Macron divide al mundo libre
«Es un craso error en tiempos de guerra e incertidumbre tratar como iguales a la democracia estadounidense y a la dictadura china»
Cuando Macron tomó por primera vez posesión como presidente de Francia lo hizo en la explanada del Louvre con la bandera y el himno europeo. En su visita a China parece que el diablo que fue Napoleón para Europa hubiera anidado en su interior. El presidente francés ha pisoteado sin rubor la insignia europea mientras Xi Jinping se regodeaba por lo bajinis de la presidenta de la Comisión Von der Leyen.
El frente unido de Europa que querían representar Macron y Von der Leyen quedó hecho añicos. Macron tenía una agenda repleta de actividades y fue aclamado por los chinos, mientras la presidenta quedaba en un segundo plano atacada por algunos medios como marioneta del presidente Biden. Sonrisas y apretones de manos para el líder francés, soledad para la presidenta de la Comisión Europea.
Con un orden liberal multilateral moribundo, Macron termina por mandarlo a la tumba al aceptar reuniones bilaterales con el presidente chino, pese a estar presente una de las representantes de la política exterior de la UE. La imagen internacional para Europa fue terrible. Subordinación de la UE frente a la supuesta grandeur de la Francia macronita acosada por las manifestaciones y huelgas internas por su reforma de las pensiones. El presidente francés vuelve a la independencia en política exterior de Paris como en los tiempos del General De Gaulle. Craso error de Macron en tiempos de guerra e incertidumbre tratar como iguales a la democracia estadounidense y a la dictadura china.
La sugerencia francesa de que Europa debe mantener una distancia estratégica con ambos rivales manda un mensaje contradictorio tras las críticas de Von der Leyen a China, previas a su viaje a Beijing, al acusar a Xi Jinping de apoyar a Putin con esa amistad sin límites que mantienen ambos líderes autoritarios. La presidenta de la Comisión Europea defiende la eliminación de riesgos en la relación de Bruselas con China, de la que tiene una fuerte dependencia comercial, sobre todo en el sector tecnológico que conecta con lo militar o cuando se violen los derechos humanos.
«Macron no se da cuenta que la Francia actual no es la potencia de antaño y que la UE no es nadie a nivel militar»
Macron, por el contrario, salió de Beijing con la venta de 160 aviones Airbus bajo el brazo por valor de 36.000 millones de euros. Esa transacción pareciera una venganza por el acuerdo Aukus sobre seguridad militar que anunciaron en 2021 los líderes de Estados Unidos, Reino Unido y Australia, y que enfadó a China y Francia. París fue la gran afectada porque el pacto supuso la ruptura de la venta a Australia de12 submarinos convencionales que iba a fabricar la empresa francesa Naval Group por valor de 51.000 millones de euros, que se terminaron comprando a Estados Unidos y con tecnología nuclear. Quizás los países firmantes del Aukus también se alegren de no tener en sus filas a un socio impredecible y poco leal en política exterior como Francia.
Otro punto caliente de la visita a China fue Taiwán, donde las diferencias entre Macron y Von der Leyen también quedaron al descubierto. La presidenta de la Comisión advirtió que era inaceptable el uso de la fuerza para cambiar de manera unilateral el statu quo de la isla, mientras el presidente francés insinuaba en Político que haría mutis por el foro en caso de una invasión china de Taiwán. Macron no se mostró dispuesto a defender a la democracia que fabrica la mayor parte de los semiconductores del mundo en caso de ser atacada por la dictadura china, para no seguir los pasos de Estados Unidos. En cuanto el vuelo del presidente francés partió hacia Paris, China lanzó maniobras militares en Taiwán en respuesta a la gira de la presidenta taiwanesa por Centroamérica y su visita al presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. No estaría mal que Macron revisara la historia francesa y recordará como el gobierno de Vichy permitió a los japoneses ocupar la Indochina francesa en 1940 y cinco años después la ocuparon en su totalidad antes de ser derrotados por los aliados.
Macron no se da cuenta que la Francia actual no es la potencia de antaño y que la UE no es nadie a nivel militar. Mantener a raya a Putin requiere de los Estados Unidos y de la unidad de las democracias. Declaraciones como las del presidente francés en China podrían resquebrajar de nuevo la relación transatlántica, dividir a la UE y alejar a los países del Este de Europa. El pequeño Napoleón se ha vuelto a equivocar como cuando previó la muerte cerebral de una OTAN que ahora está más viva que nunca.