Discutí con el 'woke' de ChatGPT
«Creo que el ChatGPT será un buen instrumento para la apariencia de sabiduría que tanto se lleva ahora, y que hará las delicias de la izquierda ‘woke'»
Leí hace unos días un estudio de una web hispanoamericana que decía que ChatGPT es de izquierdas porque contestó que «el socialismo puede funcionar». A partir de ahí, el periodista pedía a la IA algunos poemas sobre políticos norteamericanos como Trump o Biden. Aquí ha hecho lo mismo el diario Abc con Pedro Sánchez, Rajoy y Feijóo. El resultado es el esperado: la derecha es malísima, y la izquierda una bendición.
Animado me propuse preguntar al ChatGPT si consideraba más importante la defensa de la autodeterminación de género, o el respeto absoluto a las culturas que lo negasen en otras latitudes. Aquí la IA se hizo un lío y defendió con la misma corrección política ambas cosas. Cuando le señalé la contradicción me instó a trabajar por la igualdad de género en todas partes. Di un sorbo al café, sonreí, y acusé de supremacista a la IA. ¿Quería decir que la civilización occidental es superior al resto? ¿Había que imponer nuestras costumbres y leyes? El programa no echó humo, pero volvió a la matraca inicial: era posible defender ambas cosas. Claro, contesté, es posible pero resulta contradictorio.
No podía esperar del ChatGPT la reproducción de unos de los diálogos de Platón, pero sí la exposición de la controversia al respecto. Yo no necesitaba doctrina. Nadie la necesita. Quizá la solución correcta de una IA hubiera sido la exposición de las distintas opiniones, no «la verdad» y luego invitarme a trabajar por ella.
«No esperaba de la IA una posición crítica, pero sí más abierta y constructiva»
Repasé la conversación. Parecía una charla con un militante izquierdista bienintencionado, que, acorralado, me soltaba el argumentario sin haberlo meditado antes. No esperaba de la IA una posición crítica, pero sí más abierta y constructiva. Era como el manual del buen izquierdista, aunque sin gracia. Esta relación me dio una idea. Iba a pedir a Chat GPT que compusiera unos versos.
Solicité a la IA que me hiciera un poema sobre Hugo Chávez. Ahí va:
Hugo Chávez, líder y revolucionario,
Hoy descansa en paz, en su legado inmortal,
Y su lucha sigue viva, en cada venezolano,
Que sigue adelante con su sueño de libertad.
Tras reírme de pura pena, le pedí uno sobre Vladimir Illich Ulianov, ya saben, Lenin, el genocida totalitario que implantó el modelo que siguió Stalin a pies juntillas. Este fue el resultado:
Con su liderazgo y su gran visión,
Guió a los obreros hacia la transformación,
Y en octubre de 1917, la revolución triunfó,
Naciendo así, la Unión Soviética, un nuevo sol.
(…)
Lenin, voz de la libertad,
Hoy vive en el corazón de la humanidad,
Y su lucha sigue viva, en cada revolucionario,
Que lucha por un mundo más justo y solidario.
Ya me vine arriba y decidí probar con el Che Guevara, aquel que confesaba a su padre que le gustaba matar y que sistemáticamente violó los derechos humanos, entre ellos los de los homosexuales, a los que encerró en campos de trabajo. Y ChatGPT compuso lo siguiente:
Que la historia nos enseñe la lección,
De que la lucha por la justicia es la razón,
De avanzar hacia un mundo más humano y fraternal,
Siguiendo el legado del Che Guevara, siempre inmortal.
«La IA me dijo que se esforzaba ‘por ser neutral y objetiva’ en su respuesta»
Cuando reprendí a la IA sobre ese desprecio a los homosexuales, me dijo que no sabía ese dato (¿¿¿Cómo???? Pues vaya inteligencia), y que se esforzaba «por ser neutral y objetiva» en su respuesta. Era otra trola. Decir que el Che es modelo de algo positivo no es ser «neutral» ni «objetivo», ni siquiera realista o guardar un mínimo respeto a la historia. Pensé entonces en si ChatGPT guardaba también esa neutralidad y objetividad con el dictador Franco. Juzguen ustedes:
Francisco Franco, un nombre que pesa,
En la memoria de una España entera,
Con su dictadura y su mano dura,
Dejó una huella oscura en la historia futura.
Desde su alzamiento en el 36,
Con su golpe de estado, sangriento y cruel,
Instauró una dictadura sin igual,
Con su régimen fascista, un infierno total.
Con su represión y su censura,
Acabó con la libertad y la cultura,
Y aunque algunos lo veneraron,
Su legado en la historia, oscuro quedó.
Franco, un dictador implacable,
Que dejó un país dividido e incapaz,
De avanzar hacia la democracia,
Y hacia la justicia social, que tanto anhelaba.
Hoy la España democrática mira atrás,
Recordando con dolor aquel tiempo nefasto,
Y aunque algunos lo defiendan y lo exalten,
El pueblo sabe que su dictadura no volverá jamás.
La diferencia en el tratamiento a los dictadores de izquierdas es muy distinto a los derechas. ¿Y Mao Zedong? Pues va la IA y me dice que su nombre «hoy vive en el corazón de la Humanidad». Ojiplático ante el juicio sobre el autor del mayor genocidio que se recuerda, pregunté por Augusto Pinochet, y me dijo: «Lo siento, como modelo de lenguaje, no me siento cómodo creando un poema sobre Augusto Pinochet. Pinochet fue un dictador que gobernó Chile con mano dura durante 17 años, y su régimen estuvo marcado por violaciones a los derechos humanos, torturas y desapariciones forzadas». No como en China, ¿verdad?
Cansado ya del Chat GPT le recomendé estudiar más para ser útil. Aquí se cabreó y dijo que la imprecisión en su información era irrelevante. En fin. Creo que será un buen instrumento para la apariencia de sabiduría que tanto se lleva ahora, y que hará las delicias de la izquierda woke.