THE OBJECTIVE
Esperanza Aguirre

La manifestación del día 21

«Muchos españoles hemos tomado conciencia de que en España, la democracia y nuestra Constitución están en peligro por la acción concreta del Gobierno»

Opinión
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La manifestación del día 21

Manifestación contra la ley del aborto y el proyecto "totalitario" del Gobierno. | Europa Press

El próximo sábado, día 21 de enero, a las 12 del mediodía, tendrá lugar en la Plaza de Cibeles una manifestación «por España, la democracia y la Constitución», convocada por decenas de asociaciones cívicas y por una serie de personalidades relevantes.

¿Qué ha tenido que pasar para que tantas asociaciones y tantos españoles hayan sentido la necesidad de tirarse a la calle para defender tres ideas tan simples y fundamentales como son España, la democracia y la Constitución?

Lo que ha pasado es que muchos, muchísimos, españoles hemos tomado conciencia de que en España, la democracia y nuestra Constitución están en peligro. Pero no ante un peligro abstracto, están en peligro por la acción concreta del Gobierno de la nación, lo que hace que ese peligro sea una realidad cada vez más evidente y peligrosa.

Aunque a Sánchez y a sus ministros les guste pavonearse por Europa como si fueran dirigentes equiparables a los de los demás países europeos, no debe olvidarse nunca que su legitimidad les viene dada por el apoyo de sus aliados. Y ¡qué aliados!

En primer lugar, los comunistas de Podemos. Ya desde el nacimiento de este partido, Pablo Iglesias expresó que, aunque ellos entroncan directamente con el marxismo-leninismo, tenían que evitar por todos los medios la palabra «comunista», porque sabían que estaba muy desprestigiada. Pero lo son. Algunos, como Yolanda Díaz y Alberto Garzón, se presentan sin disimulos como militantes del Partido Comunista. Otros, como los podemitas, evitan la palabra, pero se declaran fieles seguidores del Foro de Sao Paulo, que es la forma moderna de declararse fervientes entusiastas del comunismo bolivariano. Una forma de comunismo que, después de arruinar a Cuba, está arruinando a Venezuela y amenaza con arruinar a otros muchos países de Hispanoamérica. Y, si nos dejamos, a España.

«Para gobernar, Sánchez necesita el apoyo cotidiano de los golpistas catalanes y de los bilduetarras»

Pero es que la coalición, que Sánchez ampulosamente llama progresista, para gobernar necesita el apoyo cotidiano de los golpistas catalanes y de los bilduetarras. Apoyo que no es incondicional, sino todo lo contrario. Está lleno de condiciones. Condiciones que Sánchez cumple a rajatabla.

Es escandalosa la exactitud con la que Sánchez ha cumplido todo lo que le han exigido los secesionistas catalanes y los herederos de los asesinos de ETA.

Nadie, ni sus seguidores más acérrimos, podían sospechar que, a los tres años de gobierno, pudiera presentar un cumplimiento tan absoluto de las exigencias de aquellos que, en octubre de 2017, proclamaron la república catalana. No se ha conformado con indultarles. Para hacer más patente su rendición, ésta sí incondicional, ante los golpistas, y para dejar abierta la puerta a la inminente reincidencia («ho tornarem a fer») ha llegado a tragar hasta por modificar el Código Penal al dictado de Rufián, de manera que ya no existe el delito de sedición y tampoco el de malversación, si es para dar un golpe de Estado.

Y si estas han sido sus concesiones a los golpistas catalanes, las de los bilduetarras se pueden resumir en el ¡todos a casa! que ha llevado a los asesinos de ETA a estar en su casa, triunfantes sobre sus víctimas y humillando a todos los españoles.

La ambición de poder que no ha parado de cultivar en estos años se manifiesta constantemente, sin disimulos, en la serie constante de actuaciones dirigidas a acabar con la separación de poderes y a ocupar, de forma partidista y sectaria, todos los organismos e instituciones del Estado.

En la España de hoy ya no existe la menor independencia entre el Legislativo y el Ejecutivo. Los diputados de la mayoría obedecen ciegamente al Gobierno y a los de la minoría no les dejan expresarse porque prácticamente todo se hace por decreto-ley o por proposición de ley, con lo que evitan los informes preceptivos.

La independencia del Poder Judicial frente al poder político está en peligro, si es que aún existe en algún grado, ante la voluntad sanchista de hacerse con él. No hay más que ver sus nombramientos.

Todo esto, al lado de la nómina de instituciones que, sin inmutarse, ha ido asaltando en estos años. Desde el recién asaltado Tribunal Constitucional hasta el CIS, pasando por RTVE, el INE, el CNI, Correos o la Fiscalía General del Estado.

Cuando desaparece la imprescindible independencia de los Poderes del Estado nos encontramos ante un Estado totalitario. Es lo que ha pasado en la pobre Venezuela de hoy, modelo de los podemitas y, desgraciadamente, modelo actual del actual Gobierno de España.

Todos los exiliados venezolanos, cuando les preguntas qué ha pasado en su país para caer en este comunismo bolivariano, que les ha dejado sin libertad y que les está hundiendo económica y socialmente, siempre responden lo mismo: «Cuando llegó Chávez y algunos empezaron a predecir que con él llegaba el comunismo, nosotros siempre contestábamos: ‘esto aquí no puede pasar porque aquí tenemos una Constitución’».

«De manera clandestina, los sanchistas han abierto un periodo constituyente»

Pues bien, aquí, de manera clandestina, los sanchistas han abierto un periodo constituyente. Y no lo digo yo, lo dijo en el Congreso, sin sonrojarse, el hoy magistrado del Tribunal Constitucional, Juan Carlos Campo, cuando era ministro de Justicia.

También a nosotros nos parecía imposible que se premiara a los golpistas y que se hiciera caso a los etarras, y, sin embargo, eso está ocurriendo, eso ha ocurrido. Eso aquí está pasando.

Para completar el cuadro tenemos que el actual Gobierno no ha parado de escarbar en las heridas antiguas de los periodos de nuestra Historia que todos queríamos y creíamos superados, con una Ley de Memoria Democrática que sólo busca enfrentar fratricidamente a los españoles.

Ante una situación como la descrita cobra todo su sentido la convocatoria de la manifestación del día 21.

Una magnífica oportunidad para mostrar la unidad de los constitucionalistas ante el desastre que se cierne sobre nuestra nación.

Porque frente a la deriva que ha tomado Sánchez todos tenemos que reaccionar: la oposición, por supuesto, pero también los ciudadanos de uno en uno, expresando en la calle nuestra indignación ante lo que está pasando en España.

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