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¿Puede ocurrir aquí lo de Brasil?

«Pero aún más altamente probable se antoja que secesionistas periféricos de muy surtido pelaje y condición corran en auxilio del candidato del PSOE frente al ganador en términos del sufragio popular directo»

Opinión

Pedro Sánchez.

  • Gallego practicante pese a residir desde la tierna edad de 5 años en Barcelona, ciudad donde se licenció en Económicas. Ha sido editor de El Correo Financiero además de colaborar en distintas etapas, entre otros medios de comunicación, en COPE, ABC, Es Radio, El Mundo y Libertad Digital.

¿Cabría la posibilidad de que ocurriese en España lo mismo que en los Estados Unidos de Trump y en el Brasil de Bolsonaro si la derecha ganara las elecciones con relativa claridad en las urnas pero, merced al renovado apoyo en las Cortes de los independentistas vascos y catalanes, Pedro Sánchez se encontrase en condiciones de arbolar otro bloque de investidura tan heteroclito como el actual a fin de continuar al frente del Gobierno? No se trata de una pregunta retórica ni baladí la que se formula el politólogo Lluís Orriols en su último libro, Democracia de trincheras; no lo es, entre otras razones, porque un escenario en diciembre que se aproxime mucho a ese resulta no sólo probable, sino altamente probable. Altamente probable es, en efecto, que la derecha se imponga de modo más o menos claro en las generales. 

Pero aún más altamente probable se antoja que, en el supuesto de poder sumar entre todos la mitad más uno de los asientos de la Cámara, secesionistas periféricos de muy surtido pelaje y condición corran en auxilio del candidato del PSOE frente al ganador en términos del sufragio popular directo. Y aunque quepa descartar de plano la segunda parte de la conjetura -un asalto tumultuario a edificios institucionales-, toda vez que en la sociedad española no se alcanzan ni de lejos los niveles de polarización y de violencia civil presentes en esos otros dos países, sí podría darse, en cambio, una situación en la que la legitimidad del Ejecutivo fuese puesta en cuestión desde sectores amplios de la sociedad. No sólo desde entornos políticos y mediáticos próximos a lo marginal, como ahora mismo ocurre. Es un escenario factible que -sigo especulando- podría desencadenarse en paralelo a un eventual vacío de poder dentro del principal partido de la derecha. 

«Feijóo ha aterrizado en Madrid armado con una pistola que carga una única bala»

Porque Feijóo ha aterrizado en Madrid armado con una pistola que carga una única bala. Por razones de edad, del feroz cainismo consustancial a las luchas por el liderazgo en PP y PSOE, y porque él mismo lo ha anunciado en público, la suya es una apuesta de todo o nada. Si no alcanza la Moncloa en diciembre, se retirará, lo que acarrearía una reapertura del melón sucesorio llamada a añadir gasolina al fuego de la tensión ambiental. Puede, sí, sonar a fantasioso cuanto llevo escrito hasta aquí, pero convendrá conmigo el lector en que mucho más inverosímil resultaba hace apenas un lustro la hipótesis de que el partido de Felipe González y de Alfonso Guerra optase por apoyarse de modo estable en comunistas, independentistas insurreccionales catalanes y antiguos soportes políticos de ETA para gobernar España. La definitiva asunción, ahora explícita e indisimulada, del independentismo por parte de la antigua Convergència, la sigla de referencia de las clases medias autóctonas, ha roto la ley no escrita que en su tiempo obligaba a los nacionalistas catalanes a no impedir que el partido nacional con más escaños ocupase el poder en Madrid. 

Esa ley quedó derogada, y para siempre, el 1 de octubre de 2017, lo que nos aboca a un  horizonte de cuestionamiento crónico de la autoridad del poder constituido en el plano nacional. Pocos aquí lo saben, pero la izquierda griega encabezada por la Syriza de Tsipras ganó las últimas elecciones generales. Así, entre los cuatro grupos de izquierdas con representación parlamentaria – Syriza, los comunistas ortodoxos, la lista de Varoufakis y el Pasok-  obtuvieron 24 actas más que Nueva Democracia, el partido del actual presidente del país, Mitsotakis. Pero nadie en Atenas cuestionó la legitimidad de la derecha para formar gobierno. Pues ocurre que su ley electoral, una sensata norma pensada para evitar situaciones como la que pronto nos espera a nosotros, premia con un plus de 50 escaños adicionales a la minoría mayoritaria en los comicios. Y de ahí que Mitsotakis logre gobernar sin periódicos  sobresaltos agónicos ni recurrentes hipotecas deshonrosas. Tenemos tanto que aprender de Grecia.

8 comentarios
  1. Recaredo

    Pero que pasa, ya estamos allanando el camino para la performance, como la navajita plateá pero a lo grande? Van a soltar a las chusmas podemitas con fachaleco y aguiluchos? No se yo, se tendrían que duchar para dar el pego…

  2. Pasmao

    Buen titular y enfoque inicial. Pero que se deshace según avanza la columna, como suele ser habitual en su autor.

    No entra en el fondo.

    Y es que Trump y Bolsonaro no es que tuvieran a la extrema izquierda enfrente, es que tuvieron a todo el establihment globalista. Sobre todo Trump, que incluía además de a toda la prensa, al mundo de la las tecnológicas oligopolísticas mas ese consorcio militar industrial y a parte de su propio partido (los Bush, Cheney y demás). Que en el caso de Bolsonaro lo tuvo también en contra pero de rebote. Ya que de haber estado Trump en el poder es muy posible que la presión que hubo desde los USA (de Biden) para que no ganase y si lo hiciera Lula no habría existido, y muy posiblemente también habría ganado.

    Aquí el PP tiene en su favor que el establishment globalista está con él, sólo si no pacta con VOX. Establishment que también está con Sánchez. De ahí la gran posibilidad de ese pacto que en el PP ansían pero del que prefieren no hablar.

    El problema de fondo en el que no se ha querido meter el autor es el del fraude electoral.

    Si Trump y Bolsonaro no gobiernan ahora es porque un hubo fraude en las elecciones que perdieron, fraude que favoreció a su alternativa Biden, Lula. Guste o no guste. Fraude que fue apoyado por el globalismo, y todos los antes mencionados.

    Y si Sánchez puede ganar las elecciones, o bien perderlas Núñez es por exactamente por lo mismo. Lo que le preocupa al PP es que por depender de VOX para gobernar desde el ámbito globalista se ampare el fraude electoral de Sánchez.

    Ese es el verdadero meollo de las elecciones generales. Pero ahí el Sr García Domínguez no se atreve a meterse.

    Una pena, porque el titular y el primer enfoque no estaban mal tirados.

  3. McNamara

    Si en las próximas elecciones el «Frankestein» suma, nos encontraremos con que se comerá los recortes de la UE, la pérdida de confianza de Europa, los tremendos recortes que habrá que hacer en salarios y pensiones públicas. en suma, el rescate del BCE a nuestra economía.
    No sé si esto será bueno para el PSOE , pero creo que no. Morirá de éxito. La coalición no aguantará por que no habrá dinero que la amalgame, y si PP y Vox están listos gobernarán en la siguiente con comodidad. Salvo que el PP se hunda por que es capaz de ello y Vox al final siga el camino de Cs o UPyD.

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