Los que pagan todo el estaribel
«El 0.57% de la población, el primer grupo de ‘los vilipendiados’, mantienen el 20% del estaribel que cobija a las 48 millones de personas que tiene España»
Decía Benjamin Franklin que en este mundo solo había dos cosas seguras: la muerte y los impuestos. Parafraseando al genial político, polímata, científico e inventor estadounidense, sobre la muerte ya escribí en mi último libro (Atalaya, Editorial Huerta Grande), así que hoy me toca escribir sobre la otra certidumbre total, los impuestos.
Circula por las redes sociales un video viral de Ismael Clemente, consejero delegado y vicepresidente del grupo inmobiliario Merlin Properties, del que fue además su principal promotor. Merlin es una empresa del IBEX 35.
«Es el ejemplo de cómo la buena educación, el trabajo duro, y la audacia son el mejor ascensor social»
Quienes no conozcan a Ismael podrían pensar que es otro privilegiado más, un gran directivo hijo de las élites. Pero nada más lejos de la realidad. Ismael es hijo de maestros de un pueblecito de unos ochocientos habitantes llamado Valencia del Mombuey en Badajoz. Es un hombre cuyo éxito radica en haber aprovechado las oportunidades que le ha brindado la vida.
Por otro lado, Ismael se caracteriza por ser una persona con una inteligencia práctica, con un marcado liderazgo ‘auténtico’, sin estridencias, sin pelos en la lengua, con las ideas claras, que dice lo que piensa con sinceridad, valentía, y con un estilo sencillo, directo y llano.
Pero el artículo de hoy no va de Ismael, sino del sorprendente (para muchos) mensaje que lanzaba en ese vídeo. En el mismo explicaba cómo, en su opinión, se está produciendo en España lo que él llama una «vulgarización social». Es decir que en política «se disocia a los que votan de los que pagan» (en referencia, asumo, a la recaudación por IRPF por tramos de renta). Según Ismael, y utilizando su estilo dialéctico popular (transcripción casi directa de sus palabras):
«…los que votan son muchos y quién paga son cuatro. Y si los vas arrinconando y los vas vilipendiando y los vas denostando, al final la forma que tienen de defenderse es salir de naja. Y si se van, al final todos los que vilipendian e insultan se quedan en un totum rovolutum en donde lo que falta es lo importante, que es la pasta.. y entonces al país lo acabas de tirar al estercolero… por tanto, sujetar a los que pagan todo el estaribel, que son tres millones de tíos que realmente pagan todo el sistema, es lo complicado y espero que alguien se lo plantee en alguna ocasión».
Antes de entrar a analizar sus palabras, me atrevo a traducir algunas de los términos que utiliza en su alocución:
«Estaribel»: tenderete precario o instalación provisional, es decir como un entarimado para la venta de baratijas o un puesto veraniego para melones y sandías.
«Salir de naja»: del caló (lengua gitana) marcharse precipitadamente.
«Totum revolutum»: conjunto de cosas sin orden, revoltijo (locución latina).
Todos hemos entendido con claridad lo que quiere decir Ismael. ¿Pero cuánto de verdad hay en ello? ¿Y si fuera verdad, no habría que divulgarlo a los cuatro vientos para proteger los intereses de la inmensa mayoría, que son los cuarenta cinco millones de personas que se benefician de estos contribuyentes?
«No paran de divulgar consignas subliminales que fomentan el odio a lo privado, a los empresarios, a los autónomos exitosos profesionalmente»
Recordemos que los políticos populistas y los medios de comunicación afines, y sus acólitos en la televisión y el cine, no paran de divulgar consignas subliminales que fomentan el odio a lo privado, a los empresarios, a los autónomos exitosos profesionalmente, y en general a las rentas altas. No había más que ver las manifestaciones convocadas por las izquierdas este primero de mayo para comprobar la satanización del empresario, por parte de unos políticos a los que les pagamos el sueldo todos los contribuyentes.
Pues juzguen ustedes, queridos lectores, los datos oficiales del gobierno. Vamos a recurrir a los datos del INE y contrastar cuanto se recauda por el impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF o impuesto sobre la renta), por los distintos tramos del impuesto.
Las rentas altas, los que ganan más de 150,000 euros al año y que representan tan solo el 0.57% de los contribuyentes totales, sin embargo generan el 17.72% de todo lo recaudado por este impuesto. Es decir, unos ciento dieciocho mil contribuyentes, sobre un total de unos veintiún millones aportan una quinta parte de todo lo recaudado.
Pero si ampliamos un poco más el circulo para identificar a los «tres millones de tíos» que menciona Ismael, e incluimos a las rentas medias-altas, unos setecientos noventa y cinco mil, aquellos contribuyentes que ganan mas de 60 mil euros y menos de 150 mil por rentas del trabajo, y que son el 4.35% de los contribuyentes totales, nos damos cuenta que generan nada más y nada menos que el 21% del total.
Es decir que unos novecientos mil contribuyentes generan el 39% del total de los ingresos del estado por el impuesto sobre la renta.
Pero si analizamos los datos de la la clase media, los que ingresan mas de treinta mil euros, unos 4 millones de contribuyentes en total, allí ya se recauda otro 37% del total del impuesto.
«Sin esa quinta parte de recaudación, el país se hundiría totalmente, y no se podrían pagar las pensiones. Se produciría una «argentinización» del país»
Por lo tanto, analizando estos datos de manera sencilla, Ismael tiene absolutamente toda la razón: el 0.57% de la población, el primer grupo de «los vilipendiados», mantienen el 20% del estaribel que cobija a las 48 millones de personas que tiene España. Como hemos comentado antes, sin esa quinta parte de recaudación, el país se hundiría totalmente, y no se podrían pagar las pensiones. Se produciría una «argentinización» del país.
Pero, aún más claro, unos cinco millones de personas pertenecientes a la clase media, acomodada y rica, pagan el 76% de todo lo recaudado por las rentas del trabajo. Ojo, un 10% de la población total del país, genera el 80% de lo recaudado.
Obviamente, existen otros impuestos que ayudan a mantener el estado del bienestar, pero el IRPF representa el trozo más grande de la tarta, 42% del total recaudado por el estado. Pero es que, además, se da la paradoja de que los que pagan el 58% restante son probablemente los mismos que los que los pagan la mayoría del IRPF, pues son estos los que más gastan (IVA, 32% de lo recaudado) y los que emprenden (impuesto de sociedades, 12% del total). Finalmente, el 9% restante, los impuestos especiales (9%) se hallan probablemente mejor repartidos.
«En España hay en la actualidad un número desproporcionado de empleados públicos, unos 3,5 millones (el 17% del total de ocupados totales de España)»
«Para mas inri» (como me imagino diría Ismael coloquialmente, si él estuviera escribiendo estas líneas) en España hay en la actualidad un número desproporcionado de empleados públicos, unos 3,5 millones (el 17% del total de ocupados totales de España – si han leído bien -). Recordemos que a un empleado público, el sueldo se lo pagamos los contribuyentes, no el Estado. Porque como diría la primera ministra británica Margaret Thatcher «no existe el dinero público, solo el dinero de los contribuyentes». Por lo tanto, sí eliminamos a los citados empleados públicos (muchísimos de ellos puestos de trabajo vitales para el país, y grandes profesionales; pero la realidad de los contribuyentes es tozuda) de la ecuación, la conclusión es aún más flagrante: un mínimo número de personas mantienen el país.
¿Entonces, no es de sentido común que hay que promover la riqueza, fomentar el emprendimiento, y favorecer impuestos relativamente bajos, estables y predecibles, que aumenten la recaudación total? De todo esto no hay ejemplo más claro que Irlanda, que hartos de ser pobres decidieron bajar los impuestos, y lograron prosperidad para todos. Ahora recaudan casi el doble por ciudadano que España, con una presión fiscal cercana a la mitad. Otro ejemplo más cercano es Madrid donde la curva de Laffer (bajadas de impuestos aumentan la recaudación fiscal; aumentar los tipos impositivos más allá de un determinado punto es contraproducente para recaudar más) nos está dando a todos una gran lección práctica de economía. Madrid es una comunidad que atrae a los inmigrantes con ganas de trabajar duro y a las rentas altas de España, Europa, EEUU y de Iberoamérica, todo eso mejorando cada día los servicios públicos, y batiendo récords de recaudación impositiva. Por el contrario, no hay más que citar a Venezuela o Argentina, países inmensamente afortunados en recursos, y que eran verdaderamente ricos en el siglo pasado, para comprobar como la izquierda populista, los impuestos altos y la persecución al contribuyente de rentas altas y medias-altas acaban en una ruina absoluta para todos. Porque a partir de un cierto nivel de carga impositiva las rentas altas emigran y se genera más economía sumergida.
Y, ojo, les recomiendo que no circulen este artículo bajo ningún concepto, no vayan a leerlo los «tontos del bote» del estaribel hispánico (los «vilipendiados» que pagan esta fiesta), que sino a lo mejor deciden salirse de naja.