Censura nueva
«Lo monstruoso de la actual inquisición es que no ataca la moral de algún libro, proyecto, drama, cuadro o similares, sino que va directa a la yugular del autor»
Los procesos contra las obras de arte obscenas o consideradas inmorales fueron bastante frecuentes en el siglo XIX. Entonces ya no se quemaban las obras condenadas, como en tiempos de la nobleza, pero el efecto que tenían sobre los autores, en la época burguesa, eran devastadores.
Sin embargo, también apareció un fenómeno paralelo y es que los juicios y condenas se convirtieron en un gran espectáculo social y fueron jaleados por los medios de comunicación, ya entonces enormemente influyentes y, como en la actualidad, muchos de ellos al servicio del poder. Acaba de aparecer un breve librito con la historia del proceso de Flaubert y Baudelaire que merece la pena leerse para extraer consecuencias inmediatas. Lo firma Ignacio Echevarría en Alpha Decay con el título No se parece usted a nadie. Fueron dos de los más famosos juicios y condenas del siglo XIX, pero están cargados de enseñanza para la actualidad.
Se instruyeron contra Flaubert por Madame Bovary y contra Baudelaire por Les Fleurs du mal, ambos el mismo año de 1857. Para un lector actual es incomprensible que aquellos textos escandalizaran a nadie. Sin embargo, los periodistas de la época siguieron sumisamente el juicio moral de los tribunales y calificaron a las obras como obscenidad, basura y estiércol con una agresividad que denuncia la inseguridad moral y la hipocresía de los verdugos. No muy distinta sería la reacción del mandarinato cuando se expuso la Olympia de Manet que hoy nos parece absolutamente casta, además de una obra maestra. Ello no obstó para que fuera calificada de pornografía, exaltación de la prostitución, obra artísticamente mediocre y condenada de modo unánime por la burguesía del segundo imperio.
«La actual moral represora es mucho más dañina porque no destruye las obras sino las personas»
Todo lo anterior debería hacernos pensar en lo que está sucediendo en nuestros días. Desde luego en España, gracias a la izquierda, pero en realidad en los EEUU que es donde comenzó el fenómeno de la cancelación y la nueva represión moral imitada por Podemos y demás nuevos inquisidores. Si entonces los juicios contra Flaubert y Baudelaire sirvieron para lanzarlos a la popularidad y consiguieron que sus libros se vendieran en abundancia, la actual moral represora es mucho más dañina porque no destruye las obras sino las personas, directamente.
Lo monstruoso de la actual inquisición es que no ataca la moral de algún libro, proyecto, drama, cuadro o similares, sino que va directa a la yugular del autor de tal modo que no hay posible beneficio secundario en la venta de sus obras, sino súbita destrucción de la persona física, de su carrera, de su reputación, de su honra o de sus posibilidades de trabajo.
No sé si se observa adecuadamente la diferencia entre la censura opresiva de la burguesía del ochocientos y el malvado fusilamiento sin juicio de aquellos que son señalados por los fariseos de la izquierda actual. Con un matiz añadido. Su agresividad es tan viva y destructiva que se produce el fenómeno añadido de una censura preventiva. Cuando los responsables de un diario, de una editorial, de una agencia de espectáculos censuran aterrados a Shakespeare, a Caperucita, a Dahl y a tantos otros, están colaborando con una de las amenazas más miserables y repugnantes de nuestro tiempo. Más destructiva, desde luego, que la censura franquista.
Antes el progreso se conquistaba luchando contra la derecha reaccionaria… ahora lo mismo, pero contra la izquierda reaccionaria… vivir para ver…
«The Objective» (sic), medio ultraderecihsta al servicio de los peores intereses, oculta que, aprovechando la Semana Santa, Isabel Díaz Ayuso ha renovado los contratos por los que la Comunidad de Madrid S.L. paga 4,60 euros por cinco comidas diarias en las residencias de ancianos. Los indecentes políticos de derechas que no darían a sus padres lo que dan a los ancianos de las residencias públicas que gestionan, y todos los fachas miserables y columnistas de este panfleto infame que apoyan a esa arpía deberían ser alimentados con esa bazofia.
Aquí tenemos el primer ejemplo de esta nueva censura peor que la de las monjas y los curas de Franco: hay que hablar de lo que él diga, donde él diga, y cuando él diga… los que no son de su cuerda sociopodemita son franquistas y fachas, y así… mira Pequeño Franquito, a dar la murga a otra parte, cantamañanas…
Es un placer comprobar cómo este indigente descamisado viene aquí a rabiar con su neura y sus milongas.
Hay que INFORMAR. Yo no digo que no se informe de cosas que el gobierno hace mal, pero la prueba de que este medio no es «Objective» y que está pagado por la ultraderecha, es que no se informa de nada malo de la derecha, en particular de Isabel Díaz, que mata de hambre, literalmente, a los ancianos de las residencias. ¡ 4,60 euros POR CINCO COMIDAS DIARIAS! ¿Qué veneno para ratas se compra con eso? Hasta «El Español» se ha hecho eco de la noticia. Pero «The Objective» calla.
Es un enfermo terminal rojelito.
El Español: Ayuso renueva los contratos por los que paga 4,6 euros por cinco comidas para residencias públicas.
Fachas asesinos, cómplices de los campos de concentración de la Comunidad de Madrid S.L.
Fachitas rebozándose como cerdos en sus mentiras.
Fachas asesinos, cómplices del maltrato y desnutrición de los ancianos de las residencias de la Comunidad de Madrid S.L. Ojalá vuestros padres mueran así, mal alimentados y maltratados por vuestra política de cabecera, esa arpía que escatima dinero con los más vulnerables. ¡4,60 euros por cinco comidas diarias! Pero «The Objective», panfleto al servicio de los verdugos, calla. Hay que vivir, ¿no? Periodistas indignos que cobráis por callar.
Caballero, no sabe de lo que habla.
La ignorancia será la tumba de la ultraizquierda reaccionaria y fachonga,
Estudie.
Para mi hay un aspecto mucho más negativo en la actual censura que la del siglo XIX o épocas anteriores.
Aquella censura era el resultado de un cambio que se producía hacia la libertad, había un punto comprensible en que parte de esa sociedad se sintiera amenazada en su moral que, hasta ese momento, le guiaba en lo que tenía que hacer.
La libertad se habré paso con lucha, con conflicto y, a veces, con violencia.
Hoy no, ya hace tiempo que cogimos el camino de la libertad, de la tolerancia, que admitimos la diferencia y defendemos ese espacio tan frágil y nuevo como es la libertad individual.
Pero una horda de izquierdosos embrutecidos nos quieren volver a los tiempos más oscuros de persecución, de censura, de linchamiento del diferente, ahora es una vuelta atrás, nos quieren quitar algo que creímos ya conquistado, que tanto esfuerzo, sacrificio y sangre costó.