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Desprecio del procedimiento, desprecio por la democracia

«Es el modo populista de gobernar: los procedimientos parlamentarios son simples instrumentos enojosos para conseguir lo que pretende una mayoría»

Opinión

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  • Desde siempre me ha gustado leer y escribir. En el Derecho he
    encontrado el rigor del método y en el periodismo el gusto por la
    literatura. Prefiero hacer reflexionar al lector que convencerle. Me
    considero racionalista, liberal y socialdemócrata.

Hay una generalizada consciencia de que en España se están vulnerando las reglas del juego político, los acuerdos básicos que se respetaban hasta hace poco. Esta situación comenzó en Cataluña hace unos diez años y pasó a contagiar la política española algo más tarde, de forma ya clara en la moción de censura de 2018. 

En algunos casos se rompen la reglas jurídicas, y ello puede remediarse acudiendo a los tribunales aunque la tardanza con que estos resuelvan provoca inevitables daños colaterales; en otros casos se rompen las reglas políticas no previstas expresamente en las leyes, y ello tiene más difícil arreglo porque su restitución depende de la voluntad de quienes las han infringido. Además, estas últimas contribuyen difusamente a desprestigiar el sistema democrático y disminuir la confianza ciudadana en sus instituciones. Quizás esa es la intención de sus autores: no olvidemos que en el Gobierno, y en algunos grupos parlamentarios que lo sustentan, hay partidos que pretenden la ruptura del sistema político. Estamos, pues, ante una peligrosa situación de desbordamiento constitucional.

Los ejemplos son numerosos: la no renovación de los integrantes de órganos constitucionales que vulnera un claro deber constitucional, Reales decretos-ley sin darse el supuesto de «extraordinaria y urgente necesidad» como requiere la Constitución, la supresión del delito de sedición que en realidad es una amnistía encubierta ad hoc para unos golpistas, la mala calidad técnica de leyes que conducen a lo contrario de lo pretendido por el legislador como se deduce de la aplicación de la recientemente aprobada ley de reforma del delito de abuso y agresión sexual. Algunas más han sido también objeto de polémica, como es el caso de la llamada ley trans

«El desprecio por el procedimiento indica que las leyes son consideradas como simples mandatos del Ejecutivo»

¿Cuál es la principal causa común y trasversal a todos estos  dislates? El desprecio por el procedimiento, tanto en los nombramientos como en la elaboración  y aprobación  de leyes, que implica también un desprecio por la democracia e indica que las leyes son consideradas como simples mandatos del Ejecutivo, no el producto de la deliberación pública y el acuerdo en las cámaras, con la necesaria transparencia para que también participen los ciudadanos con sus opiniones.  

Es el típico modo populista de gobernar: los procedimientos parlamentarios son considerados como simples instrumentos -enojosos, por supuesto- para conseguir lo que pretende una mayoría parlamentaria. Se olvida que en una democracia representativa los procedimientos son substanciales, no solo instrumentales, se olvida que la democracia no es sólo decisión sino también deliberación y debate  antes de adoptar acuerdos o consensos. 

Félix Ovejero, en las breves y brillantes páginas introductorias a su último libro Secesionismo y democracia, distingue entre dos modelos de democracia: la democracia de negociación y la democracia deliberativa, separadas ambas por una frontera imprecisa. Pues bien, estamos incumpliendo con los dos modelos y nos acercamos aceleradamente a un tercero, el de la democracia populista, que propiamente no es una democracia parlamentaria sino un sistema representativo en el que lo importante es votar cada cuatro años sin necesidad que el gobierno elegido sea controlado durante este período, ni desde el punto de vista jurisdiccional, ni técnico, ni parlamentario, ni por la opinión pública. 

«Se olvida que la democracia es dialogar, debatir, acordar y pactar»

Desde esta perspectiva, democracia es simplemente votar, como han sostenido los independentistas catalanes estos últimos años. Se olvida que la democracia es dialogar, debatir, acordar y pactar. Se olvida a Kelsen, solo se utiliza a Schmitt, decisionismo y no deliberación, la gran polémica anterior a la Segunda Guerra Mundial entre un socialdemócrata y un nazi. Parece que volvamos a los viejos tiempos autoritarios abandonados por los grandes constitucionalistas alemanes de la segunda mitad de siglo pasado que pusieron énfasis en destacar lo contrario: la importancia del método de elaboración de la ley en el parlamento. 

Uno de estos grandes, el profesor Böckenförde, sostenía que un elemento esencial de las leyes democráticas es que se elaboran a través de la discusión, la negociación y la transacción entre las diferentes fuerzas políticas, ante la presencia constante de la opinión pública. En consecuencia, la legitimidad democrática de la ley no proviene sólo del órgano que la aprueba -es decir, el Parlamento-, sino también del proceso participativo mediante el cual la ley ha sido elaborada atendiendo a la voz y al voto de los distintos grupos parlamentarios, así como al debate suscitado en la opinión pública. 

Es por este motivo que nuestra Constitución impone diferentes procedimientos en la formación de la ley, algunos incluso anteriores a la entrada de la misma en la cámara como proyecto o proposición. Se trata de los dictámenes del Consejo de Estado, el Consejo General del Poder Judicial u otros órganos independientes e, incluso, los informes de los letrados de las Cortes. 

Si no se tienen en cuenta algunos de estos trámites obligatorios -o se soslayan con argucias como presentar proyectos de ley del Gobierno como proposiciones de ley de los partidos que lo componen, cosa frecuente- pasa lo que pasa, lo que está pasando: errores técnicos, falta de reflexión sobre las nuevas leyes, descrédito del Parlamento. Todo por no respetar el procedimiento. Y respetar el procedimiento es respetar la democracia.

3 comentarios
  1. Tenconten

    Esencialmente de acuerdo con su artículo. Imposible no estarlo, en mi opinión. La distorsión de la democracia populista es tal que, quizás sorprendentemente, tiene más tics autoritarios un gobierno que, en teoría, debe garantizarse cada apoyo concreto que el que ha gobernado con cómodas mayorías absolutas. Si cabe pactar todo con todo el mundo, aún a sabiendas de que estás pactando con quien abiertamente desprecia la democracia, para que sirve el parlamentarismo?
    Probablemente para justificar lo injustificable. Aquí se aprueba una ley electoral notoriamente injusta y con fecha de caducidad, cuyo único fin era facilitar la transición, y luego nadie tiene arrestos para decir que basta ya y que el voto de una señora de Soria ha de valer exactamente igual que el de un señor de Tarragona. Y luego llega el ínclito Zapatero e impone (para deleite de sediciosos y antidemócratas ) cordones «sanitarios» que envidiarían en cualquier república bananera.
    Y mientras tanto, el nivel de crispación de la sociedad se incrementa al mismo ritmo que la falta de escrúpulos democráticos de quienes nos gobiernan.

  2. danif

    Los que dirigieron la transición , además de habernos dejado el período histórico de más prosperidad y libertad continúan demostrando su solvencia profesional y su defensa de los intereses de los ciudadanos y de las bases de la democracia plena con una independencia y sabiduría que es difícil encontrar en nuestros medios más influyentes.
    Ejm : Sobre los planes del gobierno y sus aliados :
    R Arias Salgado“Zapatero modela un PSOE no europeo, con el horizonte de un socialismo que gana todas las elecciones sucesivamente, en el ejercicio de su hegemonía y del abuso de poder…Toda la estrategia de Zapatero y de Sánchez es evitar la alternancia del poder “
    .Ramón Tamames Gómez:“ Sobre los socios de Sánchez, “ en el fondo lo que quieren es mandar. Quieren mandar empobreciendo el país. Y una vez que lo empobrecen, con una red de mecanismos de clientelismo, controlar el país de una forma definitiva. ¿Cuál es el efecto de Podemos en el Gobierno? Pues sencillamente más subsidios que son necesarios en parte, pero no para todos, porque la gente entonces deja de trabajar.. ellos lo que quieren es cargarse el sistema. Lo ha dicho el jefe de Bildu “Venimos a Madrid a cargarnos el régimen “.
    Los que dirigieron la transición siempre podrán justificar que, aunque a trompicones y con traiciones interiores, al final dejaron un país entre las democracias plenas y que los que los quieren sustituir son admiradores de regímenes autoritarios que están los últimos en progreso y libertad.

  3. danif

    Democracy Index ” reparte los países en grandes grupos : Democracia plena, Democracia imperfecta , Régimen híbrido y Régimen autoritario La clasificación situaba a España , antes de llegar Sánchez con sus apoyos políticos, mediáticos y culturales , en los de Democracia plena .
    Están situados en el grupo de Régimen autoritario , entre otros , Venezuela y Cuba .
    Podemos, Izquierda Unida , E.R.C. y EH BILDU ( y más como la CUP….) han demostrado su admiración por el régimen político que impera en estos países . Solo tienes que fijarte que en los índices de calidad democrática están los últimos y no es por casualidad sino por sus notas en los campos investigados.
    Continuamos sin ver en el tratamiento de las opciones políticas algo que nos parece evidente: el que no se diferencia entre los que son demócratas ( con su derecha e izquierda) y los partidarios de regímenes autoritarios en e l que lno hay la división anterior .
    En los regímenes autoritarios la oposición no existe o está perseguida y hay una concentración total de poderes . Por eso están en el grupo de menos libertad y más corrupción y ruina económica y social. Los desprecios en España a la oposición , jueces, constitución vigente, tramitación legislativa ….son lógicas en un grupo que intenta destruir la democracia y sustituirla por un régimen autoritario. No es su sistema y son una muestra de lo que harán en el suyo.

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