El desastre educativo en España
«Tanto el no estudiar en la lengua materna como la diferencia de criterios de corrección entre comunidades suponen un ataque a la igualdad de oportunidades»
El otro día, una madre indignada hizo público un correo que había recibido del instituto de su hija. Y no era para menos, la verdad. Más allá de los errores gramaticales y las faltas de ortografía (¡en el escrito de un centro escolar!), el remitente se presentaba como «equipo de interioridad» que, según sus palabras, «dinamiza y promueve experiencias en clave de interioridad y sus dimensiones (corporal, emocional y de trascendencia)». Reconozco que no tengo ni la más remota idea de lo que significa eso de «interioridad», pero he de decir que me suena a magufada total. El objetivo del correo era invitar a las familias a una sesión «preparada con cariño para que puedan conectar con ustedes mismos y pasar un agradable momento de aprendizaje». Vaya por delante que cada uno tiene una percepción diferente de lo que significa «agradable», pero es pensar en asistir a un acto así y empezar a sentir sudores fríos.
Este correo podría haberse quedado en una simple anécdota, pero es que cayó en mis manos casi a la vez que los resultados del último informe PIRLS que afirma que los alumnos españoles de 10 años tienen de media un retraso en la lectura de un curso con respecto a los de Gran Bretaña y de un curso y medio con respecto a los de Singapur. Cabe destacar que estamos hablando de la media española, pero como en España existen, en realidad, tantos sistemas educativos como comunidades autónomas, no quiere decir que sea así en todo el país. De hecho, Asturias, Castilla y León y Madrid están por encima de la media de la OCDE, pero el caso concreto del correo que nos ocupa es de Canarias, en la cola de las PIRLS junto a Cataluña, y ambas presentan dos años de retraso con respecto a Singapur y uno con respecto a Asturias. El Gobierno de Sánchez, con su habitual querencia a la opacidad, se negó a dar los datos disgregados hasta después de las elecciones para no afectar los resultados. Más allá de que esta falta de transparencia es inaceptable en una democracia, cabe destacar, además, que ni el País Vasco, ni Baleares ni la Comunidad Valenciana quisieron participar.
En todo caso, si la media española de comprensión lectora de los alumnos no es pésima, resulta evidente que el nivel educativo de muchas regiones lo es. En la educación primaria se deberían centrar gran parte de los esfuerzos en la lectoescritura, pero en lugar de eso, el foco de atención se está desplazando cada vez más a temas tan etéreos como la gestión de las emociones o tan acientíficos como la proliferación de géneros. Actualmente son muchos los centros escolares que se han alejado de la biología —y del sentido común— y se explica que no existen dos sexos, sino una amplia gama basada en los estereotipos sexistas más rancios. El tema roza ya la obsesión en algunos lugares como Cataluña y Canarias que, casualmente son las comunidades que sacan peores resultados en comprensión lectora.
«A mayor presencia del vasco en la educación, peores resultados en las evaluaciones internacionales»
A la falta de tiempo y atención que se le dedica a la lectoescritura, hay que añadir que en algunos lugares de España, la mayoría de los alumnos no la realizan en su lengua materna, pese a la unanimidad académica en torno a que esa es en la lengua en la que debe hacerse. En Cataluña, por ejemplo, los alumnos castellanohablantes sacan peores resultados que los catalanohablantes incluso cuando se distraen las variables socioeconómicas y en el País Vasco, a mayor presencia del vasco en la educación, peores resultados en las evaluaciones internacionales y de ahí que se hayan negado a participar en esta última convocatoria. Pero da igual, porque a los políticos no les importan los alumnos, sino su propia ideología. Les pongo un ejemplo evidente: pese a que el nivel educativo de Castilla y León roza la excelencia en varios ránquines internacionales y el de Cataluña es nefasto, la Ley Celáa está hecha a imagen y semejanza de la educación catalana. Eso sí, con un poco de suerte, la LOMLOE no va a estar vigente mucho tiempo.
Al margen de eso, creo que no hace falta ningún estudio para que todos tengamos claro que nos expresamos mejor en nuestra lengua materna. Pues, pese a eso, en lugares como Cataluña o Baleares, los alumnos que se presentan a las pruebas de acceso a la universidad reciben las pruebas en catalán y la mayoría ni siquiera saben que tienen derecho a poder hacer los exámenes en español. Estamos hablando de personas que se están jugando su futuro, ya que unas décimas pueden hacer que entren o no en la facultad que quieren.
A ello hay que sumar lo injusto que resulta que, pese a que los exámenes de acceso son diferentes en cada CCAA y los criterios de corrección, dispares, los alumnos pueden entrar en cualquier universidad española. Las diferencias son tantas como que en Extremadura y Castilla-La Mancha se suspende el examen si tiene más de cinco faltas mientras que en Cataluña y Galicia tan solo se baja medio punto. El agravio comparativo es todavía peor con respecto a Baleares donde casi ni afectaría a la nota, porque se empieza a penalizar a partir de los cinco errores y se puede sacar una buena calificación hasta con más de 26 incorrecciones ortográficas.
Tanto en el tema lingüístico como en la diferencia de exámenes y criterios de corrección entre comunidades suponen un auténtico ataque a la igualdad de oportunidades permitido por los diferentes gobiernos durante décadas y ante el que se está empezando a rebelar la sociedad civil encabezada por Escuela de Todos que combate sin ningún tipo de ayuda económica estos despropósitos perpetrados por políticos que se han dedicado a ir implantando reformas educativas que, a las pruebas me remito, han llevado a muchas CCAA al desastre hasta el punto que hay docentes que escriben con faltas de ortografía mientras dedican su tiempo a la interioridad y la trascendencia.