THE OBJECTIVE
Carlos Mayoral

La vergüenza de Bernarda Alba

«Deduzco que esta nueva crisis moral en la estamos inmersos cambiará el concepto y el trasfondo del mito de la familia Alba»

Opinión
Comentarios
La vergüenza de Bernarda Alba

Una representación de 'La Casa de Bernarda Alba'. | WikiMedia Commons

Me levanto. Es domingo y, pese a que he madrugado, afuera luce radiante el sol, síntoma maravilloso de estas semanas previas al cambio de hora. Así que se alarga el día poco a poco, florecen jacintos y azaleas, se acerca la canícula y yo ya no tengo que acordarme de vosotras, lejanas tardes de marzo, porque estáis por fin con nosotros. Sin embargo, esta felicidad se apaga cuando, aprovechando el solecito y el aroma de los idus, abro el móvil como si fuese un periódico y me encuentro con la noticia: Hollywood planea adaptar La Casa de Bernarda Alba. De momento se conocen pocos detalles. Que la trama se traslada al siglo XXI, que se desarrolla en Miami, y que la protagonizarán tres guapos actores y actrices yanquis con sus bíceps hercúleos, sus labios operados, sus juventudes desenfrenadas y sus cosas.

Permita usted, querido lector, que descrea de cualquier cosa que se adapte a este presente nuestro, siempre comprometido y solidario. Máxime cuando esa adaptación viene del paraíso wokista por excelencia. Puedo visualizar el filme. Puedo ver a las hermanas Alba vestidas de blanco para no herir sensibilidad de raza alguna. En vez de guardar ocho años de luto por su padre, dedicarán catorce a rajar de su machirulismo y complicidad con el patriarcado. La madre, Bernarda, no será agresiva con ellas, sino que utilizará técnicas de mindfulness para hacerles reflexionar. Pepe el Romano paseará con su caballo alrededor de la finca, hecho por el que será denunciado por maltrato animal, cambiando el jamelgo por una furgoneta híbrida enchufable. Poncia, la criada, reclamará ser dada de alta en la seguridad social, basta de cobrar en negro. Al final de la obra -peligro, spoiler-, Adela, la hija pequeña, no se ahorcará, sino que será hallada muerta en extrañas circunstancias.

«La acertada crítica del papel tenebroso que ocupaba la mujer en aquel tiempo se retorcerá y se inflamará con esta ideología, hasta hacerle perder a esta especie de alegato feminista lorquiano su verdadera esencia»

No me malentienda, lector: estoy a favor de las adaptaciones. Desde Shakespeare y Lope, la literatura ha vivido de adaptar los grandes mitos. Hay multitud de casos exitosos en este sentido, desde El Tenorio de Zorrilla hasta La Tejedora de Sueños de Buero Vallejo. Sin ir más lejos, esta misma obra de Lorca ha sido adaptada en el pasado con cierto talento. Sin embargo, deduzco que esta nueva crisis moral en la estamos inmersos cambiará el concepto y el trasfondo del mito de la familia Alba. La maravillosa y acertada crítica del papel tenebroso que ocupaba la mujer en aquel tiempo se retorcerá, se inflamará con esta ideología chusca que todo lo impregna, hasta hacerle perder a esta especie de alegato feminista lorquiano su verdadera esencia. Y lo peor aquí es el lugar al que se relega el arte: un mero instrumento en manos del populismo, sin sentido estético, sin intención estilística. Será un panfleto contemporáneo al servicio de un cine en decadencia, simple propaganda. O quizá no, y sólo sea una sospecha desacertada de este atormentado juntapalabras. En fin, ahí afuera siguen floreciendo caléndulas y lirios, el sol avanza y el verano se acerca sin parar un punto. Me queda esa última palabra de la obra de Lorca: silencio.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D