MyTO

¿Qué va a pasar?

«Si Sánchez ganase las elecciones, seguiría gobernando con el apoyo de todas las fuerzas antinacionales que en estos momentos existen en España»

Opinión

Ilustración de Erich Gordon.

  • Joaquín Leguina. Villanueva de Villaescusa (1941). Nací en el año del hambre, pero lo hice en la tahona de mi abuela Pilar. Estudié el bachillerato con los curas escolapios en Santander y la licenciatura en CC. Económicas en Bilbao. Después fui becado en la Sorbona, donde obtuve dos master y un doctorado. También me doctoré en la Complutense. Más tarde saqué la oposición a Estadístico Facultativo del INE (hoy Estadístico Superior) y como tal trabajé para la CEPAL en Chile, donde me pilló el golpe de Estado de Pinochet.
    He sido profesor en la Complutense y concejal en el Ayuntamiento de Madrid. Y diputado nacional. Ah, se me olvidaba (hace ya tanto tiempo), también he sido presidente de la Comunidad de Madrid durante doce años. He escrito novelas, relatos, ensayos y cientos de artículos en variados periódicos y revistas.

A todos nos gustaría saber cuál va a ser nuestro futuro y también conocer lo que ocurrirá en las próximas elecciones, que en nuestro caso de españoles tienen una primera fecha el 28 de mayo de 2023 (municipales y autonómicas) y otra a finales de este año (elecciones generales). Respecto a estas últimas, compruebo la muy alta preocupación que esos resultados provocan en gente tan apreciada y apreciable como son tres intelectuales tan notables como Jon Juaristi, Andrés Trapiello y Álvaro Delgado-Gal.

Empezaré por lo que ha respondido Juaristi en una entrevista publicada en El Debate el sábado pasado:

«Todo lo que hemos tenido delante es una apisonadora en contra de la Constitución. Todo lo que ha sucedido durante estos años catastróficos: gestión de la pandemia, de la crisis económica, el cinismo en la acción de gobierno apoyada por los nacionalismos periféricos… Todo ha generado tal nivel de estupor que la población no acaba de creerse lo que está viendo».

«Estamos –añade Juaristi- en un momento crítico; ha habido una ofensiva muy fuerte en contra del sistema constitucional, y la Constitución de 1978 se ha resentido».

Una vez más oigo decir lo mismo: que si Pedro Sánchez ganase las elecciones, «sería el fin del sistema constitucional», pues seguiría gobernando con el apoyo de todas las fuerzas antinacionales que en estos momentos existen en España, es decir, Podemos, los partidos nacionalistas y los partidos separatistas. Los aliados de Pedro Sánchez exigirían un cambio de sistema, que requiere invalidar la Constitución de 1978.

Por su parte, Andrés Trapiello comenzaba su artículo (1) en términos verdaderamente demoledores:

«Se recordará a este Gobierno de progreso (‘bajel pirata que llaman / por su locura el Temido’) como el ciclón más reaccionario, regresivo y devastador que haya cruzado España ‘del uno al otro confín’ desde que hay registros democráticos».

«Han hecho trizas medio Código Penal a favor de los sediciosos catalanes, bendiciendo, a més a més, sus latrocinios y corrupciones; han rebajado las penas a cientos de delincuentes sexuales contra quienes se lo estaban advirtiendo a voces y con las manos pegadas a la cabeza; se han hecho con trapos viejos de la memoria histórica un traje a medida, y, sí, a Sánchez se le recordará como el genuino Francostein. Han votado la transley: al fin tenemos una naturaleza alternativa; cada cual podrá decidir el reino al que quiere pertenecer, mineral, vegetal o animal, ser varón o mujer».

«Se adivina un fin de ciclo, pero también podría significar el fin del sistema»

Y Trapiello se pregunta si antes de las elecciones generales Sánchez y sus apoyos políticos (todos contrarios a nuestra Constitución) acabarán por asfixiarnos atacando las pocas fortalezas (contrapoderes) que de momento sobreviven: los llamados altos tribunales y la institución monárquica. «Eran y son una banda, y, desde luego, tenían un plan. ¿Alguien lo duda?».

A propósito de la institución monárquica nos recuerda Trapiello que Sánchez dijo no hace mucho que la II República fue un «vínculo luminoso».

«No lo tendrán fácil –añade Trapiello- desde luego, porque se trata de una monarquía constitucional y un Rey, Felipe VI, como no lo ha habido en España desde Carlos III».

Por su parte, Álvaro Delgado-Gal escribió el último sábado (2):

«Sánchez es un revolucionario performativo: está destruyendo el Estado por desmaña, tontería y falta de escrúpulos, no movido de una urgencia ideológica. Su mentalidad es distinta a la de sus socios. Pero ha decidido darse los apoyos que están a la vista. Y ahora le toca apurar el cáliz hasta las heces».

Se adivina un fin de ciclo, pero también podría significar el fin del sistema. Si ganan las elecciones Sánchez y sus coaligados (Podemos+nacionalistas), nos dice Delgado-Gal que «todo podría cambiar. Les recomiendo templar el ánimo leyendo historia, o también literatura. Una recomendación: asómense a La novela de Lot, en la que Juan Pedro Aparicio, el gran escritor leonés, recorre, a través de una fusión parcial de su obra, los diversos momentos de nuestro pasado próximo».

En fin, un futuro negro que sin Sánchez será menos amenazador.

(1). El Mundo, 18 de febrero de 2023.

(2). Abc, 18 de febrero de 2023.

35 comentarios
  1. Halcon

    Vaya panorama, la perspectiva deprime a una parte de la población (yo me incluyo).
    El sistema está fuertemente agitado, las fuerzas centrífugas y las centrípetas creo que han polarizado mucho.
    Las centrífugas conducen al fin del sistema y las centrípetas a mantenerlo
    Sánchez en el trineo, el exponente de las centrífugas, (también podría ser de las centrípetas, pues no tiene más ideología que el trineo, le daría igual quien tirara)
    De todas formas a veces, ocurren acontecimientos improbables, esperamos que sea el cisne negro favorable.

  2. 23xtc

    Que tiempos aquellos Leguina cuando escribiste que las leyes de género penales, que votaste en el congreso a favor por cierto, eran contrarias a la presunción de inocencia para los hombres, y lo escribiste en medios digitales, se lo dijiste a Griso y te tembló el pulso delante de ella, te cambio la cara y tu teatral forma de ser tertuliano cuando ella te dijo enfadada, sin mirarte, «las están matando»

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