¿Refundación de Ciudadanos?
«No es necesario que el partido liberal refunde sus principios, pero sí podría buscar una bandera que lo identificara, darle al menos un motivo al votante»
Se ha especulado mucho sobre los motivos que llevaron a 2,5 millones de votantes a retirar su apoyo a Ciudadanos entre abril y noviembre de 2019. La tesis más extendida es que los electores castigaron a Rivera por no pactar con Pedro Sánchez (presuponiendo alegremente que este estaba dispuesto a ello) un gobierno sostenido por 180 diputados. La tesis es verosímil. Pero Rivera había logrado un resultado histórico prometiendo que no pactaría con Sánchez y retratándolo como el cáncer institucional que ha resultado ser. Ahora, lo que Rivera no entendió entonces es que pactar un gobierno con Sánchez era la única forma de evitar la metástasis. Fue incongruente difundir la teoría de «la banda» y optar por no atarle en corto. Si aceptamos la premisa de que a Sánchez solo le guía el afán poder, se sigue que la mejor manera de neutralizarlo es pactar con él. No se hizo, y el anuncio de repetición de elecciones anunció el proceso de descomposición de Ciudadanos.
Ciudadanos conserva su origen noble, un discurso propio y escasos pero valiosos activos personales. Lo que no tiene Ciudadanos son votantes. Y tres años después de la hemorragia, es sensato asumir que aquellos votantes no tienen intención de volver. Ciudadanos ha perdido su representación en los parlamentos de Madrid y Andalucía, en Cataluña conserva seis diputados y en Castilla-León un único procurador.
Si comparamos el ideario del partido con los rasgos ideológicos que según la demoscopia predominan entre los españoles, cabe sospechar que la naturaleza del desapego no es ideológica, sino pragmática. ¿De qué sirve votar a Ciudadanos? Esta pregunta habrá rondado la mente demillones de españoles, y la respuesta que introdujeron en las urnas es inequívoca. Cambiar eso es no será fácil.
«Las próximas elecciones generales serán un referéndum sobre la continuidad de Pedro Sánchez»
Porque las próximas elecciones generales serán un referéndum sobre la continuidad de Pedro Sánchez. Y ni quienes prefieren su continuidad a la única alternativa verosímil, ni quienes sueñan con expulsarle del poder, votarán a Ciudadanos. Así, el partido liberal está fuera de la única batalla que importa: la que culminará con el desalojo o la continuidad de Sánchez. No quiero decir que sea inútil votar a Ciudadanos, sino que así lo percibirán los electores mientras no cambie el clima político.
Ahora que se habla de refundar el partido, conviene recordar que esta no sería la primera refundación de Ciudadanos; aquella mutación de partido socialdemócrata a esa especie de derecha patriotera que quiso sorpassar al PP se produjo sin explicación alguna. Más coherente fue su ulterior reacople en el liberalismo progresista y antinacionalista, donde se encuentra ahora. Por eso no es necesario que Ciudadanos refunde sus principios, mientras se acepte que la dirección entrante apriete o afloje en aquellos que considere prioritarios. Pero Ciudadanos podría buscar una bandera que lo identificara, darle al menos un motivo al votante. Por ejemplo, cambiar la ley electoral para establecer un mínimo porcentaje de votos para obtener representación en el Congreso. Es solo una idea, pero es más fácil vender una idea que un proyecto político.