Sánchez feroz en Cataluña
«Como suele suceder con los cobardes, el presidente saca los colmillos con el débil. De ahí la campaña que ha emprendido contra Castilla y León»
Y por fin el presidente del Gobierno respondió con firmeza en Cataluña. Inesperadamente, ahí estaba Sánchez para sacar el colmillo. Se podía esperar, quizá, después de lo ocurrido en Castilla y León, donde Moncloa ha amagado incluso con el 155 sarcásticamente filtrado a través de La Vanguardia. Y en definitiva al estadista nunca se sabe dónde se le puede esperar. Mientras Esquerra jugaba a ser aparato del Estado y enemigo del Estado, a poner una vela a Dios y otra al diablo, a pilotar la respuesta del sistema y la respuesta antisistema… apareció el presidente. Hay que felicitar a Sánchez y felicitarse por la contundencia al fin de su respuesta. Esa claridad era necesaria. Y era el lugar para hablar del Estado de derecho.
A Sánchez, claro, le ha acompañado una batería de declaraciones de sus pretorianos, esa guardia de corps fiel. También ellos, entre las infamias del independentismo, han secundado al presidente. Ahí estaban, por supuesto, Isabel Rodríguez, Bolaños, María Jesús Montero, Pilar Alegría… mientras Pere Aragonès plantaba a los presidentes de España y Francia para sostener en sede institucional que el procés no ha terminado. Isabel Rodríguez dijo «hoy actuamos en defensa de las competencias del Estado en un trámite previo al recurso al Constitucional». Pilar Alegría no descarta un 155 llegado el momento. María Jesús Montero advierte que «ningún paso atrás».
Y Sánchez por fin lo dijo:
–El Gobierno de España va a velar para que se cumplan los derechos de los españoles y españolas vivan donde vivan.
Por fin, ¡en Cataluña! Ahí…
Ahí acaba la ficción, porque ésta y todas las demás declaraciones por supuesto se dirigían contra Castilla y León, no contra Cataluña, o la Generalitat. La frase de Sánchez, proclamada en efecto en Cataluña, después de que Aragonés hubiera dado plantón a la parte solemne de la ceremonia, era una advertencia seria… a Castilla y León. Con contundencia, Sánchez advirtió que «el Gobierno de Castilla y León sabe que tiene que responder» para que «se cumplan los derechos de los españoles y españolas vivan donde vivan».
«Los elogios de Sánchez y los suyos al diálogo se limitan a Cataluña»
Algo así, claro está, jamás lo hubiera dicho sobre Cataluña, o sobre el Govern. Sánchez ha visto a los indepes faltarle el respeto al Jefe del Estado, incumplir la ley en las escuelas y amedrentar a familias desamparadas incluyendo crías pequeñas, apedrear violentamente a los agentes de la Policía Nacional, ocupar el segundo aeropuerto español y cortar carreteras o vías ferroviarias protegidos desde el poder al grito de apretéu!, denigrar al Estado de derecho e internacionalizar su propaganda falsaria contra España… y jamás ha dicho nada. Ha tragado todo eso, anteponiendo su oportunismo, callando siempre para cuidar a sus socios. Y como suele suceder con los cobardes, saca los colmillos con el débil. De ahí la campaña que ha emprendido contra Castilla y León, más allá de la propuesta estúpida de Vox y la miopía de Mañueco para no detenerlo a tiempo. Y sigue sin rebajar la tensión de la mandíbula. Quiere sangre.
Por supuesto hay una oportunidad para el diálogo, que Sánchez ha elogiado sin ambages. Sánchez se felicita a sí mismo por esa vía, que Isabel Rodríguez ha calificado como «la única vía para el progreso». «Gracias a esa apuesta que ha hecho este Gobierno por el diálogo, hoy afortunadamente España vive una situación muchísimo mejor», añade Pilar Alegría. Pero estos elogios de Sánchez y los suyos al diálogo se limitan a Cataluña. Con Castilla y León cero diálogo. Allí despachan, tras amenazarlos con el espantajo del 155, un requerimiento apremiante de tono hostil. La Vanguardia, en una maravilloso lapsus freudiano, hablaba de la Jurisdicción Tendencioso Administrativa.
Sánchez está dispuesto a poner a Castilla y León contra las cuerdas, aunque desde allí respondan que no hay nada aprobado oficialmente, y por tanto nada que rectificar. En cambio, a sus socios, esos que se manifestaban fuera contra la cumbre entre, máxima consideración. Siempre delicado hacia ellos. Sánchez ni siquiera quiso hurgar en la herida de la división del independentismo y evitó mencionar lo sucedido allí. Se reserva las invectivas para comunidades como Castilla y León.
De la cumbre quedó incluso un detalle muy significativo. Pedro Sánchez, incapaz de defender el uso del español ante las instituciones catalanas, se ha comprometido a pelear para el uso del catalán ante las instituciones europeas. Puede ser un buen retrato de lo que es Sánchez.