del 36. Esta caza de Ayuso la delató una muñeca con nariz de Pinocho que imitaba a la presidenta. Todo calculado y nada improvisado. También, para ser justos, diremos que dentro de todo este follón hay gente de bien que anda mal informada.
Cada vez parece más claro que el bipartidismo quiere amuermar España. Somos una democracia amuermada, sin sangre. Ayuso es el calambre que recorre la sociedad española, llena los periódicos y reinventa los cafés de Madrid. El soplo de viento que inclina la prosa hacia un lado u otro, en las áridas y yermas tierras de la política. El que quiera entender que entienda por qué tienen que debatirse con Madrid, centrar los problemas siempre en Madrid para poder ganar las municipales, las autonómicas y la presidencia del Gobierno. El nuevo mantra del PSOE, «Ayuso manda», demuestra que hay gente que quiere que le racionen la poca libertad que tiene. Quieren volver al comunismo, pedir caridad al Estado y permiso para hablar.
«Hay mucho festivalero y cineasta del resentimiento contra Ayuso y muy poco espíritu demócrata en la izquierda»
Esta condena escenificada con el delirio del muñeco es un buen ejemplo de la banalidad del debate que nos espera este año electoral. Las manifestaciones no sirven de mucho en los Madriles pero ésta ha revelado algo: hay mucho festivalero y cineasta del resentimiento contra Ayuso y muy poco espíritu demócrata en la izquierda. Algunos de los mayores representantes de esta izquierda andaban muy enrollados con su camiseta, pero hace tiempo que ha dejado de ser la verdadera calle. Ahí están, con su camiseta de palo y vestidos de calle, sin serlo ya. Acabaremos bailando con muñecos, como en las películas de Almodóvar.
Ni la calle ni la sanidad pública son patrimonio de la izquierda o de la derecha, es algo que pagamos y utilizamos todos. Tampoco es exclusiva competencia de la presidenta que la sanidad funcione peor tras la pandemia. Es una incógnita el peso y la importancia que puede tener esta manifestación, pero los socialistas harían bien en contener su euforia y fiebre de domingo revolucionario. Ayuso robó más de 80.000 votos socialistas en Madrid y, de esta forma pasó de 30 escaños a los 65 de ahora, el 44,8% de los votos. Ayuso, más que una gran política, es todo un acontecimiento, un cambio de época, un trastorno genial de nuestra vida política. En este sentido, Feijóo puede alcanzar la mayoría absoluta de forma sencilla, anunciando que, de ser investido, hará a Ayuso su vicepresidenta única.
En Madrid también están todos esos que se ponen camisetas con emblema, chapas, muñecos, pancartas, salen ha hacer el payaso en la «manifa» de turno que organizan los organizadores de lo único que saben organizar, gobernar y servir, si eso, jamás… y luego son los que cuando están malitos porque les pica un pie se van a la sanidad privada, que ellos con la chusma no se juntan.
Pande de hipócritas, ignorantes y estómagos agradecidos. Ellos y los bobos que les aplauden y defienden.
Todavía no saben que hay médicos para parar un tren, pero no hay suficientes especialistas, que son los que hacen falta. Todavía no se han enterado que Madrid es de lejos de las mejores comunidades en cuanto a funcionamiento de atención primaria (otra cosa es que, en general, el funcionamiento no sea bueno en todo el territorio nacional, algo endémico, parece). Todavía no se han enterado de que tanto sindicato de médicos y sanitarios, pagados por los socialistas desde los tiempos de Felipe, en lugar de trabajar por y para los pacientes lo hacen para el partido.
No tienen vergüenza, y no la han conocido jamás. Ni la conocerán.
Eso sí, estoy de acuerdo en que en esos circos callejeros que montan, hay gente de bien engañada. Una desgracia más.
Y ahora cuando acabemos de pasarle el cepillo dejamos los servilismos y con algún dato y un mínimo de conexión con la realidad ya tratamos de hacer algo de periodismo
Venga, aporta tú datos y establece la conexión con la realidad… demuestra lo listo que eres, o bien, lee mejor el artículo y, de paso, entiende de una vez que los datos no son tampoco vuestro patrimonio. Es más, tenéis una tendencia alarmante a la manipulación: de los datos, de la realidad, de la historia…
Habrá alguien que piense que la Ayuso esa sabe leer? Y escribir? Y hablar? Y mantener un debate con un nivel básico de preparación? Cómo es posible que alguien ta analfabeto y sin preparación alguna desempeñe una responsabilidad pública de relevancia ? Esa mujer representa el umbral de degradación y deterioro alcanzado por la política española.
No está claro en qué basa sus insultos, puesto que no aporta ejemplos de lo que dice. Y estoy convencido de que las mismas críticas las podría usted dirigir a otros políticos posiblemente más cercanos a su ideología. Relájese. En política, como en la vida, no es bueno andar insultando histéricamente a quien no piensa como usted.
Anda, vuélvete al siglo XVIII y no regreses, revolucionario de pacotilla.