No cabe más cinismo en el Ministerio de Sanidad
«Los sanitarios quieren mejores condiciones salariales, pero los mismos que en Madrid envenenan las protestas son los que pueden modificar el sistema»
Ya apuntaba maneras en la pandemia cuando con el mando único dejó a las Comunidades Autónomas solas ante el virus. Mas de 7.000 millones de euros de nuestros bolsillos para que un ministerio, cuando hay problemas, de nuevo se quite de en medio. El hartazgo sanitario es de su competencia porque, como bien sabe el ministerio, determina el salario base de los profesionales del sistema nacional de salud, establece las plazas MIR, fija el miserable sueldo mileurista con el que deben sobrevivir en sus cuatro años de residencia, tiene la potestad para homologar los títulos en medicina de los extranjeros que quieren trabajar en nuestro país y lo mas importante: define las funciones que llevan a cabo los trabajadores sanitarios ya sean médicos, enfermeras, auxiliares, etc… Todo esto es su responsabilidad. De las Comunidades Autónomas por su parte, son, entre otras, la contratación, la edificación, la planificación de las plantillas y los complementos salariales.
Dado que hay mas médicos y enfermeros que nunca pero no son capaces de absorber la creciente demanda de una población cada vez mas envejecida y que la cronicidad de las enfermedades requiere mas cuidados que curaciones, ¿por qué en el ministerio nadie da una solución ni hay ser humano que ande trabajando en transformar esta realidad asistencial de la que nos llevan avisando desde hace años? ¿Por qué de nuevo el ministerio vuelve a decirle a las Comunidades Autónomas ese es vuestro problema y ahí os las apañéis?
Es evidente que estresados no andan por allí a pesar de que desde que gobiernan todos tengamos un problema de salud con los que nos la deben garantizar.
«Los sanitarios no están contentos, lo sabemos, y es obvio que de esta pandemia tampoco han salido mejores»
Quizás haya llegado el momento de que los médicos se dediquen solo a curar, de que la enfermería se dedique a cuidar y que los ciudadanos nos dediquemos a lo de siempre, a pagar los impuestos para que estos puedan hacer su trabajo sin que sintamos que nos están perdonando la vida.
Los sanitarios no están contentos, lo sabemos, y es obvio que de esta pandemia tampoco han salido mejores. Los hubo que cursaron baja por miedo, pero los que estuvieron valientemente batallando con la enfermedad, tienen derecho a volverse tan egoístas como nosotros. Quieren mejores condiciones salariales, quieren que se refuercen las plantillas, pero teledirigidos se quejan solo a las puertas de las consejerías, ironías de la vida, porque los mismos que en Madrid están envenenando las protestas, son los que tienen la potestad de modificar el sistema.
Que les suban el sueldo a los sanitarios. Que tengan un estatuto específico. Y que se actualicen sus tareas sanitarias en base a una sociedad envejecida aquejada de enfermedades crónicas. Atrévanse a liberar a los médicos de trabajos burocráticos y dejen que ciertas tareas las hagan los enfermeros y algunas de éstos los auxiliares, porque ya no sabemos como decirles que no hay personal y que un sanitario no se riega y crece de un día para otro. Pero sobre todo, dejen de mofarse desde el ministerio de los enfermos y sus sanitarios porque tarde o temprano la ciudadanía sabrá quien tiene la responsabilidad última de lo que está pasando y les va a reventar en toda la fachada. Y será entonces, cuando eso ocurra, cuando Darías se marche a su isla como Illa huyó a su ínsula.