Pobres más pobres gracias a Sánchez
«Ante el dilema de ayudar a las familias o a los potenciales votantes, no hace falta pedir criterio ni a los veganos de la vida, se apelliden o no Garzón»
Una difícil tarea para este nuevo año consiste en localizar amplios grupos de personas que hayan visto mejorada su situación personal, económica o social gracias a las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez. Lógicamente, no computan entre los beneficiarios los enormes equipos de sus 22 ministerios, unidos a la Presidencia del Gobierno, junto a los familiares y allegados de todos ellos. Ni aquellos con quienes esos ministerios cierran contratos o colaboraciones. Ni tampoco todos los que han visto mejorada su situación profesional o laboral al engrosar organismos cooptados por el Gobierno para garantizar una eficaz vigilancia progresista aunque se pierdan las próximas elecciones. Es verdad que todos esos son claros beneficiarios personales, y que no son pocos. Sumarán bastantes miles, pero se trata de buscar a amplios grupos de personas anónimas que se hayan podido beneficiar de las políticas gubernamentales sin formar parte del núcleo dirigente.
No será fácil encontrarlas entre quienes pagan a disgusto sus crecientes impuestos, que no dejan de multiplicarse en estos ya casi cinco años de sanchismo. Ni entre quienes querrían haber creado una empresa pero no han podido hacerlo. Tampoco entre los autónomos, que cada día lo tienen más difícil. Ni entre los parados que no sientan como un honor impagable el ser tratados como indefinidos-fijos-discontinuos en las largas temporadas en las que no tienen empleo, cobran el paro, pero no computan como parados. Y menos aún entre los que aspiran a ver a España entre los países prósperos y exitosos. Seguimos sin recuperar el PIB previo a la pandemia y cada día queda más lejos aquella soñada Champion League en la que España adelantaba a Italia en el G-10. Lejos no, queda lejísimos: ya hasta México nos ha expulsado no de los 10 sino de los 15 países más prósperos del mundo.
Será también difícil encontrarlos entre las familias hipotecadas, que han visto cómo se multiplicaba la cuota para ir pagando el piso, o entre quienes no llegan a fin de mes y ven con espanto cómo sube el precio de todo cuando van a la compra. Tampoco entre los pequeños ahorradores, a los que la incertidumbre y el deterioro bursátil ha mermado su patrimonio. Pero en algún sitio tienen que estar, porque el de Pedro Sánchez es «el Gobierno de la gente», que «no deja a nadie atrás» y ha desplegado su imbatible «escudo social».
«Los más pobres de entre los pobres son hoy más pobres que en 2018. Y son más numerosos también»
¡Ya está! Deben estar seguro entre los más desfavorecidos. Los pobres tienen que ser menos, mucho menos pobres gracias a Sánchez. Pues tampoco. Los más pobres de entre los pobres son hoy más pobres que en 2018. Y son más numerosos también. Todo gracias a Sánchez.
El informe anual para España de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN, en sus siglas en inglés) lo adelanta con meridiana claridad: «La incidencia de la pobreza severa no ha cesado de aumentar desde 2018, lo que supone la consolidación de una bolsa de pobreza severa superior a la existente antes de la crisis económica de 2008». ¿Desde 2018? Pero si hasta mayo de 2018 quien gobernaba era Mariano Rajoy y el PP. No puede ser que entonces las cosas fueran mejor. Además, la pandemia no llegó hasta 2020.
¡Cómo es posible que la pobreza severa empezara a aumentar antes de la pandemia… y antes del volcán… y antes de la guerra! Y ¡cómo es posible que la bolsa de pobreza severa sea hoy mayor que antes de la crisis de 2008! Pero si tenemos a todo un Gobierno progresista y de coalición de izquierdas trabajando intensamente para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030, que tienen en la erradicación de la pobreza su foco de actuación imprescindible.
Pues quizá, solo quizá, porque una cosa es la propaganda y otra la puesta en práctica de medidas eficaces para la consecución de los fines que se cacarean. Un par de ejemplos, y solo a modo de ejemplo:
Dice EAPN: «El 13,1% de las personas en pobreza severa no pueden permitirse una comida de carne, pollo o pescado o su equivalente en proteínas vegetales, cada dos días». Pues eso habrá que solventarlo porque tal carencia de ingesta de proteínas implica que, además de padecer pobreza severa, esas personas sufren de «privación material y social severa». ¿Y qué ha hecho el Gobierno progresista y de coalición de izquierdas? Pues excluir la carne, el pescado, el pollo y las conservas de la exención del IVA para productos de primera necesidad. Ante el dilema de ayudar a las personas más necesitadas o cumplir con la agenda vegana, ha ganado Alberto Garzón y sus fobias contra las proteínas animales (quizá producto de algún trauma juvenil por el carnívoro menú de su boda).
También dice EAPN: «El 13% de las personas que viven en hogares con menores están en pobreza severa y solo el 7,3% de las que viven en hogares sin menores. Además, también lo están el 26,2% de las personas que viven en hogares monoparentales y el 27,2% de las que viven en hogares de familias numerosas».
El dato impresiona: más de la cuarta parte de las personas que viven en hogares de familia numerosa (el 27,2%) están en pobreza severa. Ese porcentaje es mayor, incluso, que las que viven en hogares monoparentales (el 26,2%). Y, de forma general, el porcentaje de incidencia de la pobreza severa en hogares con niños casi duplica (13% sobre 7,3%) al de familias sin niños. Lógicamente, un gobierno progresista, y de coalición de izquierdas, estaría volcándose en ayudar a las familias numerosas, a las familias monoparentales y, en general, a las familias con hijos menores a cargo. Pues no. Por ejemplo, el mini-cheque electoral de los 200 euros (a recibir en las vísperas de las elecciones de mayo) no prevé ninguna mejora para las familias con niños. En realidad, parece pensado para ganar el afecto de jóvenes sin cargas familiares. Ante el dilema de ayudar a las familias o a los potenciales votantes, no hace falta pedir criterio ni a los veganos de la vida, se apelliden o no Garzón.
Algunos datos, por si no están familiarizados con los indicadores de pobreza. Se entiende que una persona vive en pobreza severa cuando sus ingresos son inferiores al 40% de la renta mediana del país. En España eso significa que ingresa menos de 535 euros al mes (6.417 euros al año). En un hogar de una pareja sin hijos, esos ingresos pueden llegar a los 1.070 euros al mes si trabajan los dos. Pero en otro hogar en el que solo un adulto tenga ingresos y mantenga, digamos, a dos o tres hijos, los cuatro (o cinco) miembros de la familia deberán repartirse menos de 535 euros al mes para ir tirando. Pues bien, según los cálculos de EAPN, más del 10% de la población española, unos 4,8 millones de personas, viven hoy en España en pobreza severa.
Gracias a Sánchez, los pobres son más pobres y hoy son más de los que eran en 2018. Tampoco entre los pobres están los beneficiarios de sus políticas. Habrá que seguir buscando.