THE OBJECTIVE
Fernando Fernández

Esos indeseables ricos latinoamericanos

«Ahora que hay una oportunidad de convertir Madrid en una capital económica y humana de América Latina, viene el sectarismo sanchista a arruinarla»

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Esos indeseables ricos latinoamericanos

Ilustración de Erich Gordon.

El presidente Sánchez es un genio. No contento con resolver el problema catalán, va a acabar con el aislamiento secular de España y entre Davos y Bruselas nos va a devolver el protagonismo internacional que por cultura, tradición, historia y belleza nos pertenece. Pero en ese diseño grandioso nos sobran los ricos latinoamericanos, esos gusanos reaccionarios que se han empeñado en venir a Madrid. Por eso ha mandado a su ministra de Hacienda que les castigue con un régimen fiscal persecutorio y a su vicepresidenta económica que repita en inglés, para que le entiendan en Miami, que los latinos no son bienvenidos, que son ricos y de derechas.

Les confieso mi admiración por ese prodigio de coherencia que es el presidente. La misma semana que pretende ocupar telediarios y prensa adicta con reportajes a todo color de su presencia en Davos y su excelente inglés, no como ese pueblerino de Feijóo que apenas farfulla gallego y nunca puso el pie más allá de las casas de sus emigrantes en América, envía a sus ministras contra el principal activo internacional de este país. Solo faltaría que bajo su beatífico mandato de la España plurinacional, Madrid, esa colonia rebelde, se convirtiera en la capital de América Latina, en el centro de negocios, inversiones, educación, residencia y ocio de los referentes económicos, empresariales, intelectuales y sociales al sur del Río Grande. No lo permitirán Piqué ni Junqueras.

El osado Lasquetty, ese gusano madrileño que hizo fortuna intelectual en Centroamérica tras la caída del aznarismo en vez de quedarse a medrar de intermediario y conseguidor, que es lo que hacen los buenos patriotas, ha tenido la brillante idea de atraer capital y talento a España, y ha empezado por Madrid que es su responsabilidad actual. En su descaro, ha querido utilizar las facultades de competencia fiscal que le confiere el Estado de las Autonomías para compensar a los inversores en la Comunidad del castigo que les ha supuesto el nuevo impuesto a los ricos aprobado por el Gobierno central. ¡Fíjense si será reaccionario que ha utilizado el tramo autonómico en el IRPF para bajar impuestos! Y lo que es peor, aún presume el muy truhan de que ha aumentado la contribución de Madrid al fondo de solidaridad interterritorial. Intolerable, claman los mensajeros del poder; fraude de ley argumentan los más sofisticados, el tramo autonómico se concibió como un recargo, no es de libre disposición ni permite reducirlo. Menos mal que pronto vendrá Conde-Pumpido y su mayoría al dictado sanchista a aclarar las cosas y declarar anticonstitucional tamaña osadía.

«Fíjense si están mal las cosas que tenemos una tasa de paro del 13% y aún hay que importar trabajadores»

Que desfachatez lo de reducir impuestos a los ricos sudacas, con la de necesidades sociales insatisfechas que hay. Fíjense si están mal las cosas que tenemos una tasa de paro del 13% y aún hay que importar trabajadores porque no se cubren las vacantes. ¿Y saben por qué? Porque los empresarios son unas jetas y se están forrando, como nos ha aclarado con su proverbial clarividencia la vicepresidenta del ramo, un ramo que no cubre ir a Marruecos por lo visto, porque allí no molan los saharauis. Menos mal que Podemos ha tenido el valor de contestar a este atropello social y exigir una renta garantizada de 700€ a 1.400€ al mes desde los 18 años. Es lógico, es el complemento necesario de las reformas educativas y de la nueva ley de universidades. Un nuevo acuerdo social frente a las desigualdades creadas por la pandemia, la globalización y la revolución digital, un acuerdo progresista por el que te pagan por no aprender nada y luego te siguen pagando porque no encuentras trabajo. Y cuando el presidente Sánchez está a punto de convencernos de que hay recursos para todos, gracias a que su liderazgo internacional nos asegura la generosidad europea, va el rufián madrileño ese y baja impuestos a los ricos latinoamericanos. Eso que ni siquiera son rubios y guapos como nosotros, y son tan antiguos que hablan español.

Han sido varias las ocasiones en la que España ha renunciado a tener protagonismo americano. La más grave sin duda cuando sacrificó sus lazos históricos y comerciales por no atrasar la entrada en la entonces Comunidad Económica Europea. Una cierta élite española, entre vergonzante y supremacista, siempre ha creído que ser latinos nos impide ser europeos. Recuerdo bien mis épocas empresariales, cuando a las grandes multinacionales españolas no les gustaba que se las tildase de latinoamericanas e insistían en ser globales, cuando su presencia efectiva más allá de América era insignificante. O cómo en las grandes universidades y escuelas de negocios españolas preocupa el exceso de cuota latina en su alumnado y claustro. No soy capaz de encontrar ejemplos semejantes en el Reino Unido, Holanda o Francia. Estos países siempre se han beneficiado de su especial relación con India, los países del Golfo, África y otras antiguas colonias. Y han defendido con dureza sus preferencias comerciales, aduaneras, culturales, etc. Pero España siempre ha sido diferente, ha comprado la leyenda negra y parece abjurar de su pasado.

«La gente se está yendo de América Latina, no solo los ricos, también los jóvenes, los emprendedores»

Cuando yo estudiaba estas cosas de las multilatinas, se hablaba de variables de atracción y rechazo como factores explicativos de su crecimiento. Los de rechazo, nos vienen dados; nacen del propio fracaso de muchos países del continente embarcados en políticas populistas que anulan la seguridad jurídica y la estabilidad de personas y capitales, y a los que se unen la ceguera norteamericana y su incapacidad crónica para entender al continente sin paternalismo ni dominio. La gente se está yendo de América Latina, no solo los ricos, también los jóvenes, los emprendedores. Recordemos que es un hecho establecido en la literatura económica que emigran los mejores, los que más capital humano y capacidad de adaptación, sacrificio y asunción de riesgos tienen. Y se están viniendo a España, para complementar nunca sustituir a Estados Unidos, por sus factores de atracción, por su cercanía cultural y humana, por las facilidades legales, por su capacidad de integración y, en el caso de Madrid, porque ha adoptado una política específica; se ha propuesto, en el marco de sus competencias legales y contra todo el poder estatal, crear un régimen regulatorio, fiscal y laboral competitivo.

Ahora que una vez más hay una oportunidad real de convertirnos en una capital económica y humana del continente latinoamericano, cuando Madrid destaca en todos los estudios internacionales como destino preferente, viene el sectarismo sanchista y se ocupa de arruinarla. Hasta ahí podíamos llegar. Que Madrid crezca, prospere y ayude al crecimiento y desarrollo español es todo un insulto a la memoria histórica, a las políticas de reconocimiento de la diversidad. En su miopía sectaria, solo conciben el mundo como un juego de suma cero; como un quítate tú que me lo quedo yo. Si Madrid crece mucho, es malo para todos porque es a su costa. Como si la economía mundial funcionara como el reparto de un número fijo de peldaños de riqueza. Todos los países juegan sus cartas en el flujo mundial de capitales y talento. España tiene una excelente mano, pero está empeñada en desperdiciarla. Es más, el Gobierno trabaja intensamente para que sea así, para que perdamos otra oportunidad histórica. Por puro sectarismo. Solo en la Comunidad de Madrid parecen conscientes de que esta vez está en nuestra mano y están apostando por ello, con seriedad y profesionalidad. Pedir lealtad institucional al presidente Sánchez va contra toda la evidencia de su legislatura. El César ha hablado y dictado sentencia, más vale pobres que con Madrid convertida en capital mundial. Que se enteren estos gusanos de una vez.

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