Sanidad madrileña: mentiras y verdades
«No existe en la comunidad una situación peor que la existente en el conjunto de España y aún más, en diversas facetas, el servicio sanitario es mejor»
Escuchando a los líderes de la izquierda española, a los de la madrileña y a los de sus sindicatos afines, se debería pensar que en la Comunidad de Madrid tenemos un sistema sanitario propio del inframundo, poco menos que similar al que sufren los residentes en Cuba, Venezuela, Bolivia o Nicaragua. Personalmente discrepo de manera radical con semejante consideración. Primero, porque creo que la sanidad española está entre las mejores del mundo. Segundo, porque opino que la madrileña no está ni con mucho entre las peores de España. No obstante, dado que por deformación personal tengo el vicio de intentar formar mis opiniones en base a datos y estadísticas, he decidido bucear en Internet en busca de la información que me iluminara sobre la cuestión.
Sobre la primera cuestión he podido comprobar que los estudios de la OMS, la Unión Europea y otros de entidades privadas sitúan a nuestra sanidad en el grupo de cabeza de los rankings mundiales. También que, según se refleja en el Barómetro sanitario del CIS, los españoles seguimos básicamente satisfechos con nuestro sistema de salud, y ello sin desconocer que la actual escasez generalizada de personal sanitario, médicos y enfermeros ha empeorado la calidad de la atención sanitaria que se presta en España. Sobre la segunda cuestión -la sanidad en la Comunidad de Madrid en relación con la del resto de las autonomías- he encontrado un documento titulado Radiografía de la sanidad, fechado el 30-01-2.023 y que lleva el logo de Radio Televisión Española, en el que se afirma que para su elaboración «hemos acudido a múltiples fuentes de información que, posteriormente, hemos limpiado, transformado y analizado». Entre las fuentes aludidas, en el documento se citan al Ministerio de Sanidad y al Instituto Nacional de Estadística -en los que se refiere a datos y cifras- o al CIS -en lo que respecta a valoraciones dadas por los encuestados en el Barómetro antes citado-. El contenido del documento me ha convencido del grado de falsedad de las afirmaciones que proclaman el pretendido caos sanitario que estaría dándose en la Comunidad de Madrid. Paso a exponer los principales datos de la reseñada Radiografía para que juzguen los lectores.
«La Comunidad de Madrid ofrece mejores resultados que la media nacional en tiempo de espera para lograr una consulta»
En lo que hace al tiempo de espera para lograr una consulta, la Comunidad de Madrid ofrece mejores resultados que la media nacional, cualquiera que sea el ámbito médico al que se refiera la consulta solicitada: Cardiología, Otorrinolaringología; Urología, Ginecología, Neurología, Oftalmología… Pero aún más, considerando conjuntamente todas las especialidades médicas el tiempo de espera existente en la CAM -51 días- está entre los tres más reducidos, justo después del País Vasco y de Baleares y, consecuentemente, con mejor resultado que las otras 14 comunidades autónomas. Conviene señalar que el tiempo medio de espera en España es 79 días, un 60% más que el existente en Madrid.
Todavía ofrece mejores resultados la CAM en lo que se refiere al tiempo que debe esperar un paciente para que se le practique una operación quirúrgica, pues su dato -65 días- es el más reducido de entre todas las comunidades autónomas, siendo prácticamente la mitad que el correspondiente a la media nacional -113 días-. Es especialmente destacable la notable diferencia existente con determinadas comunidades como Cataluña y Aragón -151 días de espera en ambos casos-, Canarias -144 días- o Extremadura -139 días-.
La Radiografía de RTVE expone también datos relativos a la dotación de camas hospitalarias, expresándola en el número de las existentes por cada mil habitantes. En este caso, la Comunidad Autónoma de Madrid se encuentra en el entorno de la media nacional pues dispone de 2,73 camas por cada mil madrileños en tanto que a nivel nacional existen 2,95 por cada mil españoles. Por último, en el plano de la valoración dada por los usuarios, la sanidad existente en la Comunidad de Madrid recibe una calificación global de 6,3, nota que es plenamente coincidente con la media nacional resultante de las respectivas calificaciones de todas las comunidades, destacando que las calificaciones de éstas oscilan entre el 5,9 y el 6,8.
«Los datos desmontan la existencia del desastre sanitario de Madrid que interesadamente se pretende propagar»
En definitiva, tanto los datos objetivos como los valorativos que hemos reseñado en los párrafos precedentes desmontan categóricamente la existencia del desastre sanitario de Madrid que interesadamente se pretende propagar. No existe en la comunidad madrileña una situación peor que la existente en el conjunto de España y aún más, en diversas facetas, el servicio sanitario que reciben los madrileños es mejor que el dispuesto por la mayoría del resto de los españoles.
Como último dato destacable, señalaremos que también figura en la Radiografía que estamos reseñando que Madrid es la comunidad autónoma que tiene un menor gasto per cápita en sanidad, dato que permanentemente enarbolan los que quieren hacernos creer que la sanidad madrileña es una catástrofe. Al enarbolar como estilete agresivo el citado dato, olvidan los catastrofistas varias cuestiones relevantes. Una, que la superpoblación -relativa- de Madrid provoca los efectos propios de toda economía de escala. Dos, que la mayor densidad de población en la Comunidad de Madrid reduce determinados costes-transporte, centros con escaso nivel de usuarios…-. Y tres, que en la gestión de los recursos existe una cosa que se llama eficiencia, cualidad que permite mejorar la ratio calidad/coste en la producción de un bien o en la prestación de un servicio. De ahí que la capacidad del Gobierno autonómico de Madrid de ofrecer una sanidad comparable -mejor en algunas facetas- a la ofrecida por los demás Gobiernos regionales haciéndolo a un coste per cápita menor, lejos de ser criticable es merecedora de un especial reconocimiento. A fin de cuentas, que nuestros gobernantes sean eficientes al gestionar los recursos que nos detraen es una exigencia que no debemos olvidar. Cuestión distinta son las campañas políticas que, además, se disparan hiperbólicamente en los periodos preelectorales.