El antisanchismo y el 28-M
«Díaz Ayuso ha reducido las elecciones del 28 de mayo a un plebiscito entre Sánchez o España. Un ejercicio de impostura y una dejación de responsabilidades»
En la esquina esperan los riders. A ojo diría que son una docena. Sus motos, con sus grandes baúles, se dispersan por la calzada y parte de la acera. Esperan pacientes, pendientes de las pantallas de sus teléfonos. Algunos están de pie, junto a la puerta. Otros se sientan en las repisas del bajo o en las escaleras del portal. Cada poco la puerta se abre y escupe una bolsa de cartón que uno de los chicos -casi siempre son chicos- coloca en su baúl y de inmediato arranca y vuela calle abajo. La escena se repite cientos de veces al día, de lunes a viernes, de medio día a media noche. Muchos vecinos la contemplan con angustia desde sus ventanas. Los más intrépidos y los despistados lo hacen a pie de calle, donde además del ajetreo se disfrutan los aromas. Desde varios metros se puede olfatear sin esfuerzo lo que quiera que estén preparado detrás de esos muros. La aglomeración de personas y motos, el ruido de voces y motores hasta bien entrada la noche, la bruma de monóxido de los escapes, la saturación de las salidas de humo y los olores… Estos son algunos de los problemas que provocan las llamadas cocinas fantasma que con la pandemia y el auge del delivery proliferaron en Madrid.
A unos 500 metros de allí está el Centro de Salud donde casi siempre faltan personal y recursos. ¿Saben cuánto gana un médico R1? Un poco más allá está el colegio concertado al que van los hijos de Luis. Es un centro religioso y él no lo es, pero me explica que en la Comunidad de Madrid apenas existen los concertados laicos: «Si no eres rico, o colegio público o colegio religioso, y el público está lejos de casa». Después me explicó que el suyo es concertado a medias, porque está tácitamente obligado a hacer una donación trimestral a no sé qué fundación. El colegio, me dice, es privado de facto. En España tenemos colegios que son como el AVE: los pagamos entre todos y los disfrutan unos pocos. La diferencia es que la alta velocidad no es un derecho básico.
¿A qué viene todo esto? Viene a que el domingo pasado, en una entrevista en Vozpópuli, Isabel Díaz Ayuso redujo las elecciones del 28 de mayo a un plebiscito entre Sánchez o España. Un ejercicio de impostura y una dejación de responsabilidades. El 28-M no elegimos contrapoderes al Gobierno central, sino gestores comprometidos a resolver los problemas que sí les competen.