¿Y si vuelve a ganar Sánchez?
«De lograr ser investido tras las próximas elecciones generales, Pedro Sánchez tendría una debilidad parlamentaria significativamente mayor que la actual»
Acabamos de inaugurar el año electoral en el que los electores de este país podremos renovar o mantener al alcalde de nuestro municipio, en el que muchos podremos hacer una u otra cosa respecto al presidente de nuestra comunidad autónoma y en el que también, sobre todo y muy especialmente, entre todos los españoles debemos decidir si queremos o no que siga Sánchez al frente del Gobierno.
Aconsejan los expertos en previsión que ante un acontecimiento futuro deben contemplarse todas las opciones posibles. Siguiendo el consejo, conviene prever qué puede suceder si es Sánchez quien gana el combate electoral, bien entendido que su victoria no requeriría ser el más votado en voto popular, sino conseguir una composición del Congreso de los Diputados que le vuelva a otorgar la investidura. A fin de cuentas, ganar es gobernar.
La primera cuestión que debe considerarse es el posible escenario parlamentario que resultaría tras las elecciones. Según el consenso demoscópico, el resultado electoral del PSOE será en todo caso peor que el de 2019 y el de su actual socio de Gobierno también mientras que, por el contrario, el obtenido por el PP será considerablemente mejor que el cosechado hace cuatro años. Esto quiere decir que, de lograr ser investido, Sánchez tendría una debilidad parlamentaria significativamente mayor que la actual. Vamos, que para imponerse al centro derecha en cualquier votación en el Congreso necesitaría el apoyo de la práctica totalidad del resto de los grupos parlamentarios. Además, por ser el partido más votado, con toda seguridad la mayoría en el Senado correspondería al PP. Sin ningún género de dudas, en clave parlamentaria tendríamos el Gobierno más débil de la historia de la democracia iniciada en 1977.
«La presión fiscal que sufrimos los españoles ha subido en 2022 hasta el 42,2%»
En esta legislatura hemos conocido lo que ha supuesto la actual debilidad parlamentaria de Sánchez, por lo que no resulta difícil imaginar lo que puede suponer que en la próxima fuera aún mayor. Si en estos años hemos visto hasta qué punto Esquerra Republicana de Cataluña, Bildu y, en ocasiones el PNV, han condicionado la política española, produce temblores pensar qué pudiera pasar en el caso de una victoria de Sánchez que mantenga la palanca de condicionamiento a los anteriores, pero accediendo también a ella Junts per Catalunya, el BNG, Más País, la CUP y demás grupos minúsculos del Congreso… La multiplicidad de compromisos que asumiría Sánchez ante cada votación y el producto de lo que allí se vote puede dar lugar a cualquier cosa que imaginarse pueda. Ante este posible panorama es obligado formularse varias preguntas.
¿Hasta cuánto pueden llegar a subirnos los impuestos? Según una reciente información del Instituto de Estudios Económicos, la presión fiscal que sufrimos los españoles ha subido en 2022 hasta el 42,2%. De ser así, ello supondría que, desde su llegada al poder, Sánchez la ha aumentado en siete puntos porcentuales dado que en 2018 era el 35,2%. No está mal, aumentarla un 20% en cinco años. Pero eso si, nuestra renta per cápita sigue estancada en torno a 25.000€, lo que significa que nuestro esfuerzo fiscal ha aumentado considerablemente. En todo caso, la voracidad de los Gobiernos de Sánchez por disponer de más recursos para seguir gastando en lo que sea no augura que fuera a detenerse el crecimiento de la exigencia tributaria que se nos impone.
¿Hasta cuánto puede llegar el importe de nuestro endeudamiento? En sus años de Gobierno, Sánchez la ha aumentado en 300.000 millones de euros hasta situarla en más de un billón y medio, 32.000 euros por español. Con la actual perspectiva de aumento de los tipos de interés, el volumen de nuestra deuda supone que sus intereses son un agujero por el que se escapa una buena parte de lo que pagamos en impuestos. Conviene recordar que en la última colocación de letras del Tesoro, hace tan solo unos días, el interés comprometido ha sido el 3%, el más alto desde hace una década. Por lo expuesto, es más que previsible que la carga financiera de la deuda aumente de modo significativo.
«La economía española ha sufrido en los últimos años una peligrosa elevación del nivel de intervención estatal»
¿Hasta qué punto puede llegar el intervencionismo económico del Gobierno? Conviene recordar que la economía española ha sufrido en los últimos años una peligrosa elevación del nivel de intervención estatal. Prácticamente no hay sector económico que haya resistido a la tentación gubernamental de meter su mano. Escuchando a los socios de Sánchez, de Gobierno y parlamentarios, parece claro que la actual tendencia estatista seguiría su curso.
¿Hasta dónde puede acrecentarse el tratamiento territorial desigual? En esta legislatura hemos contemplado que el habitual privilegio disfrutado por Cataluña y País Vasco se ha multiplicado por la imperiosa necesidad de Sánchez de contar con los votos de fuerzas políticas de ambos territorios. El nuevo escenario parlamentario que vendría de mantenerse Sánchez en La Moncloa augura la prolongación del citado estatus privilegiado al que puede añadirse algún otro territorio que disponga de uno o dos diputados regionalistas en el Congreso.
Y, finalmente, ¿hasta dónde puede llegar el proceso de centrifugación del Estado? Siendo como son independentistas los socios preferentes de Sánchez, su mayor debilidad parlamentaria difumina los posibles límites de sus futuras cesiones a los que no quieren ser españoles. Hasta tal punto que desde la racionalidad y desde la experiencia más reciente es imposible negar incluso la mayor, que los secesionistas consigan arrancarle un referéndum -se llame como se llame- en el que la autodeterminación esté de algún modo presente.