Incendios de izquierdas y de derechas
«Ni siquiera a la hora de combatir el fuego y de evitar la consiguiente desertización hay acuerdo entre los distintos partidos políticos»
Pedro Sánchez visitando la zona afectada por el incendio de Castellón. | Europa Press
«La emergencia climática es cosa del presente», afirmó el lunes el presidente del Gobierno en su visita al Puesto de Mando Avanzado del incendio de Castellón, acompañado por el «chamuscado» Ximo Puig. Y, para echarle una mano al candidato socialista en la Comunidad Valenciana, anunció inmediatamente después la «reconstrucción de todo lo que se ha perdido y dañado».
Nada que ver con sus palabras de la semana anterior, en la moción de censura. «Sus incendios los hemos tenido que pagar todos, ante la ausencia de medios y la desprotección», dijo refiriéndose a los siniestros del pasado verano en Castilla y León y quejándose de que el candidato Ramón Tamames no hubiera hecho ninguna alusión en su discurso al cambio climático que los provoca. Sánchez se ha hecho fotos en los dos escenarios calcinados, aunque ninguna comparable al posado famoso del incendio de Casa de Miravete (Cáceres), el 18 de julio de 2022.
Para el presidente, las llamas que arrasan y calcinan los montes castellonenses no son tan devastadoras como las que asolaron y calcinaron los bosques de la Sierra de la Culebra, en Zamora. Otra cosa es que las consecuencias de esos incendios sean muy parecidas. En vísperas electorales, este mago de la simulación, la impostura y la propaganda ve peligrar su futuro y no le importa en absoluto jugar con fuego.
Durante la extinción de los incendios de Castilla y León, se criticó –y con razón– la falta de medios y de prevención. Todo fue un desastre. Hasta los sindicatos se quejaron de la precariedad de los bocadillos que entregaba la Junta a sus bomberos y retenes: tres lonchas de embutido en media barra de pan del día anterior. En la visita de Sánchez a los calcinados montes de Barracas (Castellón), las crónicas no recogen ninguna queja o reclamación. Ni tan siquiera se han cuestionado los sistemas de prevención.
El fuego no tiene ideología, pero sí la tienen la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, y la ministra de Defensa, Margarita Robles, que insistieron el pasado fin de semana en sus críticas y llamadas de atención a Alfonso Fernández Mañueco, alertándole del peligro, mientras las llamas ya habían comenzado a arrasar más de 4.000 hectáreas de bosque en una comunidad gobernada por el Partido Socialista. Mientras tanto, el fuego había obligado a desalojar de sus viviendas a cerca de 2.000 personas.
«A Sánchez ya sólo le falta decir que los peores incendios son aquellos que se originan en comunidades gobernadas por la derecha»
Hay que insistir en que lo de Castellón es culpa del cambio climático, no vaya a ser que le reste votos a Ximo Puig en las elecciones del próximo mes de mayo, y recordar que los incendios del año pasado en Zamora son responsabilidad de un gobierno del PP, ahora coaligado con la extrema derecha. Y que nadie se salga del guión diseñado por los asesores del presidente.
«Hay que ser transparentes con los medios disponibles, que no suceda lo que sucedió el año pasado», avisaba Sánchez al PP en la moción de censura. Se le olvidó mencionar, mira por dónde, los datos estadísticos demoledores facilitados hace algún tiempo por el Sistema Europeo de Información de Incendios: España, a principios de agosto de 2022, acumulaba casi el 40% (39,39%, para ser exactos) del total de hectáreas quemadas en la Unión Europea, por delante de Rumanía y Portugal.
Ante este panorama, lo lógico y natural sería aunar esfuerzos y trabajar de manera coordinada –Gobierno y oposición– para hacer frente a los incendios provocados o fortuitos, protegiendo nuestros montes, tanto en invierno como en verano. Sin embargo, ni siquiera a la hora de combatir el fuego –310.000 hectáreas calcinadas en España en 2022– y de evitar la consiguiente desertización que provocan los incendios en nuestro territorio, hay acuerdo entre los distintos partidos políticos.
A Sánchez ya sólo le falta decir, aunque lo insinúa, que los peores incendios son aquellos que se originan en comunidades gobernadas por la derecha.
