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La puntita del Gobierno, nada más

«Sánchez no ha querido una crisis que fuera más allá. Su Sanchidad no está ahora para que parezca el Consejo de Ministros justamente lo que es: una olla de grillos»

Opinión

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

  • Madrid, 1967. He sido columnista en Libertad Digital, Vozpópuli y El Español. Ahora escribo en La Razón y THE OBJECTIVE y hablo en Herrera en Cope. Soy profesor titular de Historia del Pensamiento en la UCM. Tengo unos cuantos libros de historia y política.

Sánchez no ha querido una crisis que fuera más allá. Tenía que parecer un relevo obligado por esa cosa tan molesta que son las elecciones. Su Sanchidad no está ahora para que parezca el Consejo de Ministros justamente lo que es: una olla de grillos. Transmitir normalidad era la consigna, como esas parejas que aparentan vivir en el paraíso, pero cuando nadie mira se tiran los trastos a la cabeza. Por esto ha sido una crisis tan insípida y menguada.

Los sustitutos de las ahora candidatas del PSOE son simples obreros del partido. Absolutos desconocidos. Tampoco las que se van eran muy populares. No vayamos a creer que Darias y Maroto son reconocidas más allá de la acera de su ministerio. Quizá la primera en Canarias porque está muy vinculada a su política desde hace años; pero la otra, Navajita plateá, conoce Madrid como yo el cinturón de asteroides de Saturno, de lejos. 

Los dos nuevos ministros tienen el mismo perfil: fieles servidores de la causa sanchista. No merece la pena apuntar sus trayectorias o sus estudios cuando solo cuenta su lealtad al líder. La novedad ha sido que Sánchez necesitaba genitales masculinos. No se les preguntó por el sexo sentido, sino por el visible. El casting fue rápido. Un vistazo de cintura para abajo y comprobación de servicio ciego al líder, y listo. Ahora sí ha quedado todo ajustado a la ley de paridad. Esto me recuerda a esa persona que entró en una librería y pidió libros de color azul para que le pegaran con la decoración.

«Sánchez sabe que es muy importante no distraer al adversario cuando se está suicidando»

Muchos querían que Sánchez echara un par de huevos a la sartén y se deshiciera de Irene Montero. Es normal. No ha habido ministra de izquierdas que hiciera más daño a la causa desde los tiempos del GAL. Pero Su Sanchidad no ha querido su sustitución. Lógico. Podemos vive en una guerra civil permanente, en un idus de marzo constante, y mantener a las podemitas y animar al tiempo a Yolanda Díaz supone conservar el equilibrio de fuerzas para que se desgasten ambas partes. Sánchez sabe que es muy importante no distraer al adversario cuando se está suicidando. 

El resto es un ruido que no deja oír cómo el cerebro de Sánchez teje su red. Al tiempo que despotrica contra el líder del PP -me refiero a Feijóo- para ganarse el sueldo de progresista, tiene en la cabeza los movimientos y reacciones del resto de actores políticos. Si Fraga albergaba felizmente el Estado en su cabeza, este, nuestro Sánchez, maneja con soltura un manual de muerte asistida del enemigo. Que nadie piense que el presidente está fuera de juego, o que afloja porque tiene un pingüe puesto internacional al alcance de la mano. Quia. Morirá matando, si es que muere. 

El hecho de que haya cambiado dos cromos porque le han obligado en el patio del colegio, no significa que no sea el matón del cole. Todo lo contrario, Sánchez va colocando sus piezas con autoridad y sentido. Ahora pone a un gallego en el Ministerio de Sanidad para luego colocarlo como candidato a la Xunta de Galicia

Sánchez tiene muy interiorizado que su objetivo es mantenerse en el poder, y que todas sus decisiones deben ir encaminadas a ese fin. No tiene nada que ver con la gobernabilidad, que es lo que critica el PP, ni con la habilidad de los ministros en su trabajo. Si le hubiera convenido una crisis total del Gobierno con 22 ceses, no duden que habrían rodado 22 cabezas. Su propósito ahora es consolidar el sanchismo en el Gobierno y en el PSOE de cara a la cohabitación con la formación que esté a su izquierda. Y si es con Yolanda Díaz y su coalición amable, mucho mejor. 

30 comentarios
  1. Casandro

    Y por último pensar que Sánchez no dispone de una maquinaria electoral capaz de incidir en todo el sistema de manera legal e ilegal es de ingenuos.

    El PSOE siemore ha contado con esa maquinaria de sociólogos, publicistas, informaticos, etc para las campañas electorales, y ha tenido gente muy buena, a uno de ellos lo entrevistó «The Objective» hace unos meses.

    Hoy día al igual que la Agenda 20-30 cuenta con especialistas para modificar las constituciones y leyes a la carta, Chile, Perú, Argentina, COVID y estados de alarma ilegales, leyes de Seguridad Nacional como la española, etc, etc, cuenta tambien con un elaborafo plan de «pucherazo electoral» conveniente, manual que se puede apreciar en el interes de muchos paises por cambiar las reglas electorales.

  2. Benito

    Sánchez está tranquilo, porque tiene bajo control a INDRA, el CIS, Correos… y seguramente estará metiendo sus manos en la Junta Electoral Central, así que ahí lo tenemos, el PUCHERAZO está cantado.

    Lo importante es crear un monstruo fascista -qué digo fascista, nazi- en la opinión pública con sus activistas mediáticos -tipo Jordi Évole en la entrevista a Macarena Olona, por ejemplo-, y así aunque el pucherazo sea evidente a la izquierda le dará igual, pelillos a la mar, con tal de que los nazis de VOX no gobiernen y tal. Todo sea por la «socialdemocracia», de izquierdas, claro.

    Ya sabemos cómo funciona la política. Y el PSOE es capaz de eso y mucho más; GAL, utilización de los cuerpos calientes de los 200 muertos del atentado del 11-M para un golpe de estado blando -o sea, mediático-, pactar con ETA, liberar a violadores y pederastas, indultar a golpistas, etc., etc. A ver si vamos abriendo los ojos de una p… vez.

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