MyTO

Manejar la frustración de Irene Montero

«Quien ha hecho del Código Penal su campo de juego político no puede, so pena convertirse en déspota, confundir el ‘espíritu de la ley’ con sus fines ideológicos»

Opinión

Ilustración de Erich Gordon.

  • Nacido en Jerez de la Frontera pero afincado en Madrid desde finales de los ‘80, Alejandro Molina es abogado, ha sido colaborador en distintas etapas de los diarios El Catalán, Crónica Global-El Español y El País.

Ya es oficial. Tras cuatro meses de vigencia de la ley del solo sí es sí y trescientas revisiones de condena después, el diario gubernamental par excellence nos daba cuenta este sábado de que «no se sabe aún cómo lo hará, y no parece sencillo, pero lo que hay es una decisión política del presidente, Pedro Sánchez, de hacer algo para frenar la sangría de imagen para el Gobierno».

Como aclara el remitido, se trata solo de política-imagen; porque jurídicamente no puede aplicarse retroactivamente una nueva reforma legal que perjudique a ningún reo por hechos anteriores a su entrada en vigor. Técnicamente no hay solución: las revisiones favorables –que nunca se producirían- seguirán llegando en un continuo goteo hasta la última celda donde haya un condenado beneficiado por la ley del solo sí es sí.

Asumido que la avería legislativa ya no tiene remedio y descontadas las medidas de marketing, vamos a lo mollar para ti, Pedro: cómo manejar la frustración de la ministra que encarna (probablemente como candidata) la otra muleta sobre la que -junto con la del secesionismo convicto- habrías de sostenerte en una nueva investidura.

Al igual que Irene Montero, que es licenciada en Psicología, no sabe una palabra de Derecho, yo no sé una palabra de Psicología. Pero así como ella se aventura a despachar leyes orgánicas de reforma del Código Penal, yo no me atrevo sugerir el manejo de su frustración sin echar mano de los expertos. Así, tengo leído que entre los jóvenes es muy frecuente -nos dicen los psicólogos- que aparezcan problemas para tolerar la frustración cuando no consiguen algo que desean o la atención de los demás. En el caso de Irene, en la elección de su deseo tiró por elevación, y siguiendo al utópico Petrashevski, ella, «incapaz de encontrar nada en los hombres o en las mujeres que mereciera [su] adhesión, decidió dedicar[se] al servicio de la humanidad»; al de la mitad de la humanidad para ser exactos, la integrada por las mujeres, o eso dice ella. A ver quién es el guapo que tasa esa frustración.

«La ministra está aún en la fase de rabia y ella no tiene culpa de nada»

Visto el servicio prestado a la mitad de la humanidad por Irene y su ley, veamos, Pedro, el abordaje de la frustración de su anhelo. Lo primero, nos alertan los expertos, es la importancia de distinguir entre la rabia y la frustración. Son, explican, conceptos diferentes, aunque frecuentemente desencadenen reacciones muy parecidas. Cuando sentimos frustración nos culpamos a nosotros mismos por no materializar un deseo determinado. Sin embargo, al experimentar rabia sentimos que la culpa es de otros. Vaya por dios. Tengo para mí que la ministra está aún en la fase de rabia, porque hasta hoy mismo tiene declarado que es el machismo de los jueces lo que impide la aplicación de la ley según su recto entendimiento y espíritu, y que ella no tiene culpa de nada. Por contra, si Irene estuviera ya en la fase de tolerar su frustración, le serviría para superar retos futuros (por allá asoma ya su ley trans) con inteligencia y determinación; la legitimaría a perseguir sus sueños, le daría energía para no temer al fracaso o las equivocaciones, la haría sentirse fuerte y segura. Esto nos dice la Psicología.

Mas ¿qué puedes hacer tú, Pedro, como presidente? Habla con tu ministra adolescente sobre sus sentimientos, esto le ayudará a procesar sus emociones. Compartir lo que es frustrante o abrumador para ella puede proporcionarle una sensación de alivio. Estar cerca y conocer qué pasa con las emociones de tus socios de gobierno te ayudará a entenderlos, pero sobre todo a sentir que pueden contar contigo, y, sobre todo, que tú puedes contar con ellos para seguir siendo presidente.

Pero mientras abordas psicológicamente la frustración de Irene, Pedro, recuerda que quien ha hecho del Código Penal su campo de juego político no puede, so pena convertirse en un déspota, confundir el «espíritu de la ley» con sus objetivos ideológicos. El espíritu, la interpretación teleológica o finalística de la norma penal no es libre, está acotada y ha de ser restrictiva, y es el legislador que malogró su redacción quién ha de asumir su responsabilidad, y no trasladarla a los jueces para que la apliquen según aquellos fines ideológicos.

Esto pasa cuando todo problema se quiere arreglar, y construir al hombre nuevo, por la vía punitiva. En el 15-M, cuya inspiración ideológica reivindican, les faltó una pancarta: «SOMOS JÓVENES, CAMBIAREMOS EL MUNDO: DADNOS EL CÓDIGO PENAL». Díselo, Pedro.

Montero se aferra a la ‘Ley del solo sí es sí’ y el PP tiende la mano al PSOE para cambiarlaMontero se aferra a la ‘Ley del solo sí es sí’ y el PP tiende la mano al PSOE para cambiarla
5 comentarios
  1. Psilvia

    Me temo que «confundir el espíritu de la ley con sus fines ideológicos» no se le puede reprochar en exclusiva a la ministra Montero. De su relato se desprende que nuestro flamante presi Pedro «el magnánimo», no solo que está libre de culpa y viene a salvar a las mujeres de las garras de Montero, sino que también está en disposición de «manejar la frustración de la ministra». Craso error.
    Por otro lado, se diría que es la propia ministra la que ha redactado la ley de su puño y letra, Lo digo porque el hecho de que Montero sea licenciada en psicología (con un expediente excepcional) es irrelevante o parece haber tenido escasa influencia para obtener su cargo como ministra de igualdad. Un cargo en el que se le habrán valorado otros méritos. Y para muestra, el botón de la alumna con el «mejor expediente» de la Facultad de Ciencias de la Información de la Complutense. Bien es cierto que todavía no ha llegado a ministra, pero en su minuto de oro hizo bastantes méritos. En ambos casos la ideología prevalece sobre la formación académica y valía profesional, que quedan en un plano muy secundario.

    Y por cierto, si hubiera investigado un poco sobre «el cerebro de de la operación» del «solo sí es sí» sabría que la autora que ha contribuido a gestar el bodrio de ley es una alumna de Derecho de la Universidad Pompeu Fabra de Cataluña en su trabajo de fin de grado del curso académico 2019-2020. Actualmente, abogada.

  2. BrainStorming

    Ya lo dice un viejo refrán: «Quien con niños se acuesta mojado amanece», cuyo significado viene muy al caso «No conviene confiar el manejo de los negocios a personas ineptas o de poco seso, pues seguramente no obtendrá beneficio alguno». En este caso el gobierno ni siquiera lidia con la ausencia de beneficio, sino con un roto descomunal.
    Y me temo que, ni acudiendo a la psicología tiene arreglo este desaguisado (como analogía los autobuses de psicólogos que ya se recomendaron hace unos años para resolver el «conflicto» en Cataluña) Lo único que cabe es pararlo, para no volver a reproducir un gobierno que, en mi opinión, está afectado de lleno por «el síndrome del emperador».
    Significado en psicológía: «El Síndrome del Emperador -o tirano- es un trastorno de conducta que afecta a niños y adolescentes, en la que éstos acaban desafiando seriamente a los padres. Insultos, falta de respecto violencia física o verbal, son algunas de las conductas que estos niños manifiestan. Los niños sienten que tienen el control. Bien sea porque los padres les hayan dado muchos privilegios y no hayan sido muy conscientes al imponer normas y límites, o porque no han podido hacer frente a tiempo a las primeras rabietas y demandas del niño.»
    Donde dice «padres», póngase «ciudadanos», o «votantes», y tendremos la lectura psicológica de la situación española actual. Y no es fácil de reconducir.

  3. Feliu

    Pedro está consultando si el «pulso freudiano» es la causa de todo este descalabro.

    Puede que sus emociones, las de Pedro también, estén «desacompasadas», no tengan el equilibrio necesario….

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